lunes, 10 de agosto de 2009

LA FACHADA DE PEDROSA DE RÍO URBEL




junio 2009

Desde hace poco más de tres años, a las afueras del pueblo burgalés de Pedrosa de Río Urbel, en medio de un campo de cereal, se alza una fachada exenta de ermita, con espadaña campanil y puerta a ninguna parte. Con ninguna parte quiere decirse que se entra desde el vacío y se sale igualmente al vacío, se abre la puerta desde el campo y, con solo dar un paso, se sale de nuevo al campo. No hay nave, no hay capillas, ni bóvedas, sólo la estrecha fachada.

Tan insólita construcción fue hecha a expensas de un hijo del mencionado pueblo que quiso perpetuar la memoria de una ermita desaparecida que existió en el mismo lugar, que a su vez fue el camposanto del pueblo. Dicha ermita estaba bajo la advocación de San Bartolomé, y a ella acudía el pueblo el día de su onomástica (24 de agosto) y el de Difuntos (2 de noviembre). Hace unos veinte años, cuando el tejado estaba prácticamente hundido, fue comprada por un particular con intención de construir algún edificio. Pero como no le fue dado el permiso para edificar, se encargó de derribarla en su totalidad. Después, el solar resultante se transformó en un lugar donde se depositaban toda suerte de escombros.

Dolido por esta situación, el mencionado vecino, que en su día fue sacerdote, sabiendo que algunos de sus antepasados descansaban en el cementerio que había junto a la ermita, decidió comprar y dignificar el lugar. Primero hizo que los restos que allí estaban enterrados fueran trasladados al camposanto nuevo del pueblo y a continuación levantó la fachada recordatoria. Hecho todo lo cual, el mecenas pedrosino mandó hacer un espacio de recreo para niños y donó el conjunto al pueblo.

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