lunes, 27 de febrero de 2023

BARRIO ALTO DE CEREZO, EN EL CORAZÓN DE LAS RUINAS


Cerezo de Río Tirón hace un cuarto de siglo.
Algo ha cambiado desde entonces
en el Barrio de Arriba.   


FOTOGRAFÍAS: Cerezo de Río Tirón (1997) Ruinas del Barrio de Arriba (febrero de 2023)

Ha pasado un cuarto de siglo desde que obtuve la panorámica de Cerezo de Río Tirón que aquí os dejo, queridos amigos de este Cajón de Sastre. Mucho e imperdonable tiempo para cumplir la promesa que entonces me hice de subir a las ruinas que se recortaban en lo más alto de la montaña, a las que se veían y las que se adivinaban bajo las nubes tormentosas. ¿Por qué hasta ahora no había cumplido esa promesa? No lo sé, de verdad que no lo sé, probablemente porque la provincia de Burgos tiene muchos focos de atracción, demasiados para abarcarlos a todos en una vida. No sabía, aunque lo intuía, lo que me estaba perdiendo. Necesitaba subir sin más dilación para entender, para comprender los muñones pelados que desde la lejanía se apreciaban, y aún se aprecian, sobre Cerezo. Y así, por fin, un día reciente de este demente febrero bajo cero, en compañía de mi insustituible ojo avizor (que será de azor, pues a ella no se le escapa nada), he subido al lugar donde las ruinas se juntan con el cielo, que es como decir donde se ubicó, hasta no hace tanto, el llamado Barrio de Arriba, principio de un Cerezo nacido al amparo de un castillo ya borrado. El espectáculo es de guerra, sobrecogedor. La historia de los restos de este Barrio es bien conocida, y escrita está ahora en varios paneles hincados, suficiente para no perderse en divagaciones. Enfrente tienes la iglesia de Nuestra Señora de la Llana, te dice uno de los carteles, la que fue románica, la que lució la soberbia portada de este estilo que durante muchos años pudimos disfrutar en el Paseo de la Isla, en la ciudad de Burgos. Nada queda de esta iglesia en pie, a los sumo algunas piedras confundidas entre el amasijo general. Otro cartel te dice: tienes enfrente la parte más alta de la montaña, el rellano donde se asentó el castillo de Cerezo, el origen de todo (754). Y entonces quieres que tus pasos se muevan aquí y allá por el recinto, lo mismo para tratar de imaginar fosos y patio de armas que para hallar muros y basamentos que configuren los siglos enterrados. Nada queda de la fortaleza, solo dos catas arqueológicas hechas por alguien que quiso encontrar y sentir la chispa de las espadas y el combate de los vientos pasados. Lo demás son ruinas de casas, testimonios muertos del Barrio de Arriba. Lo demás es también la iglesia de Nuestra Señora de Villalba, cuyos muros en suspenso encogen hoy el ánimo y son un peligro para osados visitantes. En verdad parece que solo falta un breve soplo del regañón para que todo se venga abajo, y cuando esto haya ocurrido la imagen de Cerezo, visto desde la distancia, será ya muy distinta.


Restos del Barrio de Arriba. 


Aún se aprecian vanos de las casas. 

Ruinas de Nuestra Señora de Villalba,
un peligro para osados visitantes.


lunes, 20 de febrero de 2023

RENACIMIENTO EN LA CALLE DE LAS SOMBRAS


Delicias del Renacimiento en la Casa de Miranda.


Bellezas oníricas en la calle de La Calera.



Elegancia de otro tiempo

Caprichos en la oscuridad


Siempre injustamente en las sombras.


