miércoles, 23 de enero de 2013

OJO GUAREÑA, NEGRURA DEL RÍO CIEGO

"Ójo Guareña". El río se sumerge en las tinieblas. 

"Ojo Guareña". La negrura de la cueva. 

FOTOGRAFÍAS: Sumidero Ojo Guareña (Tomadas el 20 de enero de 2013). 

De pronto, el camino-lecho se interrumpe y aparece el agujero. Sin margen para pensarlo, se cuela el río por la huronera-guareña, pasando de la luz del día a la oscuridad de la noche subterránea, de su ser verde esmeralda al negro de la nada. A partir de aquí, lo mismo le dará mantener sus ojos abiertos que cerrados, la negrura será su única compañera hasta salir de nuevo a la superficie, tras un atropellado discurrir por un largo dédalo de soledades. El enfurecido hurón-río, tras su salto inicial, es recibido por una gran sala, una catedral de gigantescos bloques negros; un estremecedor y eternizado estruendo celebra entonces su triunfal entrada en el cataclismo. El río no ve, y en su loca ceguera, se cuela, se retuerce, no descansa, conoce caminos, atajos y recovecos, y aun conociéndolos, choca con todo lo que encuentra a su paso, abriendo nuevas vías de fuga. Su violencia le hace soltar espumarajos de furia y barro por donde pasa, los va depositando en las ruinas de la roca madre, fijándolos en los anárquicos bloques, guardianes penitentes de la gran sala. Hace poco, su turbulencia y caudal anegaron la totalidad del vacío, por ello, rabiosas salivas cuelgan todavía del techo como estalactitas que nunca fraguarán. Así continuará la noche del río por los siglos de los siglos. 

En recuerdo de una exploración por el sumidero de "OjoGuareña".
A mis compañeros de exploración

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