lunes, 14 de septiembre de 2009

EL PORTERÍN: DE LA MAZORRA A MANZANEDO.




FOTOGRAFÍAS: Portillo de El Porterín y tierras altas de la sierra.



La sierra de El Porterín es una línea montañosa que, situada al sur del Ebro, forma con la sierra norteña de El Rojo el valle de Manzanedo. Formidable barrera de roca caliza, que llega por el oriente hasta el puerto de la Mazorra y por el occidente hasta la hoz de Tudanca, El Porterín tiene (o tenía) varios pasos o portillos que fueron utilizados en el pasado por los vecinos de dicho valle. Se recuerdan el portillo de Las Tijeras y el del Oso, aunque el de uso más regular fue el que llaman también El Porterín. Todos fueron utilizados para subir a las tierras altas de la sierra, donde cultivaban los terrenos más aptos y donde llevaban a pastar sus ganados. El Porterín no era un camino entre pueblos, aunque en casos excepcionales, como por ejemplo las frecuentes crecidas del Ebro, que dejaban aislado al vecindario de las granjas de la orilla sur del río, fuera utilizado como salida a Ahedo de Butrón, Dobro, etc.

Desde tiempo inmemorial y por no se sabe qué suerte de dictamen o acuerdo, fueron los vecinos de Manzanedo pueblo los que tenían como Propio las tierras de El Porterín. Por ello eran ellos los que, lógicamente, más lo utilizaban.

Las crecidas del Ebro

Las crecidas del Ebro, ya se ha apuntado, eran un drama para las familias que vivían al otro lado del río; recuérdese por ejemplo que el pueblo de Remolino desapareció por los trastornos que le ocasionaban, al llevarse una y otra vez los puentes que le comunicaban con el camino general del valle (ver “Los pueblos del silencio”). A la granja de Retuerto, situada enfrente de Argés, le pasaba igual, y no tenía otra salida al mundo exterior que la de El Porterín. Se cuentan, en este sentido, historias que ponen los pelos de punta. Por ejemplo la de aquella mujer que, en plena crecida, se puso de parto en Retuerto y su marido tuvo que ir, con una borriquilla, en busca del médico hasta Dobro. Fue un viaje épico: subió El Porterín, atravesó la sierra, llegó a Tudanca y Tubilleja, subió a Ahedo de Butrón y de allí a Dobro (sólo quien conoce estos lugares puede hacerse idea de lo que significa semejante viaje); buscó en esta localidad al médico y éste le acompañó durante un tiempo, hasta que una inoportuna nevada les pilló cerca de La Mazorra y el médico se tuvo que volver. El futuro padre siguió hasta que la nieve ya le desorientó totalmente en plena sierra. Fue entonces cuando dijo: qué sea lo que Dios quiera, que sea la burra quien me lleve. Y la burra supo encontrar el portillo de El Porterín y con él la granja.

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