jueves, 26 de abril de 2012

ATARDECER EN VILLARGÁMAR


Corredores sobre el puente.

Vías del tren. 

FOTOGRAFÍAS: Desde el puente de Villargámar. (2010- 2007). 

Permitidme, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que en la sección “Arte en la Naturaleza”, que aquí seguimos, incluya también el cielo, los cielos de Burgos. Al fin y al cabo, ¿no es también el cielo naturaleza? ¿Hay cielos distintos? Siempre me lo he preguntado. ¿Acaso es el cielo de Patagonia diferente al de Burgos? Seguramente, sí. El de Burgos, condicionado y animado por nuestros familiares vientos y borrascas, siempre me ha parecido  distinto, e infinidad  de veces, obra de arte sin parangón. ¡Fotografiar el cielo! No sé, quizá con esta excentricidad esté haciendo la competencia a los informativos del tiempo en Televisión. No es mi intención, desde luego. En fin, perogrulladas aparte, lo que quería deciros es que en mi nuevo barrio, donde la ciudad muere, tengo ocasión de ver todos los días el cielo abierto, lo cual no deja de ser un privilegio. Tengo la suerte de poder contemplar, un día sí y otro también, indescriptibles ocasos, acompañados de nubes de mil colores que navegan a la deriva hasta perderse, fagocitadas por el sol al ocultarse. Qué maravilla, qué suerte. En las dos fotografías que os dejo, el cielo es el mismo, visto en distinto día y desde el mismo lugar. Tres hombres  que corren hacia el sol moribundo lo hacen sobre un puente de la vía del tren, de un tren que ya dejó de pasar porque ya no tiene vías. Unas vías que aquél día brillaban de oro, camino de Madrid, pero que ya han desaparecido. 

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