jueves, 27 de abril de 2023

MÁS BOCALLAVES MARAVILLOSAS



Bocallave.
La debió hacer un experimentado orfebre en 1886.


FOTOGRAFÍAS: Bocallaves (Tomadas en abril de 2023)

En entrada anterior pudimos ver una original bocallave cuyo interés añadido radicaba en contener en su herraje una cruz y una roseta de seis pétalos, los dos símbolos protectores por excelencia en los hogares rurales burgaleses, como todos sabemos. Decíamos que era un hecho insólito, pues hasta entonces no habíamos encontrado ninguno de estos artificios que reuniera ambos símbolos juntos.

Pues bien, hoy, por una extraña casualidad, he de volver a las bocallaves, porque en día muy reciente y sorpresivamente me salieron al paso dos ejemplares del siglo XIX cuya belleza y espectacularidad nada tienen que ver con todos los que he podido encontrar hasta ahora. Uno de ellos se encuentra en un lugar de la ribera del Duero y el otro en un pueblo no muy lejano a Burgos.

A la vista de ambos es cuando uno se da cuenta del gran valor patrimonial de las bocallaves y del peligro que corren al estar la gran mayoría a la intemperie. Es por este motivo que me encuentre ahora, de nuevo, en la eterna y grave tesitura de dar a conocer y de proteger. Aun así, no me resisto a compartir con vosotros la belleza reunida en ambos ejemplares, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, porque bien lo merecéis después de tantos años siguiendo esta bitácora. Permitidme, no obstante, que no dé más señales de localización por esos escrúpulos conservacionistas que seguro bien compartís. Conformémonos, entonces, con disfrutar de las imágenes obtenidas, y soñemos una vez más.


Bocallave. 
Por sus evidentes semejanzas con la anterior bien pudo hacerla
el mismo maestro orfebre.


martes, 18 de abril de 2023

DE NUEVO LA ROSETA Y LA CRUZ


Una bocallaves original.

FOTOGRAFÍA: Bocallave en la Colegiata de Roa de Duero (Tomada en abril de 2023) 

Todos los sabíamos, el trabajo recopilatorio de rosetas hexapétalas y cruces en la provincia de Burgos, aquel que dio pie a la publicación “La roseta y la cruz. Símbolos protectores del medio rural burgalés”, no podía ser completo. Estábamos seguros, en el inicio de la investigación, de que no llegaría a serlo, de que en algún lado del Burgos recóndito, y no tan recóndito, quedarían expresiones de estos símbolos por catalogar, como finalmente así ha sido. En nuevos recorridos por la provincia burgalesa, continuando con la catalogación de ventanas singulares, tantas veces interrumpida, nos salieron al paso numerosas cruces y rosetas hexafolias en distintos lugares y en distintas ubicaciones. Guardadas van quedando. Entre estos últimos descubrimientos se halla una bocallave en la colegiata de Roa de Duero que contiene, en sencilla chapa, los dos símbolos, un caso original, y extraordinario para nosotros, pues hasta ahora no habíamos detectado ningún artificio de esta índole con semejante característica. Aprendimos con el trabajo citado que eran corrientes las bocallaves con una solitaria cruz, pero ninguno llegamos a ver con los dos símbolos juntos. El hallazgo, pues, fue toda una sorpresa, y un regalo que quiero compartir con vosotros, queridos amigos de este Cajón de Sastre.   

viernes, 14 de abril de 2023

ARTE SIN PRETENSIÓN DE SERLO


En la suave ondulación de la tierra...

un ejército ordenado de viñas.


FOTOGRAFÍAS: Viñedos de Valcabado de Roa (Tomadas en abril de 2023).

