jueves, 28 de julio de 2011

PÁRAMOS: TIERRA DE TORREONES Y PALOMARES


Arenillas de Villadiego, "Palacio de Platón". 
 
Palomar junto al palacio.

"Palacio de Platón", la vegetación se lo come.  

Escudo en la fachada del palacio. 

"El Torreón", Tobar

Solo una ventana en  El Torreón. 

Palomar en Manciles


Otro palomar en Manciles.
FOTOGRAFÍAS: Tomadas en julio de 2011.

Hay un palacio en Arenillas de Villadiego, indistintamente llamado “Palacio de Platón” o “Casa de Platón”, que se consume en su ruina. Su techumbre está hundida, la maleza invade y oculta sus muros, y apenas el escudo heráldico que luce en su fachada certifica su carácter palaciego. No es, sin embargo, esta ruina histórica lo que más me atrae ni la que me trae hoy aquí, sino un edificio anexo, en forma de torre, construido con maravillosa sillería y rematado con pináculos en las esquinas, al que los vecinos llaman El Torreón. Pero no es una torre al uso defensivo, ni siquiera un lugar habitable, como podría parecer en una primera vista, sino un palomar, un palomar que quizá sea el más noblemente construido, elegante y señorial de Burgos, una auténtica joya del siglo XVIII que merece ser preservada.

En otro lugar de Páramos, no muy lejos de Arenillas, existe otra edificación, probablemente del S. XVIII, a la que se conoce también con el nombre de “EL Torreón”. Se encuentra en el centro urbano de Tobar, es cuadrada, tiene solo una ventana, sobre la que luce un pequeño escudo, más dos ventanucos con repisa en la parte superior de la fachada principal para entrada y salida de palomas. El acceso es muy simple, una puerta sin carácter y para nada evocadora. En su interior nada delata la utilidad que debió tener la construcción. Totalmente vacía y sin divisiones originales de pisos, da la sensación de que es una obra inacabada, quizá nacida con vocación de palomar. Los vecinos de hoy no han conocido persona alguna viviendo en ella, ni saben nada sobre su historia, recuerdan tan solo que en los últimos tiempos, una mujer, que al parecer debía ser la dueña, la cedió al cura del pueblo, quien guardaba dentro una cabra (La cabra del señor cura es bien recordada por los vecinos más mayores del pueblo). En mi humilde opinión, una torre de semejante envergadura, blasonada pero con tan solo una ventana, da para la especulación. Por eso la traigo aquí, por si alguien puede y quiere aportar algún dato.

Los dos torreones me traen a la memoria otro que conocí muy cerca de ellos, en Villalibado, uno de mis pueblos del silencio. En 1999 lo encontré derrumbado, o semiderrumbado, al igual que la iglesia, pero me comunican ahora que ambos edificios han sido restaurados. Qué bien. Por lo demás, ha de llamar la atención la proliferación de la expresión torreón, aplicada en la zona descrita a sencillas torrecillas como las que acabamos de ver. El aumentativo parece quizá un exceso.

Finalmente, y ya que salieron a nuestro encuentro los palomares, permitidme, queridos amigos y seguidores de este Cajón se Sastre, que os traiga aquí dos preciosos ejemplares. Me refiero a dos que se hallan en la localidad de Manciles, bien cerca de los lugares anteriormente citados. Dos palomares que, según refiere una leyenda, fueron construidos por dos hermanos (o dos cuñados, que de las dos versiones se nos habla) que compitieron entre sí para ver quién lo hacía más bonito y mejor. De eso han pasado ya al menos dos siglos. Construidos siguiendo un modelo medieval, con cubierta a un agua e inclinada, y rematados con pináculos, uno de ellos presenta signos de incipiente ruina. Los palomares burgaleses son un patrimonio etnográfico poco o nada estudiado que habría que preservar.

martes, 26 de julio de 2011

CAÍDOS DE LA GUERRA ENMARCADOS POR EL ARTE

Placa en ventana del ábside.
He visto muchas placas de caídos de la guerra (bien es cierto que sólo de una parte de los que contendieron) a lo largo y ancho de la provincia. Y estoy seguro de que esta abundancia se reparte por todo el territorio nacional. Son restos, secuelas de muerte que aún perduran y que conviven con el arte y el patrimonio histórico artístico de nuestros pueblos. La inmensa mayoría son sencillas y se encuentran adosadas a las iglesias, en cualquier muro, pero generalmente en los pórticos. También las hay monumentales, como la de Poza de la Sal o el  gigantesco hito de Pampliega, todo un alarde e igualmente junto a la iglesia. Ninguna, sin embargo, me había llamado tanto la atención como esta de Arenillas de Villadiego, que aparece colocada en el interior de una bellísima ventana románica del ábside de la iglesia. Son reliquias de un triste pasado que aún conmueven y remueven.

miércoles, 20 de julio de 2011

SEGUNDO CUMPLEAÑOS DEL ÁRBOL DE LA PROVINCIA

El árbol de todos. 

