Diseños para todos los gustos |
FOTOGRAFÍA: Aquellas viejas radios
Ahora que los desmembrados y sumergidos restos de Villorobe deben
aflorar por la bajada de las aguas del pantano, como consecuencia de la sequía
que nos asola, resucito una curiosa historia que tiene que ver con los primeros
tiempos de la radio en nuestros pueblos, también en Villorobe. Me parece de gran
interés darla a conocer por lo que significó de revolucionario y mágico en
aquella sociedad campesina de los años cuarenta-cincuenta, aún esclava del arado
romano, el hecho de que música y palabra a viva voz pudieran salir de una caja de madera
apenas un poco más grande que un adobe.
En
mi memoria han resucitado los interrogatorios que llevé a cabo en el proceso de
elaboración del libro Los pueblos del silencio, y las respuestas
que quedaron inéditas. Entre las
muchas preguntas había una sobre quién fue el primero en tener radio en cada
pueblo, quién fue el avanzado y cuándo la adquirió. No era una mera curiosidad,
pues constituía y constituye un acontecimiento importante que ayudaba y ayuda a
conocer la lenta evolución y devenir del medio rural. Las respuestas las
teníamos, solo que archivadas y durmiendo desde hace veinte años en rancias carpetas.
Hoy, en una operación de busca, al revisar estas carpetas he encontrado varias respuestas
“radiofónicas” que me han parecido especialmente interesantes. Una de ellas es
la que se refiere a un maestro de Villorobe, un docente catalán que, recién terminada
la guerra (Civil, por supuesto), llegó “desterrado” al pueblo serrano y fue el
primero en tener radio. Según la respuesta del vecino encuestado, este maestro,
Salvador Alajón Balsac, debía ser de mentalidad abierta y solidaria, ¿cómo sino
explicar que compartiera su radio con todo el vecindario poniéndola a todo volumen
en su ventana para que todos la oyeran? Hermoso, ¿verdad, amigos? Esta es la respuesta
completa de dicho vecino:
Todos
en la plaza para escuchar la radio al salir de misa
“La
primera radio la tuvo un maestro nacional que vino, recién terminada la guerra,
de Barcelona, de la zona roja, y le mandaron aquí, a Villorobe, a modo de
destierro. Don Salvador Alajón Balsac se llamaba, catalán de pura cepa. Estuvo
varios años. Era una radio rectangular, y cuando salíamos de misa ponía la
radio encima de la ventana de la vivienda y todo el mundo nos juntábamos en lo
que era la plaza de Villorobe, pues a escuchar la música, que la ponía muy
alta. Como la cantina estaba allí mismo pues la gente se paraba allí. Era un
señor muy amable. Al salir de misa, ¡a escuchar la radio!”.
OTRAS RESPUESTAS
PLÁGARO
Ponían la radio a todo volumen para que los que estaban trabajando en el campo pudieran oírla
“-¡Padre, compre una radio, aunque sea pequeña!
-¡Pero
si no tenemos dinero, qué vamos a comprar!
Yo
me acuerdo de una vez que vendió una cabra, o un chivo, cogí dinero y lo
escondí en una mesilla, y le dije:
-Padre,
esto tiene que ser para la radio.
Así
que cuando me casé y me vine aquí [a Burgos] lo primero que hicimos fue
comprarle una radio las hermanas a mi padre.
Un
chico, hijo del pueblo, que trabajaba en Bilbao, trajo una radio hecha de
artesanía, y los primeros días la ponía a todo volumen para que los que
estábamos trabajando en el campo oyéramos los cantares. Estábamos en la era
trillando y la ponía un hijo de Gregorio, Nemesio, a todo volumen para que
oyéramos los cantares”.
HUIDOBRO
Le
compraron una radio para que no se marchara del pueblo
“La
primera radio fue en 1964. La mi hija la quería, y no se quedaba en el pueblo
si no le compraba mi madre una arradio. Se venía a Burgos con este y la compró mi
madre arradio para que no se marcharía de donde nosotros”.
CORTIGUERA
“Íbamos
a oír la Pirinaica y los partes”
“El padre de Chicarrilla fue el primero en tener radio. Íbamos a oír la Pirinaica cuando la guerra; cuando la guerra, llevaron la radio y íbamos a oír los partes”.
VILLALTA
Todos
los chicos del pueblo venían a oírla a nuestra casa
“[La radio] la pusimos al poco de la luz, en 1955. Fue la nuestra la primera, todos los chicos del pueblo venían a oírla a nuestra casa”.
Maravillosos testimonios orales recogidos. De los que a mi me gustan. Preciosa entrada Elías.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro de que te haya gustado, Faustino.
EliminarUn abrazo
Algo hay que te identifica con todos, al menos por ser de pueblo y por recordar esa palabra tan especial, solidaridad, preciosos recuerdos
ResponderEliminarGracias, Elias