     No puede decirse que las imágenes que aquí os dejo hoy, queridos amigos de este Cajón de Sastre, sean con propiedad merecedoras de guardarse en la etiqueta que en su día creamos con el título de "arte en la naturaleza". Pero esta vez haremos una excepción. No es naturaleza libre, pues aunque algo se le parezca, lo que vemos sobre la tierra y bajo el cielo es un paisaje manipulado por el hombre, o la mujer. Tampoco puede decirse que sea arte, porque no se ha pretendido hacer semejante cosa con esta plantación de viñedo, como bien puede comprenderse. Y sin embargo, de las dos cosas hay en la composición surgida. A veces, la naturaleza intervenida y el arte sin pretensión caminan juntos para nuestro goce, solo se necesita mirar, y después de mirar, soñar. 
     Hacía mucho tiempo que no viajaba al sur, no sabía lo que me estaba perdiendo. 

martes, 11 de abril de 2023

LA RUTA DE LA SEDA (Y IV). GERARDO ABRAIRA, EL DIBUJANTE DE FÁBRICAS



Conjunto de la fabrica de sedas de Burgos (S. E. S. A:), con señalización de 
alguna de las dependencias
 (Dibujo de Gerardo Abraira)


FOTOGRAFÍA: Dibujo del conjunto S.E.S.A. (circa 1940)

DEPENDENCIAS SEÑALADAS:

1.- Entrada principal   2.- Ficheros   3.- Oficinas generales   4.- Almacenes   5.- Carboneras.. 6.- Salas calderas   7.- Talleres mantenimiento   8.- Sala máquinas   9.- Hilatura   10.- Blanqueo   11.- Clasificación   12.- Producción viscosos   13.- Cocheras   14.-Botiquín   15.- Viviendas unifamiliares para personal de la fábrica   16.- Barriada para personal de fábrica   17.- Iglesia del Pilar   18.- Escuela para hijos personal   19.-  Economato   20.- Transformadores   21.- Ácidos para hilatura   22.- Viviendas de notables (Director)                      


     Como ya se advirtió al principio de esta serie sobre las fábricas de seda artificial de Valdenoceda (Alday) y Burgos (S.E.S.A.), el motivo que dio origen a la misma fue el hecho de haberse recibido en este blog un impresionante dibujo de la segunda realizado por Gerardo Abraira, un autor del que nada conocíamos, poco o nada se conoce a nivel general, y por supuesto gran desconocido en Burgos. Dicho dibujo, alarde de una minuciosidad cuasi fotográfica, y que ya insertamos en la primera de las entradas, volvemos a reproducirlo aquí, con la variante de que cada una de las dependencias que se aprecian han sido señaladas para la mejor comprensión de lo que fue el conjunto sedero.
            El investigador Javier González de Durana Isusi es quien tuvo la gentileza de enviar para este blog el magistral dibujo de Gerardo Abraira. Pero, ¿Quién fue este desconocido dibujante, injustamente olvidado y cuya obra tan perfeccionista ahora nos asombra? Para contestar a esta pregunta nada mejor que recurrir a dicho investigador, que en la actualidad trata de recuperar toda su obra, de restaurar su memoria y prepara una gran exposición en Bilbao para el año próximo. Siguiendo su propio blog, 


sabemos que Abraira, en los años 40, trabajó de encargo para las más grandes fábricas, para aquellas que solicitaban su buen hacer con el fin de tener imágenes completas con las que presidir los despachos de directores o altos cargos, y también las salas de espera. 
    Fundamentalmente, su obra se centró en el país vasco, pero, por fortuna, también alguna fábrica burgalesa, además de S.E.S.A., se vio beneficiada por su hiperrealista estilo. Es el caso de Valca, en el valle de Mena, y de la vieja Fabril Sedera, cuya pintura colorista ya tuvimos ocasión de mostrar aquí, con su flamante chimenea, la misma que guarda todavía su memoria en la actual calle Sahagún.   
   A la vista del gran dibujo de S.E.S.A. es fácilmente adivinable que Gerardo Abraira tuvo como punto de observación para su trabajo un lugar alto, quizá al nivel de Villalbilla. De ahí que sea visible también toda la barriada de viviendas para obreros de la fábrica, la iglesia del Pilar y los campos de La Milanera. Y es que, como bien dice de Durana Isusi,  

"El hecho de mostrar las fábricas desde un punto de vista elevado proporcionaba una imagen de cierta grandiosidad que, sin duda, era querida por los empresarios. Como los antiguos generales que solicitaban a pintores el encargo de plasmar aquellos paisajes en donde habían acontecido sus victorias militares, los industriales bizkaínos encargaban a este modesto dibujante que les representara el paisaje de sus éxitos económicos".  

domingo, 9 de abril de 2023

ARTE POPULAR EN LOS PUEBLOS, EL CHICO DE LA VENTANA


Performance en Pineda Trasmonte.  