Los vecinos de jaramillo hacen tradición.
Niños que amarán al árbol. 
 
El alcalde de Jaramillo lleno de buenos deseos para su pueblo.  
FOTOGRAFÍAS: Jaramillo de la Fuente. Segundo aniversario del Árbol de la Provincia. (Tomadas el 17 de julio de 2011).

El pasado domingo (17 julio 2011) y en el trascurso del los actos programados para la fiesta de Jaramillo de la Fuente, celebramos el segundo aniversario del Árbol de la Provincia. Y una vez más este icono vegetal, que es la encina de todos los burgaleses, se convirtió en el Árbol de los Deseos. Como en el pasado año, vecinos de Jaramillo y amigos de distintos lugares colgamos lazos en el árbol engalanado pidiéndole que se cumplan toda suerte de sueños. La encina, todo sea dicho, goza de una extraordinaria salud, como se puede apreciar por las fotografías que aquí acompañan. Segundo año de vida, pues, para un árbol que, con vocación de vivir siglos, crece con tierra de todos los pueblos de Burgos, nada menos que 1233. ¡¡FELICIDADES!!

jueves, 14 de julio de 2011

VILLAHIZÁN DE TREVIÑO, DE LOS SIGLOS ESPLENDOROSOS

Entre la ruina puede verse el ábside románico.

No hace tanto que  los vecinos llenaban la iglesia,

Bellísima portada renacentista. 

Detalles renacentistas. 

Escudo eclesiástico.

Por los suelos. 

FOTOGRAFÍAS: Iglesia de San Martín (Villahizán de Treviño).


Me dejo perder ahora por las tierras del noroeste de Burgos, sin rumbo fijo, sin meta. Lo hago muchas veces y en cualquier estación del año, necesito hacerlo para poder respirar. Confieso que hubo un tiempo en el que solo me atraían los maravillosos valles, desfiladeros y montañas del norte, o serranos, no entendía de llanadas y horizontes sin caducidad. Ahora, tras sufrir no sé qué suerte de mutación, me dicen y cuentan los pueblos solos y perdidos en lejanías, los que siembran de adobe el espigarral bajo cielos que adormecen y lapidan. Cuando los veo a lo lejos, levantando apenas un palmo, siento que allí, donde crece la espadaña, debe vivir aún quien puede contar historias del viento, y debe haber algo interesante que ver de la otra vida. Y entonces, mis pasos se encaminan hacia el ignoto y desconocido lugar, que seguro ha de guardar más de una sorpresa. Y al entrar, no lo puedo evitar, siento que si hay alguna vida en él no tardará mucho en apagarse. Veo viejos, solo viejos, tal vez algún perro y algún gato, ruinas de un esplendor antiguo, llaves de un arcón de muchos ojos que, presumo, pronto habrá de cerrarse para siempre. Veo hermanos y hermanas de otras ruinas de adobe y piedra-páramo que un día fueron altivas y dominadoras. Permitidme, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que de este ambiente extraiga una joya de los siglos esplendorosos venida a menos. Permitidme que os presente una ruina que nos habla de un pasado en el que se rendía pleitesía al arte y que en la actualidad es pasto de la despoblación y el abandono. Os estoy hablando de la iglesia de San Martín, en Villahizán de Treviño, bien de interés cultural que una asociación de amigos pretende recuperar ahora, casi seguro que con más buena voluntad que medios.

lunes, 11 de julio de 2011

VENTANAS BURGALESAS DEL RENACIMIENTO






FOTOGRAFÍAS: Ventanas de Cadiñanos (1991), Gabanes (2007), Paresotas (2008) y Sotopalacios (2011).

