Una ciudad amurallada, con posibles minaretes, medias lunas y banderitas. |
Simbolismo. |
FOTOGRAFÍAS: Iglesia de Vilviestre del Pinar (Tomadas en mayo de 2018).
Este archivo
fotográfico mío no hace más que darme sorpresas. Os cuento, amigos de este
Cajón de Sastre. Con harta frecuencia suele sucederme que, rebuscando para
algún tema concreto en el maremágnum de imágenes guardadas, me salen al paso temas
que en su día dejé orillados con la idea de que en algún momento podría
resucitarlos. Muy pronto, sin embargo, se fueron yendo al olvido, y de no ser
por dicha rebusca la mayoría se hubiera quedado en el limbo del olvido definitivo.
Estos encuentros me crean problemillas (benditos problemillas), pues en más de
una ocasión me hacen cambiar de chip en los trabajos que tengo entre manos,
como es el caso que hoy me trae. No me importa mucho, la verdad, pues volver
atrás es, en cierto modo, una manera de rejuvenecer, en este caso cinco añitos.
Pero bueno, a lo que iba. Hablábamos de una sorpresa, y esto es lo que
realmente experimenté cuando en mayo de 2018 me
dio por visitar pueblos de la zona de pinares en busca de ventanas singulares. Iba
buscando ventanas, en efecto, tarea que ya conocéis, pero me encontré en
Vilviestre del Pinar con una ciudad de la media luna, en una insólita obra pintada a todo
color. Ocurrió en la iglesia parroquial de este lugar. Fue una gran sorpresa,
como os podéis imaginar, queridos amigos. En el altar mayor, detrás de un gran
Cristo Crucificado, llenando el hueco que deberían ocupar calles de un retablo
con su normal imaginería, encontré un lienzo pintado sobre tabla en el que vi representada
una ciudad amurallada con un montón de supuestos minaretes coronados por
medias lunas y banderitas. ¡Oh, una ciudad del islam!, me dije lleno de
estupefacción. Intenté atar cabos para la interpretación del precioso lienzo y
se me ocurrió que el pintor, probablemente de finales del siglo XVII o
principios del XVIII, debió ser buen conocedor de ciudades islámicas o
islamizadas (aunque solo fuera de oídas o por libros), pero más aún un buen
cristiano, pues quiso que el Crucificado imperara con su grandeza sobre los
seguidores de la media luna, y que la Virgen María, representada en forma de
luna con cara de afable mujer, acompañara en la celestial escena. Es una forma
de ver e interpretar el conjunto, seguro que puede haber otras. En todo caso,
es una curiosidad más de las muchas y maravillosas que nos vamos encontrando en
esta insólita provincia que no para de sorprendernos.