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El paso es de un normal caminar. |
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Pasan junto a una casamata de la guerra. |
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Desafíando leyes de la gravedad. |
FOTOGRAFÍAS: Pisadas en rocas de Las Pueblas. (Tomadas en 2013 y 2014).
Quizá alguno
de vosotros, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, recuerde una
entrada de 18 de febrero de 2013 en la que os hablaba de unas huellas de pies
descalzos, incisas en la roca y pintadas de blanco, junto a una casamata de la
guerra en el norte de Burgos. Os expresaba la gran sorpresa de quienes íbamos
en la excursión por semejante descubrimiento, pues por más vuelta que le
dábamos no lográbamos encontrar una explicación coherente. Eran (son) once pisadas
humanas que marcaban el paso normal de una persona y que se perdían en el borde
de un pequeño precipicio o cortado. Guardando las debidas distancias, había
algo en aquellas huellas que nos recordaba a las de los dinosaurio inscritas en
las areniscas de la sierra burgalesa, solo que, en lugar de iguanodontes u
otros animalitos jurásicos, eran pies humanos los incisos. Igualmente nos
traían a la memoria las huellas de pies
descalzos, prehistóricas, de Ojo Guareña, cosa no extraña, pues en la excursión
nos hallábamos dos de sus descubridores, allá por 1969. Pero bueno, así quedó la cosa, era un expediente equis
sin resolver, otros temas nos ocuparon y las pisadas quedaron relegadas hasta
que se presentara una nueva ocasión. Ha pasado un año largo y esa ocasión ha
tenido lugar. En días recientes, en una visita a la zona de Las Pueblas en
busca de viejos árboles, tuvimos oportunidad de descubrir un nuevo yacimiento
de pisadas blancas, calcadas a la anteriores, sólo que esta vez se encontraban
en un paredón vertical, desafiando las leyes de la gravedad. Esto ya
sobrepasaba con creces nuestro capacidad de sorpresa, todo nos parecía una
broma, era hora de que alguien nos diera una explicación. Interrogamos a los
pocos vecinos de Ahedo y así supimos que el autor de las misteriosas pisada fue
(es) un natural del pueblo residente en
Bilbao, que en sus días vacacionales da rienda suelta a su imaginación y a su
supuesta vocación de artista. Digamos, pues, que su trabajo en la roca es una
especie de performance. Quizá algún día podamos contactar con él y nos explique
su interesante mensaje creativo. Si ello llegara a ocurrir, os contaré en nueva
entrega.
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