miércoles, 15 de julio de 2009

MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE RIOSECO



Por estar en lugares despoblados o abandonados; por el desconocimiento, que sería tanto como decir por la dejadez e indolencia de los responsables del patrimonio; por la incuria de los dueños o de los Ayuntamientos; por la falta de sensibilidad y concienciación de la ciudadanía en general; por el egoísmo, barbarie o incultura de muchos; porque nos faltan años luz para ponernos a nivel de países que, como nuestra vecina Francia, valoran, miman y conservan su patrimonio; porque los políticos y las administraciones prefieren actuaciones de relumbrón y no por otras con visión de conjunto; porque a muy pocos políticos y ciudadanos quita el sueño que una o cien ermitas románicas, un castillo o cien castillos, una o cien casas palaciegas, uno o cien monasterios medievales, una muestra o mil de arquitectura popular incomparable e insustituible desparezcan.

Por eso -y no me hablen de dinero, que hace ya tiempo que perdí la inocencia-, nuestro patrimonio va degradándose y/o desapareciendo.

Por esta ventana irán asomándose algunas de las barbaridades más dolorosas del estado de nuestro patrimonio en Burgos. Abrámosla, pues, y mirémonos en el espejo de nuestra propia ruina:

He aquí la primera visión, el primer desastre: el monasterio de Santa María de Rioseco



Ahora o nunca. O rescatamos ahora las magníficas ruinas del monasterio cisterciense de Rioseco o nos despedimos para siempre de ellas y de la huella que los monjes bernardos dejaron en el valle burgalés de Manzanedo. Sería trágico perder en su totalidad uno de los monasterios cistercienses más impresionantes de Castilla y León. Sería trágico, y contradictorio hoy, cuando tanto se nos llena la boca de proteger el patrimonio para venderlo como reclamo turístico. ¿Pues no es el turismo el principal recurso económico de nuestro país?

La mayor emoción de cualquier viajero que se adentre en el valle de Manzanedo la recibirá sin duda cuando se encuentre con las ruinas del monasterio de Rioseco, la casa que los monjes blancos de San Bernardo construyeron en la primera mitad del siglo XIII a orillas del Ebro, entre Incinillas y Argés. Mirará el viajero hacia arriba, y la gran torre del cenobio (Torre del Abad), venida a menos desde que una gran parte de ella se derrumbara en los años ochenta del siglo pasado, le invitará a adentrarse en la espesura de las ruinas. Un senda empinada, comida por la maleza y que apenas deja ver el empedrado medieval, lleva sin mayores dificultades hasta el grueso de los restos del convento. Aquí, entre poderosas y asfixiantes yedras, ramilletes de avellanos, de culantrillos, lenguas de ciervo y toda suerte de vegetación, se esconden las ruinas más hermosas que visitar se pueda. El soberbio claustro herreriano, la gran nave de la iglesia, con el estilo sobrio de los cistercienses y saqueada hasta el infinito, más la escalera renacentista que sube a las techumbres descarnadas, entre otros restos, conforman un panorama arquitectónico tan hermoso como desolador. La secular falta de atenciones del cenobio desde la desamortización, y desde que la última familia que vivió en él emigrara hace cuarenta años, han hecho que sea milagroso que aún se conserve lo que se conserva. Quizá el penúltimo milagro de San Bernardo, si es que hubiera hecho alguno.


Dentro de sus posibilidades, que son más bien escasas, la asociación Amigos del Monasterio de Santa María de Rioseco, recientemente creada, lucha para que no se haga traición ni al Arte ni a la Historia en este maravilloso enclave burgalés de la comarca de Las Merindades. Sabiendo, eso sí, que si no hay acuerdo entre los tres pilares, Ayuntamiento, Iglesia y Junta, no habrá nada que hacer, o solo pequeños parches que no servirán para nada.

6 comentarios:

  1. Hace quince días he vuelto a Rioseco. Han desbrozado de maleza y arbolillos todo el camino de acceso y practicamente todo el exterior del Monasterio. Se dice (no sé con cuanto crédito) que quizás se empiece una rehabilitación/consolidación de las ruinas; sería demasiado si fuera verdad.
    Saludos

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  2. No solo este impresionante monasterio abandonado en el Valle de Manzanedo, también, en casi todos los pueblos del Valle, existe una dejadez espantosa, sin ir más lejos en el pueblo cercano de San Miguel de Cornezuelo, las estelas del vía-crucis viviente que hasta la emigración masiva de los años 60 (sobretodo al País Vasco), aún se representaba, están abandonadas de la mano de Dios, y sería una pena que desaparecieran.

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  3. y ya que hablais del valle de manzanedo, he estado por la zona: manzanedo, villasopliz, san martin del rojo... en donde asombra la belleza de su ermita romanica . Con mucho cuidado y a traves de una puertecilla abierta he subido al campanario: todavia (¿hasta cuando? conserva las 2 campanas, pero el tejado esta a punto de derrumbarse con lo que esta autentica joya peligra si no se hace algo YA!! (sepe y su aprilio volador)

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  4. Hola, te animo a seguir con tu labor en defensa del patrimonio...lo cicerto es que hay tanto que proteger que resulta imposible... yo soy de Burgos, amante del campo y del patrimonio y A) malfigo las desmortizaciones y B) no entiendo como casas, casonas, palicos, etc se están cayendo...uno de los que más me abren las carnes es el de Quecedo de Valdivielso ¿lo conoces?
    fdemiguel@comunicamasa.com

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  5. El palacio de Quecedo está en pie, y al parecer en buen estado, afortunadamente.

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  6. Estimado Elías Rubio Marcos:

    Buenas tardes, me pongo en contacto con usted porque me hallo inmerso en un trabajo de investigación sobre el caso del Monasterio de Rioseco. Estoy intentando hacer un estudio sobre la iniciativa ciudadana que pretende la salvaguarda del conjunto patrimonial y me gustaría saber a quién puedo dirigirme para a obtención de algunos datos al respecto.

    Se trata de una colaboración con el Observatorio del Patrimonio Histórico Español y los resultados serán publicados en su página web.

    Por favor, contácteme en el correo contreras.guerrero.a@gmail.com

    Muchas gracias, y un cordial saludo.

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