viernes, 23 de febrero de 2018

PINCELADAS DE QUINTANAJUAR


Capricho del paso del tiempo y el abandono

Algo se vislumbra, pero mis ojos no lo captan

Tres rosetas como tres soles

FOTOGRAFÍAS: Pinturas en Quintanajuar (Tomadas en febrero de 2018)

        He vuelto a Quintanajuar, ¡después de veinte largos años! Y lo que entonces no logré, acceder a la iglesia arruinada, único edificio en pie que quedaba de lo que un día fue el pueblo, en esta ocasión lo he conseguido al estar la puerta abierta. No voy a contaros el penoso estado del templo, pues este es uno más de tantos en ruinas como llevo vistos en la provincia, todos ellos con parecidas rajaduras y hundimientos, y saqueos. Pero si quiero mostraros algunos fragmentos de pinturas murales, algunas policromas y muy difuminadas por el paso del tiempo y las humedades, que decoraron sus muros y que aún hoy se pueden ver en dos arcos rebajados y enfrentados. Y no es que muestren representaciones de interés (si las tuvieron, hoy están borradas o muy escondidas, salvo alguna roseta de ocho pétalos), pero sirven para dar rienda suelta a la imaginación, que es la mejor forma de vivir el arte.   



Es más lo que se adivina que lo que se ve

        Lo que aquí dejo hoy son restos, retales de lienzos pictóricos en una iglesia olvidada de un pueblo también olvidado, de pinturas que un día algún monje bernardo, de uno que pudo pertenecer al monasterio de Rioseco de Manzanedo, cuando aún tenía priorato en este lugar, plasmara con arte barroco para los fieles de este pueblo, antes de que estos decidieran salir de aquél apartado rincón burgalés en los años sesenta del pasado siglo. Son  retazos de obras significativas, más que figurativas, posiblemente en los que pocos se fijarían, y sin embargo, como pinceladas de la historia de este pueblo,  a mí se me antojan llenos de valor.

        
Los jarrones de Quintanajuar ¿Pureza cisterciense?


5 comentarios:

  1. Siempre me han llamado la atención los restos pictóricos de templos en ruinas. Detenerse ante ellas para intentar reconstruir su antiguo trazado es a veces muy difícil, es cierto que se requiere de mucha imaginación. Por dar una opinión, en la segunda fotografía que expone podría mostrar una figura humana a la izquierda. La última sería un boceto inacabado.
    La ermita de la Virgen de la Cuesta (Ailanes) o la de Colina (Los Altos) tampoco dejan a nadie indiferente.
    Como siempre, un reportaje muy interesante. Un saludo.

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    1. Gracias, Rosa Cruz, por tu comentario y por ver figuras que a mí se me escapan.
      No sé a qué Colina te refieres.

      Un cordial saludo

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    2. Hola de nuevo, Rosa-Cruz. Si en alguna ocasión deseas ponerte en contacto para comentar estos aspectos sobre el Patrimonio, como lo de Colina, puede escribirme a esta dirección
      eliasru@hotmail.com

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  2. Colina, preciosa estampa la de su ermita en el alto, la pila bautismal ahí sigue, en un rincón vigilado por pequeños y simpáticos murciélagos... vigilando que no se la lleve algún vampiro humano. Una pena hasta que deje de serlo

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  3. La historia de este pueblo es muy triste, a los habitantes del pueblo les echaron y el dueño de la finca quemó las casas

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