FOTOGRAFÍAS
: Pineda Trasmonte (Tomada en abril de 2023). 

     De un tiempo a esta parte vengo observando que los pequeños pueblos se están llenando de pinturas de tipo agropecuario y costumbrista. Muros y paredes de toda condición se han convertido en lienzos para pintores populares salidos de todas partes y de la nada. Por lo general, son artistas no profesionales, a lo que se ve llenos de nostalgia, que añoran las actividades que llevaron a cabo sus padres y abuelos y quieren recordar con colores una vida campesina en blanco y negro que ya forma parte de un lejano pasado, de un tiempo que no ha de volver. Pareciera que esta pléyade de artistas quisieran dar vida a la desolación de la España Vacía que se esconde tras ventanas a la nada. Toda expresión colorista vale para combatir el horror al vacío en un pequeño pueblo, todo es más llevadero si alguien nos recuerda cómo fuimos, aunque sea la arcadia infeliz de nuestros ancestros. Y ocurre que, entre tanto artista naif, tanta simplicidad de colores y formas, tantos bueyes trillando, tantas gallina picoteando, a veces surge alguien en algún pueblo menguado que ha desarrollado alguna idea diferente y de mayor enjundia. Esto pude comprobarlo, recientemente, en Pineda Trasmonte, lugar en el que el artista "oficial" dio muestras de imaginación y creó composiciones originales en rincones escondidos del caserío, como si con ello tratara de que todos participemos en un juego, su juego. Entre todas sus figuras me quedo con la del chico a punto de saltar por la desvencijada ventana de una casa arruinada, que bien podría interpretarse como alegoría de una huida, de la escapada del abandono y la soledad.

jueves, 6 de abril de 2023

LA RUTA BURGALESA DE LA SEDA (III), MEMORIA DE UNA PIONERA DE LA SEDA ARTIFICIAL


Parcial de la fábrica de sedas de Burgos, ya prácticamente levantada (circa 1920).
Foto Vadillo. (Archivo Diputación Provincial de Burgos).


FOTOGRAFÍAS:
Fabrica de Sedas de Burgos (de época). Paisaje de la fábrica de Valdenoceda. Pionera de la seda (Tomadas en 1995).  


LA RUTA BURGALESA DE LA SEDA. 
MEMORIA DE UNA PIONERA DE LA SEDA ARTIFICIAL 

Memoria de la pionera Leonor

     Leonor García, de 89 años y natural de Valdenoceda es una de aquellas obreras que, habiéndose iniciado con tres de sus hermanas en la factoría de Alday,  decidió seguir la ruta de la seda por el Páramo de Masa hasta Burgos. De eso hace ya 66 años. Contacté con ella en uno de los chalecitos del barrio de El Pilar que miran al artístico caserón de la antigua Azucarera, construido en 1901 por el arquitecto Félix Landía. Todo en este lugar recuerda industrias fenecidas: sederas, hilaturas, telares, azucareras, curtidos, bombas durante la Guerra Civil... Hubo incluso, en 1915, intención de instalar junto a la Azucarera una gran fábrica para la producción de cartuchos por una sociedad metalúrgica creada con el visto bueno del "Ramo de Guerra", cuyo proyecto no llegó a fraguar debido a que la fábrica de luz "El Porvenir de Burgos" no estaba preparada para suministrar la energía que le era necesaria. 
     Podría decirse, pues, que esta zona de Burgos junto a la vía férrea fue el primer polígono industrial de la ciudad. Así lo debió entender José María Moliner, quien, según Leonor García, convenció a José Alday para que, al señuelo de que los trenes podrían entrar a la fábrica y de que los sueldos en Burgos serían bastante más baratos  ("en Valdenoceda cobrábamos 3, 50 pesetas al día y en Burgos pasamos a 1, 50") trajera la fábrica a Burgos. 
     La laboriosa anciana, primera mujer que entró a trabajar en S.E.S.A,, cuando sufrió la inesperada visita de este cronista y se vio sometida a un sorpresivo interrogatorio sobre su pasado en la seda artificial, lejos de retraerse sus ojos se iluminaron y empezó a recordar.  Y habló largo y tendido. Parecía que durante años hubiera estado esperando la visita de alguien a quien contar su historia, la de Valdenoceda y la de Burgos. "Yo me crié con los alemanes -explica-, ellos fueron quienes inventaron la seda artificial y con ellos me vine a Burgos". Se acuerda del apellido, Hattemberg ("don Ernesto") y de cómo estos ingenieros hicieron todo tipo de pruebas en Valdenoceda para la consecución de la seda artificial (rayón), "primero hicieron experimentos con harina de trigo, luego terminaron haciéndolo con papel". 


