lunes, 14 de junio de 2021

EL CUADERNO ESCOLAR DE BÁRCENA DE BUREBA, PROBLEMAS DE OTRO TIEMPO

 


Bárcena de Bureba en ruinas. En algún lugar estuvo la escuela


FOTOGRAFÍAS: Bárcena de Bureba en 2009. Hoja de cuaderno sin fecha. 

Conocí Bárcena de Bureba cuando aún sus casas estaban en pie, íntegras, de eso hace ya un cuarto de siglo. Era entonces un pueblo de silencio, sí, pues nadie lo habitaba ya, aunque había un vecino de este lugar viviendo en el cercano Abajas que se desplazaba todos los días a su pueblo natal para cuidar de que el caserío que tanto quiso no fuera objeto de saqueos o vandalismos. La integridad del pueblo duró mientras el guardián hizo su labor, pero cuando este dejó de hacer la vigilancia, Bárcena quedó desguarnecido y a merced de la barbarie. Y así, muy pronto las casas sufrieron todo tipo de desmanes.

Cinco años después de aquella primera visita volví a Bárcena, seguramente por esa costumbre innata en mí de volver a los lugares que un lejano día visité por primera vez… aunque, bien pensado, quizá fuera por ver la evolución sufrida. Y lo que vi quedó grabado en mi memoria para siempre, un espectáculo de salvajismo y desolación provocada que me cuesta comprender. Las casas, abiertas, las puertas, violentadas, violados los dormitorios, cuartos y cocinas, grafitis por cualquier pared, mobiliario destruido solo por el afán de destruir; el mal, en suma, se había hecho zapador de la destrucción. Y allí sentí vergüenza,  y allí lloré por todos los que con ilusión un día construyeron sus hogares.

De aquella visita recuerdo una imagen aterradora que nunca olvidaré. La mejor casa que había, una que todavía conocí con ese calor que desprenden las casas que se cierran temporalmente y que esperan ser abiertas en cualquier momento, había sufrido el torbellino de la sinrazón. Se notaba que había sido especialmente vandalizada por gente no evolucionada: ¿cómo, si no, explicar el espectáculo de papeles, libros y cuadernos de todo tipo fueran sacados, arrojados y desparramados por el exterior de la casa, en la calle, como si fueran despreciable basura? Me dolió mucho aquella infamia, aquella humillación, tanto, que quise rescatar algo, salvar alguna muestra de la historia familiar de la casa, para mi recuerdo y como recuerdo de lo que un día fue vida comunal de un pueblo burgalés tan humilde que ni siquiera llegó a tener luz eléctrica. Y así fue cómo rescaté un cuaderno, uno escolar al que le faltaban las pastas y sin fecha (quizá de los años sesenta) en el que algún niño o niña intentaba aprender los rudimentos de la aritmética, de la gramática y de la utilidad del conocimiento; un cuaderno que debió viajar todos los días escolares del calor y humo del candil del hogar a la Escuela de Instrucción Pública que hubo en Bárcenas. Apuntes, correcciones de la maestra o el maestro, tachaduras del niño, o de la niña, emoción a raudales que sentí al ver y leer el cuaderno.

A través de los problemas matemáticos, planteados por los maestros para que fueran resueltos por los niños, se me ocurrió que en ellos habitaba la etnografía (etnografía de los cuadernos, si se me permite); todo lo que había que resolver estaba destinado a cuestiones que parecían prácticas y en función del Sistema Métrico, donde fincas y heredades, toneles, vacas, gallinas y toda suerte de cuestiones para la supervivencia y vida rural se veían reflejados en su enunciado.

Me he permitido reproducir aquí, literalmente, algunos de los problemas que aparecen en dicho cuaderno. Siento que no tienen desperdicio, queridos amigos, disfrutadlos.

 

 

PROBLEMA 1.- “Una huerta de 18 metros de diámetro tienen en el medio un pozo de 2 metros de radio.

¿Cuánto terreno podemos sembrar?”.

 

PROBLEMA 2. -  “He comprado 8 trozos de tela de 6 m², 40 dm. 2 y 6 mm. 2, a razón de 7 duros el m².

¿Cuántos pts. importa la compra?”.

 

PROBLEMA 3.-  “Compré 2 conejos a 16, 30 cada uno y 6 por diez a 14, 75. Entregué para pagar 2 billetes de 10 duros y 1 de 5.

¿Cuántas pesetas me devolverán?”.

 

PROBLEMA 4.- “18 hombres trabajando 7 horas diarias tardan 34 días en construir una casa.

¿En cuántos días terminarán 25 hombres trabajando 6 horas diarias?

