martes, 5 de junio de 2012

POR EL GRAN CAN DE MUÑÓ (III) EL CASTILLO DE LOS CONEJOS







FOTOGRAFÍAS: Castillo de Muñó, con su ermita, en Villavieja de Muñó (Tomadas el 24 de mayo de 2012). 

Nos habíamos quedado en la Caseta del Tío Julián, la del majuelo olvidado de Mazuelo. De aquí seguí a Villavieja por tierras verdes del Gran Can de Muñó.  Quería disfrutar del magnífico panorama ya descrito, sentarme en la butaca para otear los horizontes del Arlanzón, ver si era verdad que desde allí se podían distinguir los capiteles de la Catedral, como se afirma en la enciclopedia Madoz, recorrer también el perímetro del castillo arruinado, conocer de cerca un muñón medieval que siempre, en la distancia, más me pareció una muela que un castillo. Ciertamente, no es mucho el espacio existente para fijar un castillo, ni siquiera roquero, pero la tradición y los documentos avalan el lugar como asentamiento castellar y no dejan lugar para la duda. Nada queda ya a la vista de sus muros, como nada queda ya del viejo Conjuradero del pueblo;  piedra que se veía, piedra que se llevaron, todo es adivinable con la lógica medieval, sólo algunos fragmentos de tejas y el hundido de la torre del homenaje, más mil años de antigüedad, más alguna leyenda nacida de la magia del lugar y forjada en los pueblos de Muñó. Ya no hay sacristán en la ermita crecida a sus pies, ya no llegan los curas que se reunían por decenas, año tras año, el último sábado de agosto. Ya sólo quedan conejos, los conejos que han minado hasta la extenuación el muñón resultante del castillo caído. Sus cuevas parecen accesos a pasadizos que llevan a cámaras ocultas, y adivino en el interior cónclaves de cientos de conejos, Capítulos celebrados en huecos húmedos de la memoria, en salas rezumantes de historias y del moho de los siglos. En sus asambleas anuales los cuatropatas hablan y no paran de la visita, en una ocasión sin data, de una mujer, de una chica que se atrevió a entrar en su reino oscuro, cuando aún se podía, y propagó después, por todo el Can, que había visto allí una gallina de oro y sus polluelos también de oro. Los conejos hablan y no paran también de un pasadizo que sólo ellos conocen, de un largo y abovedado pasaje que comunica con el Arlanzón, con el río. Después, al terminar sus reuniones, salen de sus madrigueras de la Historia y descansan, se relajan oteando sus conocidos horizontes.

4 comentarios:

  1. que lugar tan evocador , que cuadro el cerro con la ermita en cuesta....acudi a este lugar atraidi por su estampa desde la carretera: luego lei que fue antes que castillo un importante asentamiento romano ? , subi al cerro, pensaba que eran agujeros de desvalijadores, je, je que urbanita ! y ayude a los del pueblo a subir en un vehiculo a la virgen que sacaban de la ermita con motivo de las fiestas del pueblo... que pena que las fiestas eran al dia siguiente! el proximo año vamos todos?

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  2. Esas ruinas esconden mucha historia... Más de la que cuentan. Antes del castillo hubo un altar, y restos de una cultura y unas gentes más avanzadas que los romanos mucho antes de que estos llegaran...

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  3. evocadora silueta, alucinante historia la que lleva a sus espaldas aquel muñon histórico.La primera vez que vi su silueta desde la autovía tuve un flechazo... no me quise contener ni esperar un minuto mas: olvide mi destino y encontre otro inexcusable. Ya son varias visitas y cada cual mejor. No recuerdo donde pude comprar el libro EL ALFOZ DE MUÑO que hace todavía mas interesante cada nueva visita. En sus lomas hay yacimientos prehistóricos de mucho antes de los romanos, lugar de descanso de reyes, lugar de sucesos luctuosos... que mas se puede pedir? Encima todo ello animado por aquella impresionable evocadora fantasiosa lujuriosa silueta lejana en el espacio y en el tiempo... Juro que la seguire disfrutando hasta que me muera... seria fantástico que todo aquel que se acercara pudiera hacerse una idea de las historias alla acontecidas ( ni un triste panelcillo de información)
    Ya se que para Elias es uno de sus mejores miradores y para mi lo seguirá siendo
    Aprilillo en su Aprilita

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  4. Gracias por el comentario. Ya veo que te has enamorado del lugar. No es para menos.

    Por otro lado vuelvo a insistir en el tema de los correos que llegan anónimos. Abajo de estas líneas está la indicación advirtiéndolo.

    Un cordial saludo.

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