FOTOGRAFÍAS: Ventanas en la Casa de Miranda (Tomadas en febrero de 2023)

Quizá esté equivocado al llamar calle de las sombras a la que en realidad es calle de La Calera. Es una impresión muy personal, probablemente fijada porque casi siempre que paso por ella tengo la mala fortuna de encontrarla en sombras, sino en su totalidad al menos el lado en el que se encuentra la parte trasera de la Casa de Miranda, hoy Museo Arqueológico. Y es una pena que la luz solar sea tan esquiva en esta calle, pues el sombrío no nos deja ver en su plenitud las maravillosas ventanas de dicha casa que dan a esta vieja rúa burgalesa. Una rúa, por cierto (a título de curiosidad lo cuento, queridos amigos de este Cajón de Sastre) donde, según el Diccionario de Pascual Madoz, a mitad del siglo XIX hubo una fábrica “a imitación de la inglesa” de loza fina “con buenos talleres y hornos” y donde se ocupaban 100 personas, lo que no estaba nada mal para la época. Dice Madoz que esta fábrica “se halla en la calle de la Calera y está sostenida por una empresa, habiéndose dado la primera hornada el día 10 de julio de 1846”. El dato es muy interesante, aunque no llega a aclararnos el porqué del nombre de la calle; y a este respecto me atrevo a sugerir que probablemente antes que la citada fábrica debió existir en ella algún horno de fabricación de cal, uno o más de uno.  

Pero a lo que íbamos, comentábamos sobre las ventanas. Y aquí, queridos amigos, tengo que deciros que este post solo y exclusivamente está guiado por la belleza. Sabéis que nunca ha sido mi intención hacer catalogación de ventanas de los grandes monumentos en las grandes poblaciones, sino que, por el contrario, ha sido la de dar a conocer las del medio rural, tan infravaloradas ellas pese a su importancia artística. Hoy, sin embargo, la belleza me ha podido y no me he resistido a la excepción. Las ventanas traseras de la Casa Miranda, de primoroso Renacimiento, son tan extraordinariamente bellas que merecerían estar más expuestas a la luz y menos a las sombras.


miércoles, 15 de febrero de 2023

ÁLAMOS DE SANTA CASILDA, LIENZOS ENTRE POZO BLANCO Y POZO NEGRO

Nombres, corazones, deseos, fechas...


Pozo Blanco, aguas para un deseo.

Corteza de mártir.

Quizá hablen de alguna curación milagrosa


Pozo Negro, donde se diluye la sangre excesiva.  


FOTOGRAFÍAS: Álamos grabados  en Santa Casilda (Tomadas en febrero de 2023) 

Siguiendo con la estela de los álamos plateados, la casualidad ha querido que de nuevo hoy tenga que hablaros, queridos amigos de este Cajón de Sastre, de estos sacrificados vegetales que sin comerlo ni beberlo se han convertido en láminas de dibujo, Papel Guarro gratuito donde cada cual escribe, graba y dibuja lo que le pide su estado de ánimo en un momento determinado. Es su triste culpa, la del árbol plateado, digo, pues su piel clara la hace muy atractiva para quien gusta de expresar sus emociones, lo mismo sea por el recuerdo de una visita muy deseada, el agradecimiento por un favor obtenido o por el encendido amor que cree será perdurable. La fina y plateada corteza de los álamos de Santa Casilda, que se alzan junto al arroyo de aguas mágicas, entre Pozo Blanco y Pozo Negro, han sido y siguen siendo, mientras haya espacio en ellos, sufrientes lienzos para los visitantes a este lugar de gran tradición. No hay más que ver los troncos atiborrados de inscripciones para ver que grafitear en la piel de los árboles ha sido y es, a través de los tiempos, una costumbre sumamente arraigada. He inspeccionado bien los lienzos, pero no he visto grandes obras, solo nombres, algunos ya envejecidos por líquenes, fechas y corazones. Pero tal vez entre el maremágnum de lo grabado se halle, tapado, el agradecimiento de aquella pareja que tuvo la dicha de conseguir el hijo o hija tan deseados con solo haber arrojado un canto al agua de Pozo Blanco, o el de aquella joven mujer que remedió su incómoda menstruación con las aguas del Pozo Negro. Tal vez.