jueves, 21 de noviembre de 2013

EL RELOJ DE TORRE DE VILLAMAYOR DE LOS MONTES, UNA OBRA DE CANSECO


Torre relojera en el Ayuntamiento.

Tres cuerpos de fábrica y un campanario de hierro.


Tres campanas. 

FOTOGRAFÍAS: Torre relojera de Villamayor de los Montes 
(Tomadas en noviembre de 2013).


Último cuarto del siglo XIX, nace una nueva edad del hierro, que habría de perdurar en arquitectura hasta los años treinta del siglo XX. París, con su flamante Torre Eiffel, había marcado el camino. Tanto hierro junto no podía equivocarse y algunos arquitectos y profesionales trataron de seguir los pasos de la gigantesca obra con otras mínimas del mismo metal. Entre esas obras “mínimas” podríamos encuadrar las torres relojeras con campanarios de hierro. Y es que uno contempla la estructura de hierro de alguna de ellas, especialmente la torre del reloj de Villamayor de los Montes, y no puede por menos que soñar con el monumento parisino. El célebre relojero leonés,  Antonio Canseco, “Proveedor de la Casa Real”, según puede verse en placa comercial, fue el autor de esta obra en Burgos y constructor de las muchas torres relojeras que existen en España. Su firma aparece en el bastidor de la maquinaria del reloj, junto a una fecha: 1901.  Villamayor de los Montes, pues, debió inaugurar el siglo XX con un reloj que habría de marcar los ritmos de su existencia durante mucho tiempo. Son muchas las torres relojeras construidas por Antonio Canseco en España, todas con distintos y bellos  campanarios de hierro, pero esta burgalesa, con jaula campanil en forma de pirámide, en mi opinión, se lleva la palma. Por eso me ha parecido de justicia traerla aquí y compartirla con vosotros, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre. Canseco se esmeró en el campanario burgalés, en su estructura de hierro y en el número de campanas que alberga (tres y fundidas en su fábrica madrileña). Y es de suponer que ese esmero en la elaboración y sonería estaría en función de las pesetas que el Ayuntamiento quiso gastarse. Sorprende, ciertamente, que un pueblo no muy grande, más bien pequeño, como Villamayor pudiera permitirse el lujo de una torre relojera de este envergadura y belleza.  Existe un documento por el cual vemos que la torre relojera de Villamayor de los Montes debía estar instalada ya en 1903. Se trata de una carta dirigida al alcalde de este pueblo, escrita de puño y letra por el mismo Antonio Canseco, en la que se dan a conocer jugosos detalles de la construcción. Por su indudable interés, la reproduzco a continuación:


Placa desprendida y guardada en el Ayuntamiento. 


Madrid 29 de diciembre de 1903
Sr. D. Juan Camarero: Alcalde de Villamayor de los Montes (Burgos)
          Muy Sr. Mío y distinguido amigo: Con fecha 19 de Agosto pasado, me dirijí a V. Interesándole que me remitiera una comunicación en nombre de su Ayuntº  vrebe  y concisa del resultado de ese reloj de torre con motores a resortes, de la elegancia y seguridad del campanario de hierro dulce modelo J.  El sonido vibrante y extenso de las campanas de aleación acerada, como así mismo del contento del vecindario, y por si V. No la hubiera recibido, vuelvo a molestarle con ésta, rogándole me remita dicha comunicación lo antes que le sea posible, y con gracias anticipadas, me despido como siempre de V. Afmo. Amigo, QBSM
Antonio Canseco   


Maquinaria del reloj.

En el bastidor del reloj se ven las iniciales de Canseco
y la fecha de construcción.


Carta de Antonio Canseco
 dirigida al alcalde de Villamayor de los Montes.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

EL MOLINO ELÉCTRICO DE VILLAMAYOR DE LOS MONTES

Igualito en su forma a los hidráulicos. 

Sacos de harina.

El motor de la vida. 

Regulaban la marcha. 


FOTOGRAFÍAS: Molino harinero eléctrico de Villamayor de los Montes (Tomadas en noviembre de 2013).

Iba en busca de un reloj modernista en Villamayor de los Montes y me salió un molino eléctrico con piedra trituradora escondido en una nave. Y bien que lo agradecí, pues nunca había visto ningún molino harinero que se moviera con electricidad. En mis correrías por los pueblos burgaleses en varias ocasiones me hablaron de este tipo de molinos, pero nunca llegué a verlos. Me dijeron de uno en Parayuelo que ya había desaparecido, y de otros que no recuerdo. Los molinos eléctricos se instalaron allí donde no había ríos ni arroyos, ni existían corrientes de agua para impulsar los rodetes que movían las piedras. Debieron tener su apogeo a mitad del siglo XX, pero ya en los setenta tendieron a desaparecer. En realidad, los molinos eléctricos eran iguales que los hidráulicos, solo que movidos por la fuerza de un motor eléctrico acoplado a poleas de trasmisión. El de Villamayor de los Montes, que sirvió para cereal y pienso, se movió hasta finales de los sesenta o principios de los setenta con un motor de 12 caballos. Este motor lleva durmiendo casi medio siglo en un cuarto anexo al artefacto molinar. Por eso resulta milagroso que se conserve íntegramente, al igual que el instrumental eléctrico que le regulaba y daba vida. Consérvese, muéstrese y póngase en movimiento alguna vez para aquellos que nunca vieron funcionar un molino harinero.

sábado, 9 de noviembre de 2013

OTOÑO EN EL SUR





FOTOGRAFÍAS: Campos del sur de Burgos. (Tomadas en noviembre de 2013)


Que no debe haber peor cosa que ser ciego en otoño.

Cuando el Duero se viste de uva y oro, bajad al sur, queridos amigos. Si ya no hay uva, pero hay hojas de viña vináceas, bajad al sur. Si hay chopos encendidos que alumbran el río, bajad al sur. Si no hay hojas, ni uvas, ni chopos que doren, bajad también al sur, podéis encontrar la bruma de la mañana o la calígine del mediodía acompañando el verdor de los primeros  brotes de trigo.

Aquí os dejo, amigos de los colores, este regalo otoñal de la Ribera.