Teatro Campos Elíseos de Bilbao |
Artistas y actores famosos con dedicatorias a María Ortega, taquillera del Campos Elíseos |
FOTOGRAFÍAS: Teatro Campos Elíseos, actores y artistas famosos reunidos
Hablábamos en la anterior entrada de lo difícil que nos resulta a algunos desprendernos de aquello que alguna vez nos fue útil o que nos pareció valioso, pero que, con el paso del tiempo, va oxidándose, adquiriendo perfume a rancio y haciéndose cada vez más inservible. Acumular o no acumular, guardar o no guardar, esa es la cuestión. Hay quienes guardan hasta el fin de sus vidas aquello que en algún momento de su pasado significó algo especial para ellos, o ni siquiera tan especial. Guardan y guardan, sin pensar (o aun pensándolo) que todo lo acumulado pueda llegar a ser una rémora para aquellos que lo heredan. El futuro está muy lejos, piensan o pensamos, ya haré limpieza un día, ya decidiré lo que hacer. Y pasan los años y la decisión no llega, y el futuro se presenta de improviso y nos sorprende con el desván lleno. ¿Qué ocurre después?
En relación a lo anterior, viene a cuento una historia verídica que paso a contar.
Bilbao, 1996, dos estudiantes
burgalesas de Bellas Artes en la Universidad del País Vasco rebuscan en
contenedores de basura del centro de la ciudad algo que les sirva para hacer
sus instalaciones artísticas. Cualquier cosa puede servir, los de Bellas Artes
tienen mucha imaginación y con lo que otros han despreciado, y arrojado a la
basura, ellos reciclan y crean sueños. Y hete aquí que, en esa rebusca,
descubren en el fondo de un contendor, entre todo tipo de inmundicias, unos paquetes
que resultan ser fajos de cuentos y postales. ¿Cómo alguien puede tirar estas
cosas?, se dicen con admiración y tristeza. Revisan los fajos. Los cuentos son
de Calleja, cuentecillos ilustrados que sin duda alegraron algún día a quien
los coleccionó. El fajo grande se compone de postales, o mejor, de fotografías,
pues todas ellas son estampas de célebres artistas que trabajaban por los ¿felices? años veinte. Cada
fotografía tiene una dedicatoria, todas están dedicadas a María Ortega,
taquillera que fue del teatro Campos Elíseos, la Bombonera modernista
que luce en Bilbao desde 1900. En el fajo de fotografías aparece lo más granado
de la canción y del teatro de la época; por los asombrados ojos de las
estudiantes desfila un repertorio de rostros para ellas desconocidos, pero que
intuyen de famosos; ven la imagen y firma de Celia Gámez, lo mismo de Lola
Membrives, de Ladrón de Guevara, de los payasos Hermanos Ramper..., figuras
para la historia, sin duda.
Aprovechando cada función, María Ortega consiguió la foto
y autógrafo de todos los famosos y famosas que pasaban por el Campos Elíseos. Comprendió
que esa pléyade de celebridades reunidas era una colección como pocas y que
había que conservar. Y María la conservó, junto con los pequeños cuentos,
como un tesoro, con orgullo, cariño y durante muchos años, hasta su
muerte.
Tras la
desaparición de la taquillera, alguien pensó que aquellas colecciones eran un estorbo. Al fin y al cabo,
para ese alguien no debían significar nada, seguramente por no haber tenido la
vivencia y privilegio de conocer a los artistas que María conoció, ni haber soñado con la
lectura de los Cuentos de Calleja. Por todo eso, decidió arrojar el tesoro al
contenedor de basura.
El destino
quiso, sin embargo, que esas colecciones fueran rescatadas por dos estudiantes
burgalesas, y así, el ciclo puede continuar.
Dedicatoria de Lola Membrives |
Dedicatoria de Celia Gámez |
Cuentos de Calleja, encontrados en el contenedor de basura junto a las fotos dedicadas |