A la derecha de la carretera (C-629) se aprecian las casas donde vivieron los
obreros y obreras de la fábrica de Valdenoceda.
A la izquierda, los caserones de la propia fábrica, 
al fondo, el puerto de La Mazorra. 


     De José Alday, alma máter de la factoría del Ebro y cuyo nombre se perpetúa en el callejero de Valdenoceda, Leonor tiene un interesante y emotivo recuerdo para comprender, siquiera un poquito, el por qué del asentamiento de la fábrica en su pueblo: ""José Alday, que era de Santander, sufría mucho de reúma y los médicos le aconsejaron que cambiara de aires. Por eso sus padres le mandaron a Valdenoceda", probablemente para hacerse cargo de otra industria textil preexistente en el mismo lugar "que era de unos catalanes fabricantes de telas . Su dueño era don Magín", sigue explicando Leonor. 
     Agradece esta emérita sedera al industrial reumático que le regalara un terreno frente a la nueva fábrica "para hacerme una casita". En realidad, todas las pequeñas casas que pueden verse todavía frente a la sedera, al otro lado de la carretera, debieron pertenecer a los obreros y encargados de la fábrica.
     Con buen humor, y cierta dosis de nostalgia recuerda también la octogenaria cuando "a los más de treinta obreros y obreras que vinimos de Valdenoceda a Burgos nos alojaron en el pabellón de la Azucarera, que era de Moliner. Al principio dormíamos tirados en el suelo sobre los colchones que nos trajimos del pueblo". Pero este testigo excepcional siente una gran pena cuando revive el desmantelamiento del complejo industrial de Los Hocinos ocurrido en 1928: "Cuando se marchó la fábrica, se acabó el pueblo. A continuación se fue la fábrica de chorizos de los Uriarte, que entonces estaba allí, después se fueron las monjas del convento de Quintana, la Guardia Civil.... En fin, ahora me da mucha pena cuando me asomo al valle por La Mazorra". 




Leonor García, pionera en la seda artificial, fue encargada de la Sección del Silencio en
la fábrica de Burgos.  Tuvo a su cargo 114 "chicas". 


  "Era tal el recogimiento en la Sección del Silencio que más parecía un convento. De hecho le diré que una docena de chicas que trabajaron en ella terminaron haciéndose monjas".  




La Sección del Silencio

     Aunque no es la S. E. S. A. la protagonista de esta historia, Leonor García no puede evitar dar rienda suelta a sus vivencias en esta fábrica, pues no en vano, como ya se ha dicho, fue la primera obrera de la seda artificial en Burgos y por ello conoció los azarosos comienzos: "Echar a andar la fábrica y empezar la guerra", explica.  Y no solo eso. Durante el tiempo que duró la confrontación, en lugar de seda  "se fabricaron bombas y se trabajaba la trilita". Pero de todo su relato sobre la S.E.S.A., lo que más puede llamar la atención es su experiencia como encargada de la sección de clasificación de la hilatura: "Tenía a mi cargo 114 chicas y a mi sección se la conocía como la del silencio. En ella no se podía hablar nada porque podía haber confusiones al contar los filamentos del hilo. Era tal el recogimiento en la sección que más parecía un convento, de hecho le diré que una docena de chicas que trabajaron en ella terminaron haciéndose monjas". 

