Las raíces toman aire antes de enterrarse |
FOTOGRAFÍAS: Un tejo en el Monte Hijedo (Tomadas en agosto de 2017)
No podía ser
de otra manera, el Monte Hijedo había de esconder en su seno maravillas como la
presente. Este viejo y monumental tejo, oculto en la espesura, desliza sus
raíces sobre el peñasco arenoso, abrazándolo con la misma fuerza de un león cuando sus garras se aferran a la presa, o que la de los tentáculos del pulpo cuando se
adhieren a la suya. La roca sufriente aguanta el estrangulamiento del árbol, se
sabe prisionera de algo superior, de alguien que se erigió rey, que la tomó por
montura y que ya no la suelta. El conjunto, queridos amigos, es para
emocionarse, pero no me preguntéis por los años del tejo, eso solo la roca lo
sabe.
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