jueves, 17 de septiembre de 2009

ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL, EL ARTE ESCONDIDO






FOTOS: MOLINO DE SORDILLOS Y FÁBRICA DE LA ENCARTADA

Septiembre, 2009

Las máquinas del pasado se apagaron, dejaron de tener la utilidad para la que fueron creadas. Unas se desmantelaron, otras quedaron en el olvido, esperando que el orín de los tiempos las vaya erosionando hasta su total desaparición. Algunas pocas afortunadas sobrevivieron hasta que alguien se apiadó de ellas y fueron recuperadas para museos. Otras, las más, prosiguen su lento caminar hacia un fin cercano. Son máquinas del ayer que se miran ahora como trastos viejos, como al abuelo en la residencia que el tiempo moderno no admite. Cada día se inventan máquinas nuevas, cada día más "trastos" de alta tecnología que, en algunos casos, nos complican la vida en lugar de facilitárnosla, con pulsaciones digitales pero sin calor humano.

Muchas de aquellas máquinas, algunas de ruido continuo e infernal, movieron el mundo durante siglos y se degradan ante nuestra indiferencia. Pero lo cierto es que si las miramos con atención veremos en ellas auténticas obras de arte, veremos esculturas metálicas que nacieron para operar, pero que ahora, si ponemos ojos de ver museos, podremos contemplar imágenes bellísimas, composiciones de madera y hierro inéditas y dignas del reconocimiento general. Por lo común, los artistas modernos crean obras de arte maravillosas que nacen muertas, sin movimiento real, por mucho que estén llenas de dinamismo virtual. Contemplo las máquinas del pasado y veo en ellas, aún estando paradas, el arte tangible, vivo y sublime del hombre. Veo arte en los revoltijos de hierros brillantes y torneados con olor a grasa antigua, en los engranajes que movieron los molinos harineros de nuestros pueblos, en la rueda hidráulica que sacó la sal de las honduras diapíricas, en el gran motor-dinosaurio que, con ruido sordo, movió con sus correas de camello la fábrica entera, en el interruptor de cuchillas que nos iluminó enmarcado en aparatos redondos con agujas que suben y bajan en función del arte escondido..., veo en todo ello, y en mucho más, la labor sombreada de artistas de la inteligencia y el progreso que nos ha llevado hasta un punto en el que ya no es fácil crear algo nuevo en el arte.

Desde esta humilde ventana propongo ver estas máquinas como expresiones artísticas camufladas, y no, como hasta ahora han sido vistas, como artefactos o curiosidades en la evolución de la ciencia y de la técnica. Propongo una galería de arte nueva, con creaciones de artistas nuevos, aunque viejos, porque ya no viven. Podrían ser poemas también, pero por ahora dejémoslo en expresiones artísticas de la inteligencia humana.

1 comentario:

  1. Es de agradecer que hagas memoria de elementos entrañables (a estas alturas de nuestra carrera -avanzada, esperanzada, culminada, agotada, ... ?-), que fueron parte de nuestro trabajo o del trabajo que nos rodeaba. Nunca, entonces, pensamos -o al menos, pensé yo- que tales archipierres pudieran considerarse como producto del arte de alguna mente creadora de entes sublimes, y sin embargo, acompañaron nuestro camino en el que hicimos nuestro cometido de crear engendros similares o, cuanto menos, de utilizarlos, dando, con nuestra acción, valor a lo existente. Gracias por mentar el interruptor de cuchillas, que fue sin duda la llave maestra de todo nuestro mundo técnico, en el que quisimos crear un universo nuevo, hecho de cables y alambres, chapas y tubos, en el que sin la capacidad de orientación dentro del caos, jamás hubiéramos realizado nada. ¿Qué realizamos?; ¿queda algo de aquello en lo que invertimos media vida? La historia, lo mismo que la técnica, y ésta como parte de la otra, se come a sí misma. En la parte frontal del progreso solamente pueden verse los dientes.

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