lunes, 28 de septiembre de 2020

RÉQUIEM POR EL ESQUENO DE LOS REBULILLOS

 

Ayer, copa esplendorosa y paralela al suelo del cerro,,,


hoy, ramas vacías viajando a las nubes


Tentáculos sin vida



FOTOGRAFÍAS: Esqueno seco en Quintanilla de las Viñas (tomadas en septiembre de 2015 y septiembre de 2020) 

Me lo contaron y no lo creí. El célebre esqueno de Quintanilla las Viñas, el que resistía el paso de los siglos en el cerro de Los Rebulillos, se había secado. ¡Cómo podía ser, si cinco años antes le vimos lleno de vida! (ver entrada en este mismo blog de 20 de septiembre de 2015). Tenía que ir para comprobarlo. Y fui. Y lo que vi me encogió el alma. Aquella esplendorosa copa que entonces se alzaba, inclinada, sobre la pendiente del cerro, se había resumido en un esqueleto. Sus ramas peladas, tentáculos hechos hueso mondo, sin ningún atisbo de vida, parecían clamar a las nubes pidiendo reunirse con las de su hermano gemelo, aquel que creció en el mismo lugar-pedregal hasta no hace medio siglo. Apenas diez metros separaban uno de otro. Cuando el uno murió, y desapareció, el sobreviviente lloró durante años su ausencia, pero no pudo superar la tristeza que le ocasionaba su soledad y ahora, olvidados los siglos, ya sin palabras para contar fabulosas historias de Lara, ni ojos para ver las Mamblas con las que tanto dialogó, lo único que espera es que de él nadie haga astillas.   


Quién le iba a decir al poderoso tronco

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domingo, 20 de septiembre de 2020

DIECINUEVE ROSETAS EN LA ANTIGUA DE GAMONAL

       




FOTOGRAFÍAS: Empedrado en la Antigua de Gamonal (septiembre de 2020)

De nuevo la roseta hexapétala. Cuando por fin ya había dado por acabada la recopilación de rosetas hexapétalas en la provincia de Burgos, cuando  me disponía a ordenar los materiales obtenidos sin ir más allá, y cuando ya creía que había encontrado la más grande de todas las rosetas de seis pétalos (una posible románica en Merindades), hete aquí que se me aparece un espectacular empedrado, no con una, sino con diecinueve rosetas, y además tan grandes o más que la citada. ¡Diecinueve hexapétalas reunidas en un mismo panel hecho con cantos! Tal portento lo descubrí recientemente en Burgos capital, para más señas (¡no os lo creeréis!), en la iglesia de la Antigua de Gamonal, bajo el gran pórtico que antecede y cobija a su no menos maravillosa, y muy descuidada, portada mudéjar, (cuánta ignorancia la mía). No tengo constancia de cuándo fue fabricado este singular empedrado, aunque me inclino a pensar que pudo ser en el siglo XVIII, que es cuando tuvo lugar el gran cañamazo de las hexapétalas. Otra cosa es si esta florida obra estuvo pensada por los ejecutores con un fin simbólico o si,  por el contrario, se realizó con una función meramente decorativa. Eso quizá no lo sepamos nunca. 

viernes, 11 de septiembre de 2020

FOTOS CON HISTORIA, DE NUEVO PEÑAHORADA





    
                                            Trinchera del ferrocarril en Peña el Agujero
            
                                      
                                             Iglesia de San Martín en el Barrio de la Mota


    
                                                        Iglesia de San Martín circa 1925


FOTOGRAFÍAS: Iglesia del Barrio de la Mota. Obras del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Peña el Agujero

En ocasiones se dan coincidencias que llegan a sorprendernos, como la que hoy da pie a esta entrada. En la última de estas os hablaba, queridos amigos, de cuatro fotografías decimonónicas del lugar de Peñahorada, hechas por el artista Juan  Antonio Cortés y que llegaron a mí de la manera que ya os conté. Fotos arqueológicas y conmovedoras que nos hablaban de un pasado emotivo y lejano de dicho lugar, a la sazón mi pueblo adoptivo. Pues bien, la casualidad ha querido que dos nuevas fotografías, con parecido cariz arqueológico, vinieran a mi encuentro en días muy recientes, aunque esta vez correspondientes al Peñahorada de Fuera y no al de Dentro, como fueron las cuatro anteriores.
La historia y la arqueología nos hablan, en efecto, de dos poblaciones con el nombre de Peñahorada, una era la que estaba al principio del célebre desfiladero conocido como El Callejón, en el término de Villaverde Peñahorada (Pennaforada de Foras), y otra, la que está casi al final del mismo (Pennaforada de Dintro). Las dos poblaciones son citadas en los documentos (ss. XIV y XI, respectivamente), la segunda, venturosamente todavía con vida, y la primera, ya desaparecida, aunque de ella queden los tristes restos de su iglesia gótica y un nombre nuevo: Barrio de la Mota.  De esta iglesia, para más señas de San Martín, ya hablamos en una lejana ocasión  (2009) en esta misma bitácora, denunciábamos su estado ruinoso y mostrábamos que el gran arco en escalera que precedía a su portada había sido trasladado y asentado en un esquinal de la Facultad de Teología de la capital burgalesa. Por entonces a esta iglesia se la daba como amortizada, ningún futuro, salvo su total desaparición, le esperaba. Por entonces también, por supuesto que el retablo que hoy podemos ver en una de las dos fotografías que adjunto ya no estaba, alguien se lo había llevado fuera de Burgos. La imagen no es muy buena, pero parece apreciarse que era obra renacentista.
La segunda fotografía nos evoca la construcción del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Las obras avanzaban en la zona entre los años  1925-28 y el lugar captado de las mismas es precisamente donde se encontraba la ventana natural (Peña el Agujero) que debió dar nombre a los dos pueblos (Pennaforada igual a peña agujereada). Con esa trinchera abierta, a través de la cual se aprecian obras en la apertura de un túnel, la ventana desapareció pero el nombre pervivió.
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Peña el Agujero en el desfiladero, antes de las obras del ferrocarril


FOTOGRAFÍAS: Iglesia y trinchera cortesía de Aurelio Merino