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Ayer, copa esplendorosa y paralela al suelo del cerro,,, |
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hoy, ramas vacías viajando a las nubes
| Tentáculos sin vida |
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FOTOGRAFÍAS: Esqueno seco en Quintanilla de las Viñas (tomadas en septiembre de 2015 y septiembre de 2020)
Me lo contaron y no lo creí. El célebre esqueno de Quintanilla
las Viñas, el que resistía el paso de los siglos en el cerro de Los Rebulillos,
se había secado. ¡Cómo podía ser, si cinco años antes le vimos lleno de vida! (ver
entrada en este mismo blog de 20 de septiembre de 2015). Tenía que ir para comprobarlo.
Y fui. Y lo que vi me encogió el alma. Aquella esplendorosa copa que entonces se
alzaba, inclinada, sobre la pendiente del cerro, se había resumido en un
esqueleto. Sus ramas peladas, tentáculos hechos hueso mondo, sin ningún atisbo
de vida, parecían clamar a las nubes
pidiendo reunirse con las de su hermano gemelo, aquel que creció en el mismo lugar-pedregal
hasta no hace medio siglo. Apenas diez metros separaban uno de otro. Cuando el
uno murió, y desapareció, el sobreviviente lloró durante años su ausencia, pero no pudo superar la tristeza
que le ocasionaba su soledad y ahora, olvidados los siglos, ya sin palabras para contar fabulosas historias de
Lara, ni ojos para ver las Mamblas con las que tanto dialogó, lo único que espera es que de él nadie haga astillas.
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Quién le iba a decir al poderoso tronco
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