Juan Bartolomé en la Sala de las Maravillas |
Juan Bartolomé en Ojo Guareña |
FOTOGRAFÍA: Juan Bartolomé en la Sala de las Maravillas, en Ojo Guareña (Tomada en 1964 por Aurelio Rubio).
Quizá a
algunos que le conocieron y compartieron su actividad espeleológica, la muerte
de Juan Bartolomé, ocurrida en 2010, les pasara desapercibida, como a mí me ocurrió. Y bien que lo siento, pues
con este espeleólogo y doctor en medicina burgalés, y con Aurelio Rubio, mi
hermano mayor y también fallecido, tuve ocasión y honor de compartir, en 1964, siete días bajo tierra en Ojo Guareña, en
una expedición dedicada a fotografiar la parte más bella y espectacular de este complejo cárstico, la conocida como Sector Huesos-Siete Lagos. En
aquellas subterráneas y fotográficas jornadas, dirigidas por mi añorado
hermano, poco sabía y poco llegué a saber de Juan Bartolomé, pues entonces yo
era un tímido y joven principiante de la espeleología y harto tenía con superar con alguna dignidad los obstáculos que se me presentaban y maravillarme con los
insólitos lugares que tenía el privilegio de contemplar.
Así, pues,
debo decir con pena que soy el único superviviente de aquella expedición.
Compartimos los tres el duro suelo como cama, con simples sacos de dormir cerca del borde del último de los Siete Lagos, durante seis noches (cada día más
largas), de silencio y oscuridad solo rotos por el goteo intermitente de las
estalactitas y los fogonazos del magnesio y de las lámparas de vacublitz. Juan
Bartolomé era entonces alto y delgado, como los grandes pinos de la sierra
burgalesa de donde era natural; recuerdo su imagen, entonces desbarbada,
posando allí donde Aurelio le indicaba, ya fuera al borde de una sima o
camuflado entre bosques de estalactitas y estalagmitas, y cómo, al activar el
flash delante de sí, su figura se recortaba y agrandaba convirtiéndose en una
columna más de la espectacular Sala de las Maravillas.
Después de
aquellas jornadas en Ojo Guareña, en la que se obtuvo una espléndida serie
fotográfica en blanco y negro, no volví a coincidir más con Juan. Supe, con el
paso del tiempo, que estuvo en la Antártida en alguna expedición científica y que su figura alcanzó gran relieve por las
numerosas, importantes y solidarias actividades que llevó a cabo en distintos
lugares del mundo. Hoy he podido seguir sus huellas a través de Internet, en
las muchas referencias biográficas que se publicaron tras su muerte.
Aunque con
retraso, descansa en paz, compañero Juan Bartolomé, tu memoria es la de un hombre de acción.
Magnífico.
ResponderEliminarGracias!
EliminarRecuerdo la presentación de un libro de fotografía del fotógrafo Miguel Lizana, en el Museo Reina Sofía de Madrid. Llamé a Juan y le invité a este acto cultural. Llegamos pronto y -junto a él- estuvimos visitando la librería de la institución artística, y -por supuesto- Juan acabó comprándose dos preciosos libros de espeleología. Me contaba sus aventuras -durante su etapa universitaria -debajo de la tierra. Supe días antes de su muerte y el día que ocurrió, y estuve -con su amigo Pedro Fusté- en el Tanatorio de Las Rozas. Aquel rostro dentro de aquel ataud -que intento olvidar- no podía ser el de Juan. Al menos el del Juan Bartolomé que yo conocí, admiré y que nunca olvidaré. Ese Juan excepcional de mi web www.vocesdeldesierto.es. Javier-Julio García Miravete
ResponderEliminarGracias por el comentario, Javier-Julio, seguro que alguien más lo agradecerá.
EliminarCordiales saludos
Elías,gracias por publicar esto de Juan,compartí con él sus últimos años hasta el 15 de dic.2010Me contaba que llevaba el saco de piel de cabra,con el pelo hacia el interior.Los calcetines de lana que le hacía Daniela ,su madre,se guardaron hasta el último momento,así cómo el petate y cosas de espeleo.Nontiraba nada Sé que iba con el grupo Edelweis.Un fuerte abrazo y gracias por este recuerdo .María.
ResponderEliminarNo hay de qué, María. Fue un honor para mí compartir aquellas jornadas bajo tierra con él. Aunque ya un poco difuminadas por el paso del tiempo, guardo un bonito e inolvidable recuerdo..
EliminarUn abrazo
Muchas gracias, por contarnos relatos, de esas primeras expediciones a Ojo Guareña.
ResponderEliminarMuchas gracias, por contarnos relatos de esas primeras expediciones a Ojo Guareña
ResponderEliminarDe nada, un placer
ResponderEliminarSaludos