lunes, 20 de febrero de 2023

RENACIMIENTO EN LA CALLE DE LAS SOMBRAS


Delicias del Renacimiento en la Casa de Miranda.


Bellezas oníricas en la calle de La Calera.



Elegancia de otro tiempo

Caprichos en la oscuridad


Siempre injustamente en las sombras.


FOTOGRAFÍAS: Ventanas en la Casa de Miranda (Tomadas en febrero de 2023)

Quizá esté equivocado al llamar calle de las sombras a la que en realidad es calle de La Calera. Es una impresión muy personal, probablemente fijada porque casi siempre que paso por ella tengo la mala fortuna de encontrarla en sombras, sino en su totalidad al menos el lado en el que se encuentra la parte trasera de la Casa de Miranda, hoy Museo Arqueológico. Y es una pena que la luz solar sea tan esquiva en esta calle, pues el sombrío no nos deja ver en su plenitud las maravillosas ventanas de dicha casa que dan a esta vieja rúa burgalesa. Una rúa, por cierto (a título de curiosidad lo cuento, queridos amigos de este Cajón de Sastre) donde, según el Diccionario de Pascual Madoz, a mitad del siglo XIX hubo una fábrica “a imitación de la inglesa” de loza fina “con buenos talleres y hornos” y donde se ocupaban 100 personas, lo que no estaba nada mal para la época. Dice Madoz que esta fábrica “se halla en la calle de la Calera y está sostenida por una empresa, habiéndose dado la primera hornada el día 10 de julio de 1846”. El dato es muy interesante, aunque no llega a aclararnos el porqué del nombre de la calle; y a este respecto me atrevo a sugerir que probablemente antes que la citada fábrica debió existir en ella algún horno de fabricación de cal, uno o más de uno.  

Pero a lo que íbamos, comentábamos sobre las ventanas. Y aquí, queridos amigos, tengo que deciros que este post solo y exclusivamente está guiado por la belleza. Sabéis que nunca ha sido mi intención hacer catalogación de ventanas de los grandes monumentos en las grandes poblaciones, sino que, por el contrario, ha sido la de dar a conocer las del medio rural, tan infravaloradas ellas pese a su importancia artística. Hoy, sin embargo, la belleza me ha podido y no me he resistido a la excepción. Las ventanas traseras de la Casa Miranda, de primoroso Renacimiento, son tan extraordinariamente bellas que merecerían estar más expuestas a la luz y menos a las sombras.


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