 

PROBLEMA 5 .- “5 caños de agua llenan un depósito en 8 horas y 13 minutos.

¿Cuánto tardarán en llenarlo 8 caños?”.  

 

PROBLEMA 6 .-  “Un padre dejó al morir las 2/3 partes de un prado para una hija y el resto a repartir en partes iguales entre 2 hijos.

Sabiendo que el prado tenía 4 Ha. de extensión,

¿Cuántos m² le corresponden a la hija y a cada hijo?”

 

PROBLEMA 7 .- “Un señor ha recogido 672 kg. de tomates y quiere envasarlo en botes de forma cilíndrica que tienen 8 cm. de radio y 40 de alto.

¿Cuántos botes necesitará?”.

 

PROBLEMA 8 .- “Un labrador ha sacado de una huerta 30 Qm., 4 Mg. y 9 Kg. De patatas. De otra huerta  1 Tm., 3 Qm. Y 5 Mg.

¿Cuántos Hg.  tendrá que vender a 1, 75 pts. Hg. para comprar un traje por 2 o 5 duros y cuántos Kg. sacó de toda la huerta?”.

 

PROBLEMA 8 .- “Un reloj que fue puesto en hora a las 12  de la mañana de un Domingo señala las 14 y 13 minutos a las 12  del Domingo siguiente.

¿Cuántos segundos se adelanta cada día?”.

 

PROBLEMA 10 .-  “Una señora tiene 8 gallinas que le gastan al mes 42 pts. en comida. Si al cabo de un año le ponen 76 docenas de huevos  y vende la docena a 16,5 pts.,

¿Qué beneficio tiene al año?”.       

 

PROBLEMA 11 .- “En un palomar hay 328 nidos. Si cada nido tiene 4 huevos y salen pichones de 6 de esos huevos,

¿Cuántos pichones nacerán y cuál será su valor a 4, 80 pts.?”.

 

Hala, hala, a resolverlos sin ayuda de algoritmos ni logaritmos.   


Hoja del cuaderno sin fecha, con problemas para la vida real

martes, 1 de junio de 2021

EL TETRASQUEL DE VILLANUEVA DE LOS MONTES

De poco sirvió la protección del símbolo, la casa se vino abajo

Pronto el dintel caerá

FOTOGRAFÍAS: Dintel en Villanueva de los Montes. Laderas de genista en Poza de la Sal (Tomadas en mayo de 2021)

No hace mucho un asiduo a este blog me preguntaba si había algún pueblo burgalés que yo no hubiera visitado, y le contesté que seguramente habría varios, tal vez muchos, aunque en aquel momento no se me ocurriera ninguno. Pasado un tiempecito, sin embargo, me vino a la memoria uno en el que nunca había estado, Villanueva de los Montes. Y como me parecía que esta era una asignatura pendiente, aprovechando la curiosidad de este seguidor decidí que ya era hora de visitar este lugar cercano a Oña, para más señas escondido en un delicioso valle entre montañas donde la carretera muere y en el que la despoblación se ha adueñado inmisericorde. La iglesia, caída; en cada esquina, vacíos y ruinas; apenas dos casas habitadas, una de ellas casona de gran porte y de apariencia dieciochesca. Y entre las ruinas, un muro que conserva, suspendido en difícil equilibrio, un dintel historiado con un tema que hoy me resulta muy familiar, el de los símbolos protectores en nuestros pueblos, que tanto nos ha venido ocupando en los últimos tiempos, como bien sabéis queridos amigos de este Cajón de Sastre (La roseta y la Cruz). Una vez más insisto en que la sorpresa salta en los pueblos a nada que se arañe en su pasado construido; por mínimos y humildes que sean siempre habrá en cada uno algo por descubrir y para la admiración. Alguien, en el retirado lugar de Villanueva de los Montes, decidió al construir su casa que había que protegerla, ¿y cómo hacerlo?: con el arma de los símbolos. De esta manera, en el dintel de lo que debió ser la ventana principal de su hogar, ahora en difícil equilibrio por la ruina que le envuelve, junto al año de construcción (1810), grabó dos cruces y un tetrasquel, este último el segundo que llevamos localizado en dinteles de la provincia de Burgos, junto al de Quintanilla de la Mata, lo cual no es poca cosa.

De la ruta que seguimos para llegar a Villanueva podría contar muchas bellezas de mayo, pero ninguna como la que en estos días se nos ofrece en las laderas del diapiro de Poza de la Sal, embellecidas por la genista hasta extremos nunca vistos. Tomad esta fotografía que aquí dejo como un regalo; y os diría más: no perdáis la ocasión de contemplar este milagro amarillo, mejor en un día que el sol brille.


Milagro amarillo en el diapiro