domingo, 3 de julio de 2022

LA VENTANILLA DESDE DENTRO

Una ventanilla para el recuerdo.
"Un billete a Castrillo, por favor"


FOTOGRAFÍAS: Estación de Salas de los Infantes (Tomadas en junio de 2022)

En algún aciago momento alguien decidió que las estaciones de trenes de líneas abandonadas tenían que desaparecer al ser clausurado el servicio ferroviario que prestaban. Ese era el aprecio reinante entonces por todo el patrimonio ferroviario que quedaba a su suerte. Sus deseos se han cumplido. Hoy, lo mismo las del Madrid-Directo que las del Santander-Mediterráneo, todas ellas de preciosa arquitectura, la mayoría se han convertido en un muestrario arqueológico que avergüenza. Quizá alguien pueda ver como normal que esto suceda con las estaciones de pueblecitos, pero puede ser también que haya quien se sorprenda al ver que el mismo destino puede aguardar a estaciones de cierto empaque, como por ejemplo la de Salas de los Infantes. Camino lleva. Cuando uno entra en la estación de la capital serrana, por la parte que da a las vías, donde todo se encuentra abierto, lo primero que ve es desolación. Es como si Atila, o cualquier otro bárbaro ostrogodo (que me perdonen los ostrogodos), hubieran acampado en ella en alguna de sus operaciones de castigo y desguace. Qué pena. La estación de Salas de los Infantes, un caserón de época, testimonio importante de la arquitectura ferroviaria del primer cuarto del siglo XX, que tantos servicios prestó a Burgos, debería ser protegida y conservada. Estaría bien que se le diera una nueva utilidad.  

Entre tanta desolación como puede verse, como una especie de milagro, aún puede verse, en su integridad, pero sellada a cal y canto, la ventanilla por donde muchos serranos viajeros dejaban ver sombrero, boina o pañolón cuando solicitaban sus billetes y donde todos aparentábamos ser simples retratos. Lo que se ve de ella es el otro lado, el que ningún viajero veíamos desde la sala de espera. Al mando de esta reliquia uno se imagina hoy a aquel señor uniformado y con gorra plato que expedía los billetes y manejaba los cajoncitos del dinero, los mismos cajoncitos que pueden verse en la fotografía que aquí se muestra. “Un billete a Burgos, por favor”, otro a Rabanera, otro a Soria..., y así otros tantos billetes a destinos y paradas como el S.M. hacía, desde Hontoria del Pinar hasta Cidad-Dosante, o a la inversa. La ventanilla de Salas de los Infantes nos permite viajar ahora solo al triste lugar de los recuerdos.


Estación de Salas de los Infantes.
O se la da un uso o no tardando mucho
se convertirá en una ruina 


 

2 comentarios:

  1. Desde el otro lado arranca más melancolía. Tanto se pierde desde el punto de vista humano como de la historia. Proteger estos lugares emblemáticos debería ser un deber
    Gracias una vez más, Elias

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