Una cerca para recibir el ganado |
El ganado no entiende de carreteras y el jinete tiene que esforzarse |
Las vacadas de Hijedo entran en Santa Gadea |
De nuevo pasan por el pueblo |
Al fondo puede verse Quintanilla de Santa Gadea |
Salen del cercado |
Un jinete va delanrte |
Las yeguas corren por el pueblo... |
Parece que quieren llegar cuanto antes al Monte Hijedo |
Los músicos de Valdeporres animan la fiesta ganadera |
Se reparte entre los asistentes carne guisada, carne criada en Hijedo |
Un caballo americano (EEUU) fuera de exposición |
De vuelta a Hijedo, por Peña Castigo. |
Mañana (12), por fin, pacerán la hierba retoñada en el Serengueti burgalés |
FOTOGRAFÍAS: Santa Gadea de Alfoz y Monte Hijedo (Tomadas el 11 de octubre de 2014)
¡No, no, no se trata de ninguna derrota en algún conflicto! Más bien es
al contrario, en lo que sabemos, Santa Gadea de Alfoz, solo disfruta de
triunfos. Bien cercanos están los dos primeros premios conseguido por el
Ayuntamiento de este lugar del norte de
Burgos (compuesto por Quintanilla, Higón y Santa Gadea) por haber sabido
conservar su patrimonio, edificado y natural. Y bien que lo ha merecido. Ayer,
por segundo año, se celebró en Santa Gadea de Alfoz, como una fiesta de nueva
creación, lo que desde tiempo inmemorial se ha llamado las “derrotas”. Con este nombre se refieren
a la vieja costumbre de la bajada del ganado de los montes circundantes, en
especial del Monte Hijedo, a los extensos praderíos que rodean el pueblo (al
Serengueti, como le gusta decir a su alcalde), para que coman los nuevos brotes de hierba,
los que salen por estas fechas después de la última siega a la entrada del
verano; son esos brotes que los pasiegos burgaleses de Cuatro Río llaman el
“retoño de otoñada”. Las derrotas siempre se han hecho de manera natural, como
una de las actividades que los ganaderos de este alfoz están obligados a hacer
todos los años a la entrada del otoño para alimentar a su ganado. Ayer tuve la
gran suerte de disfrutar de este evento festivo-ganadero al que auguro
halagüeño porvenir como fiesta popular. La verdad que fue un espectáculo total.
Ya nada más acercarnos a Santa Gadea pudimos ver en la lejanía, recortados en
las primeras nieblas de la mañana, cómo unos jinetes a caballo intentaban a
gritos conducir una manada de vacas coloradas hacia el pueblo, era una escena
que recordaba a las que tantas veces hemos visto en las películas del oeste
americano, sin John Wayne, pero con actores oriundos que harían magnífico papel
en Hollywood. No sin esfuerzo por parte de los jinetes, la manada llegó por fin a la carretera, la
seguimos detrás hasta llegar al pueblo. A la entrada, los cencerros de las
vacas apenas si se oían por el estridente sonido de canciones tradicionales de
la montaña; los altavoces, potentísimos, parecía que encabritaban a las vacas,
que pasaron como una exhalación por medio del pueblo, junto a la iglesia, los puestos de los ambulantes
y el público congregado, hasta llegar a
una campa cercada donde ya había más ganado “aparcado”. Vacas de todos los
colores y de todas las razas, acompañadas de yeguas rojas, fornidas y
brillantes, cada cual en su recinto. Vacas pirenaicas, pardas de la Montaña,
mestizas, charolesas, tudancas, pintadas rojas, limosinas, toda una exposición
ganadera, que es en lo que en realidad han de convertirse, si no lo son ya, las
ancestrales “derrotas”. Y en medio de la campa, el chiringuito, donde se
repartió carne guisada de vacuno alimentado en el Monte Hijedo. Y alrededor del
chiringuito, ganaderos con sus típicas varas, quizá hablando del próximo San
Lucas en Soncillo, más los gaiteros de Valdeporres, que a duras penas se hacían
oír por los estridentes altavoces. Un bullicio que habría de durar hasta las
tres de la tarde, que es cuando se dio suelta al ganado para ser conducido de
nuevo al monte. Fue emocionante, y muy hermoso, ver pasar a toda velocidad
vacas y yeguas por la calle mayor de Santa Gadea. Nosotros las seguimos hasta
que se perdieron por los prados y caprichosos peñascales de Hijedo. Mañana (por
hoy) de nuevo los jinetas de a caballo habrán de ir a buscarlas al monte para
bajarlas a los prados, pero esta operación es hoy una añadido para la fiesta,
porque las “derrotas” eran de un solo día.
Más pronto que tarde, las "derrotas" serán fiesta de interés turístico, que es lo que se lleva ahora. |
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