     La vida laboral de esta pionera de la seda terminó cuando S.E.S.A. llevó a cabo el traumático cierre en 1966, año coincidente con el de su jubilación.  

lunes, 3 de abril de 2023

LA RUTA BURGALESA DE LA SEDA (II). PRIMERA SEDA ARTIFICIAL EN ESPAÑA

Conjunto fabril en el desfiladero de Los Hocinos (Valdenoceda, circa 1920).
Primero fue fábrica de harinas, después fábrica de sedas artificiales,
 y más tarde sirvió como penal de presos, durante y después de la Guerra Civil.
(Foto: Vadillo. Archivo Provincial de la Diputación de Burgos),
 


FOTOGRAFÍAS: Fotos de época: Vadillo (circa 1920). Desfiladero de los Hocinos (2011).

PRIMERA SEDA ARTIFICIAL

     [...] A estas altura de la investigación sabía ya que en un primer término los caserones del Ebro fueron un importante centro de molturación harinera, y que posiblemente debido a la citada actividad textil desarrollada con anterioridad en Valdenoceda, después se convirtieron en en una fábrica de sedas artificiales. No obstante, la sorpresa mayor surgió cuando, revisando la hemeroteca de Diario de Burgos, localicé una gacetilla del 24 de julio de 1929 con el título "Una fábrica de seda artificial en Burgos", bajo el cual pude leer: "En realidad, la primera fábrica nacional de seda artificial ha sido la que instaló, y funciona actualmente en Valdenoceda de Villarcayo, la razón social Alday y Compañía. De modo que la primera fábrica nacional de seda artificial que ha poseído España ha cabido el honor de poseerla Castilla". El anterior texto se justificaba porque, según se informaba más adelante, había intención por aquel momento de trasladar la fábrica de Valdenoceda a Burgos. A este respecto, se decía  que "la Gaceta de Madrid de 20 de los corrientes nos trae la buena nueva de la autorización dictada por el Consejo de Economía a propuesta del comité regulador de la producción, por la que la Sociedad Alday y Compañía pueda trasladar la fábrica de Valdenoceda a Burgos". Así, con todos los datos obtenidos, decidí que era ya el momento de rastrear in situ el poso de la sedera en el valle de Valdivielso. De este modo, me trasladé a Quecedo, Ayuntamiento de aquella Merindad, con la esperanza de que allí habrían de darme pelos y señales de la histórica fábrica.  


Empleados de la fábrica de sedas de Valdenoceda (circa 1920).
(Foto: Vadillo. Archivo Provincial de la Diputación de Burgos).
 

     Qué equivocado estaba. Ni un solo documento sobre ella se conserva en ese Ayuntamiento. Pero la visita al pueblo de Los Cárcavos no fue del todo infructuosa:  Alcalde y secretario de la Merindad de Valdivielso me pusieron al corriente de cómo, durante los años de la Guerra Civil, e incluso algunos años después, la desmantelada fábrica y anterior molino se convirtió en un penal. Y no solo eso, me proporcionaron también nombres de personas mayores del valle que trabajaron en la seda y que podrían ofrecerme jugosas informaciones. He aquí alguna de ellas:  Gaspar Gómez, de 77 años y vecino de Quecedo, que podría instruirme sobre el tema del penal; Celestino de la Torre, de 95 años y vecino de Condado, que hizo portes con su camioneta para la fábrica; y Heliodoro Diego, de 92 años y residente en Valdenoceda, que trabajó durante nueve años en la hilatura de la sociedad Alday.    


Río Ebro y desfiladero de Los Hocinos, maravilloso paraje para la suavidad de la seda.


Testigos de la historia. 
Celestino de la Torre sacó su carné de conducir estando en la Guerra de África.  Con su camioneta ayudó a trasladar la fábrica de Valdenoceda a Burgos. 

