Dos cigüeñas protegen una casa en Ciruelos de Cervera |
La casa protegida, construida en 1906 |
Una serpiente de piedra acecha en una ventana |
Otra serpiente hace lo mismo en otra ventana |
FOTOGRAFÍAS: Imágenes de Solarana y Ciruelos de Cervera (Tomadas en enero de 2019)
Como muchos pueblos del antiguo partido
judicial de Lerma, Ciruelos de Cervera experimentó una espectacular transformación
en su caserío entre finales del siglo XIX y el primer cuarto del XX. El
remozamiento arquitectónico se hace evidente en las magníficas fachadas de las
casas, con recercados de piedra primorosamente labrados en puertas y ventanas, que hoy causan asombro y que en muy poco recuerdan
a las que sustituyeron, mucho más toscas (todavía queda alguna y sirven para
comparar). Buen ejemplo de esta
transformación son las localidades de Castrillo Solarana, Solarana, Nebreda o el
propio Ciruelos de Cervera, por poner solo algunos ejemplos, donde la mayoría
de las fachadas lucen como si fueran casas de nuevos ricos. Las fechas grabadas
en ellas, bien bajo aleros o bien en balcones, nos sirven hoy para situar temporalmente
dicha transformación. Ante este cambio uno no puede por menos que interrogarse
por los motivos que le hicieron posible.
Serán muchos, aunque nadie me los ha sabido explicar con concreción, pero se
podría intuir que buena culpa de ello debe estar en la explotación de las grandes
manchas boscosas (madera y carbón vegetal) que tan cercanas tienen, situadas en
las faldas de las peñas Cervera y Tejada, con notabilísima población de encina
y sabina (antes llamada enebro), y en la extracción de los ricos yacimientos de
piedra caliza existentes en dichas peñas y sus laderas, tan apropiadas para la
construcción.
Observando una por una cada casa de
estos pueblos, cada portada, cada ventana, cada dintel, cada alero, a poco que
nos fijemos podremos ver distintas recreaciones artísticas que nos hablan de
los buenos canteros que sin duda debieron trabajar en ellos. Una de estas
recreaciones es la roseta hexapétala, que en Ciruelos de Cervera alcanza su
mayor apogeo, pues apenas hay casas que no tengan alguna grabada, generalmente
sobre ventanas y dinteles de las puertas. Tomadas en su conjunto, más que la
firma o tradicional símbolo de la profesión de cantero -cosa para nada
descartable-, parecen signos con valor apotropaico, es decir grabados con fines
protectores y contra todo tipo de males. Y si así fuera, podríamos pensar que
serían los propios vecinos quienes las mandaron grabar, lo que nos llevaría a
que, por aquellos años finiseculares y de principios del XX, y aún más
cercanos, todavía la gente debía ser muy supersticiosa.
Una roseta hexafolia centrada en un magnífico balcón de Ciruelos de Cervera |
Sirva el preámbulo para traeros hoy,
queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, la fachada de una casa de
Ciruelos de Cervera sumamente
original. De manera magistral tiene esculpidas dos cigüeñas, juntas pero con
los picos mirando a lados opuestos, ocupando los magníficos sillares inferiores
del ventanuco del desván y entre medias de dos ventanas mayores que se suponen
dormitorios; tiene asimismo, primorosamente trabajadas, dos serpientes en
posición extendida, una en cada dintel de dichas ventanas. Todo lo cual
conforma un conjunto escultórico único en Burgos y cuyo significado podría inscribirse
igualmente en las tradiciones, creencias y supersticiones populares.
De quién fue la idea de estas
representaciones es algo que
todavía ignoro, pero pudo ser alguien
que amaba a las cigüeñas y temía a las serpientes. Coinciden algunos estudiosos
en que las zancudas son aves de buen agüero, portadores de felicidad, porque
anuncian la primavera y protegen de los incendios, motivos suficientes que
justificarían las esculturas mencionadas, a lo que sería justo añadir algo tan importante
como que las cigüeñas se comen a las culebras, lo que no es un asunto baladí en
los ambientes rurales de nuestros pueblos.
Añadiendo algo de cosecha propia, y
sin ánimo de sentar cátedra, diría que las
representaciones podrían estar en relación con una antigua creencia (tantas
veces recogida por mí a lo largo y ancho de la provincia de Burgos), según la cual las culebras maman a las mujeres
cuando estas se encuentran criando. Así, en el caso que nos ocupa las dos
cigüeñas esculpidas tendrían un función protectora, pues desde su pedestal estarían vigilantes
para que las serpientes no llegaran a introducirse en los dormitorios con tan perversas
intenciones. Pero la piedra es piedra y sus propiedades no llegan a tanto.
Me ha llamado mucho la atención la fachada con las cigueñas y las serpientes, las primeras situadas por encima de las segundas, vigilantes, para impedir ese probable ataque, el triunfo del bien sobre el mal, tema repetitivo desde hace siglos y tan bien ornamentado en esta vivienda. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti, Rosa.
ResponderEliminarUn abrazo