Continuando con la etiqueta de Ventanas con Historia (podría también haberse titulado “Ventanas que enamoran”), permitidme, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que os traiga hoy una nueva entrega. En ella veréis los gustos y luces del Renacimiento, con los ejemplares maravillosos de Sotopalacios, Gabanes y Cadiñanos. Tres muestras, tres, de ventanas con encanto en la provincia. La de Sotopalacios, que es a la vez balcón, es clásica donde las haya, y creo que la única esquinera en Burgos; por esa originalidad y por su belleza merece que nos detengamos en el viaje para disfrutar de ella: eso sí, mejor si desaparecieran los elementos extraños que la enmascaran. La de Gabanes, en la antesala de la sierra de Árcena, es también de elegantes líneas renacentistas; presidida por un escudo de armas, se halla sobre la portada de un sólido palacio o casa fuerte, creo que de los Angulo. Inscribo también en la relación un par de ventanas de Cadiñanos, una sobre otra, que se hallan situadas en el costado sur de una gran torre; forman parte de las ruinas de un grandioso palacio, de la familia Medina Rosales, que en otra ocasión glosamos aquí; un palacio renacentista que, por su abandono, continúa siendo motivo de vergüenza para todos. Finalmente, añado una ultima y preciosa ventana, de una casa campesina en Paresotas, que sin tener la seguridad de su pertenencia al s. XVI y al Renacimiento, fuera de todo "academicismo", debe rondar la época. Que las disfrutéis.

viernes, 1 de julio de 2011

LOS POZOS DE MAHAMUD










FOTOGRAFÍAS:  Plaza Mayor e iglesia de Mahamud. Pozos y lavaderos de Bayona, San Martín y el  Patio (Tomadas en junio de 2011).

He visitado en innumerables ocasiones Mahamud, preciosa localidad burgalesa con sorprendente nombre agareno, de la que cada vez estoy más y más enamorado. Hay algo en Mahamud que, como un potente imán, me succiona una y otra vez. ¿Tal vez la magia de su nombre moro? ¿quizá su silencio a las doce del mediodía, segundos antes de que suene el reloj del campanario en la plaza vacía? ¿El eco de la Corte Real y de Cisneros al encasquetarse el capelo? Una veces será para recabar información sobre tradiciones y costumbres, para lo que siempre he contado y cuento, venturosamente, con mi buena amiga Celia Aranzana, sin par enseñadora de la iglesia y su museo, memoria viva del pueblo, a la que conocí hace veinte años; otras, por el sólo placer de callejear y disfrutar de su rico patrimonio edificado, en cuyo laberinto luce esplendorosamente su Plaza Mayor, una de las más hermosas de Burgos, con su iglesia encastillada (templaria, dice Celia), su viejo Ayuntamiento (S.XVI) sobre columnas y el magnífico y recién restaurado pósito (S.XVIII). En fin, podría estar diciendo maravillas mucho tiempo sobre Mahamud, queridos amigos de este Cajón de Sastre, pero hoy quiero detenerme en los pozos y lavaderos de sus barrios. Cada barrio tenía el suyo, todos tienen su nombre: Pozo Bayona, San Martín, del Patio, del Mesón... Todos cumplieron su función vital en otro tiempo, eran el suministro de agua a las casas, eran los lavaderos de ropa, eran abrevaderos de ganado. El de San Martín era el más importante, se encuentra casi en el centro del pueblo y era del que se surtían de agua todos los vecinos. “No paraba de oírse la noria en todo el día”, cuenta Celia. Hoy le vemos todavía en activo, aunque más parece por adorno que por otra cosa: Cubierto con hermoso brocal de rejería y con noria de canjilones de hierro (1924), en perfecto estado de servicio, hace las delicias de quien le da a la manivela. Le falta ya el abrevadero (en su lugar ha nacido un jardín), aquel en el que bebía el ganado, mulos y ovejas, principalmente. Otros pozos menores hay en el pueblo, cada casa tenía o tiene el suyo, todos con los bordes rebajados por la erosión de la soga. Celia tiene Claro sus orígenes, más desde que recibió, no hace mucho, la visita de una persona con nombre que le era muy familiar: “Un árabe que vino hace poco al pueblo, que se llamaba Mahamud, me dijo que estos pozos y lavaderos son árabes”. También mi amiga octogenaria me cuenta de la existencia de túneles intermedios, a mitad de camino entre la boca del pozo y el nivel del agua, algunos de los cuales sirvieron para que suicidas que se arrojaron salvaran la vida introduciéndose por ellos. “Si es que el pueblo está hueco: abren para alguna obra y salen arcos”. Delicioso: por mi parte no hay inconveniente, que la interpretación y leyenda continúen por los siglos de los siglos.
Celia Aranzana, memoria viva de Mahamud