     Por haber dedicado toda su vida al transporte, tanto de viajeros como de mercancía, el nonagenario Celestino de la Torre goza en el hermoso valle de Valdivielso de una enorme popularidad. Disfruta también de una envidiable salud y excelente humor, y afirma tener solicitado, "no se si me lo aprobarán", llegar a los cien años. Camino de ello lleva. Y es que, comenta ufano, "le voy a decir una cosa: yo he llevado a muchos  enfermos a los hospitales de Burgos, pero yo nunca he he hecho noche en ningún hospital".
     De su ajetreada vida como transportista, entre otros viajes "hacía el servicio diario entre Valdenoceda y Oña". Recuerda que "la  primera camioneta que se vio en el valle fue la mía; me costó 3000 pesetas y se la compré a a Quintanilla, en la calle de la Paloma de Burgos. El carné lo saqué en el año 21 (1921), estando en la Guerra de África". Precisamente, de su paso por el ejército  recuerda que "cuando el Desastre Annual, yo estaba pasando la mili en el castillo de Burgos, de donde me llevaron a Melilla. Allí estuve tres años,  en el Gurugú". Y del castillo de Burgos le diré que lo que más recuerdo es la cantidad de chinches que había y las subidas y bajadas al río Arlanzón para dar de beber a los mulos del cuartel".
     Celestino tiene, pues, tres temas fundamentales en su relato: la conducción, la guerra de África y la famada fábrica de carros de Condado, que perteneció a su familia. Tres recuerdos, tres pasiones. Y una más: su esposa, María Alonso de Armiño, que llegó de la Pampa Argentina y con la que lleva en matrimonio la friolera de 63 años. Por eso, de no ser reconducido en su discurso, difícil habría sido llegara la fábrica de sedas del Ebro, motivo de mi entrevista con él.  Así, a duras penas pude "extraerle" que se instalaría sobre 1918" y que "en aquel tiempo trabajarían en ella más de cincuenta operarios, todos ellos procedentes de los pueblos del valle". Explica, así mismo, que "la fábrica tenía un camión de ruedas macizas la con el que transportaba los productos. Yo mismo hice portes hasta Briviesca, de donde se llevaban a Barcelona; en incluso, cuando se desmontó la fábrica, ayudé a a llevar la maquinaria a Burgos, a la Azucarera". 


La fábrica de los Alday en Valdenoceda tenía cuatro telares.

                      
     Una cosa estaba ya suficientemente clara: la fábrica de sedas artificiales de Valdenoceda se trasladó a Burgos, a las antiguas instalaciones de la Azucarera, situadas junto a La Milanera. Esto me lo confirmó también Heliodoro Diego, natural de Condado y vecino del barrio de Enmedio, de Valdenoceda, que habiendo entrado a trabajar en la fábrica del Ebro a los 16 años, asegura que los caserones que ahora se ven "pertenecen a la fábrica de harinas y que después se aprovecharon para la de sedas"; y algo más: "En la fábrica, que tenía cuatro máquinas de hilar, se trabajaba a relevos, los hombres en tres turnos y compaginando con las tareas del campo, y las mujeres solo por el día". Tampoco había ya duda, a estas alturas de la investigación, de que la Sociedad Alday y Compañía, de Los Hocinos pasó a convertirse en la hoy  también desaparecida S.E.S.A (Sedera Española S.A.), de Burgos, la primera fábrica de importancia instalada en la capital y que tantas expectativas llegó a crear entre la clase trabajadora. 
     Heliodoro me había advertido de que con la marcha de la fábrica de Valdenoceda muchos obreros y obreras del valle que trabajaron en ella se fueron también a Burgos, una circunstancia que me hizo pensar en que tal vez sería más fácil contactar con obreros de la vieja fábrica en la capital burgalesa que en el pueblo de debajo de la Mazorra. Así, pues, decidí que el paso siguiente habría de ser la localización de jubilados de la S.E.S.A. en el Barrio del Pilar, allí donde todavía se alzan dos grandes chimeneas como testigos del azúcar y de la seda artificial.  

Continuará: