domingo, 3 de marzo de 2019

BAJO EL SOL DE MEDIODÍA EN IGLESIAS

Plaza de la Iglesia y de la fuente en Iglesias,
un lugar para meditar sobre nuestros pueblos,
sobre lo que significaron, lo que significan ahora
 y el futuro que los aguarda. 
   

El rumor de la fuente acompaña al sol de mediodía,
sinfonía del agua en febrero que ya pocos
en Iglesias escuchan.

Siglo y medio de continuo correr,
caños que acompañaron generaciones. 



FOTOGRAFÍAS: Patrimonio de Iglesias

Domingo, 24 de febrero de 2019, mediodía, Plaza Mayor de Iglesias (de Iglesias pueblo, quiero decir) desierta y soleada. La calma reina en el amplio espacio urbano, solo el relajante rumor de la fuente de cuatro caños se expande y rompe el silencio. La vida parece haberse detenido a esta hora del día. Es uno de esos momentos que uno quisiera que se prolongaran en el tiempo. Un hombre de avanzada edad hace acto de presencia en el remansado cuadro, viene de una calle de arriba y se dirige a la iglesia. Pronto va a ser la misa, pronto vendrán con sus galas de domingo los sobrevivientes, hay que abrir el portón para que el sol penetre y caldee el ambiente del interior. A continuación el hombre aprieta un botón verde en la sacristía y las campanas comienzan a sonar como posesas, como si no lo hubieran hecho nunca. Cosas de la electrónica (que ya no hacen falta campaneros). Son las “primeras”, el estruendo es ensordecedor, más bien tirando a irritante, y es difícil que ningún vecino de los pocos que ya quedan en el pueblo se quede sin oírlas. Luego vendrá la segunda sesión, y al poco la tercera, y cada vez que las campanas suenen se apagarán los limpios rumores de la fuente. Adosada a la iglesia hay una casa de buenos sillares, me parece la sacristía, pero no, el hombre me dice que fue la casa del organista y de su familia. ¡La casa del organista! Esto es nuevo para mí. Un maese Pérez de Iglesias que tenía su propia casa, memoria de un tiempo musical para esforzados trabajadores de la tierra y para artesanos tejedores, que de todo ello hubo en abundancia en Iglesias. Anoto una ventana principal de esta casa (parece de aire dieciochesco) y la guardo con los cientos de singulares que llevamos guardadas.
En esta gran plaza, entre lapsus y lapsus campanil, no pude por menos que meditar sobre lo que ya perdimos, lo que estamos perdiendo y lo que vamos a perder definitivamente. ¿Pero de verdad, de verdad, que estamos decididos a que todos los pueblos mueran? ¿Estamos seguros de lo que estamos haciendo? Hummmm, no sé si estaremos jugando a ser  aprendices de brujo; algo me dice que lo pagaremos.


Casa del Organista.
Tenía una puerta contigua por la que se accedía
a la iglesia y su órgano

Fuente pública, octogonal y con anillo interior


Pero a lo que íbamos, la plaza tiene una gran iglesia, como es costumbre en cualquier pueblo, tiene una casa de organista, tiene una fuente octogonal de cuatro caños, con pasillo interior solo apto para personas y no para bestias, y por si fuera poco, con cuatro inscripciones, una en cada canto del “árbol”, que nos hablan de regulaciones de otro tiempo:


SE PROHIBE

LA SUMERSIÓN

DE TODA INMUNDICIA 

             1873
BAJO LA MULTA DE 4 RS.



¿Se podría pedir más? Pidámoslo, pues todavía nos queda por registrar una casa en un rincón sombrío de la plaza con otra curiosidad. No es fácil ver lo que las sombras ocultan, menos aún si se está bajo los efectos de un sol  deslumbrante. Aun así, elevando la mirada hacia las dos ventanas del piso superior llegué a descubrir dos inscripciones borrosas, una en cada correspondiente dintel. En aquel momento no alcancé a descifrar lo que la sombra desdibujaba, solo pude verlo al descargar las fotos en el ordenador. Ante mi sorpresa, en uno pude leer:


NI CONTRA EL REY

y en el otro,

NI CONTRA LA LEY



Dos ventanas con leyenda en una casa de la gran plaza 


Dos mensajes que nos lleva a pensar que dicha casa sin duda debió pertenecer a alguna persona de orden, tal vez a algún militar decimonónico.

Mediodía, ya empiezan a llegar los sobrevivientes con sus galas de domingo, vienen de una calle y de otra, en un tradicional goteo, han sonado las terceras.


2 comentarios:

  1. Y soy de Burgos y aun así no recuerdo haber viso una fuente con anillo interior, magnífica, gran reportaje Elías.

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