lunes, 25 de marzo de 2013

LAS CABAÑAS DE SAN ZADORNIL

Cabaña de San Zadornil.
Arriba, el henil; abajo,  lugar para guardar el grano
y para el venteo de las parvas .
Ya nadie guarda grano, ya nadie ventea parvas. 

Cabaña de San Zadornil.
Adobe y maderos verticales forman un sólido armazón.
Arriba se aprecia el bocarón del henil,
abajo, el acceso de tablazón al espacio del grano. 

Cabaña de San Zadornil.
Materiales modernos, como el ladrillo,
conviven ahora con los tradicionales.

Cabaña de Arroyo de San Zadornil.
El piso superior reservado para almacén de hierba.

Cabaña de Arroyo de San Zadornil.
El tablazón servía de cierre por el frente principal.
Cabaña de Argote.
También en el Condado de Treviño
 pueden verse cabañas del mismo estilo
y para los mismos fines..

FOTOGRAFÍAS: Cabaña de San Zadornil (2007). Cabañas de Arroyo de San Zadornil (2007). Cabaña de Argote (2007).   

Volvemos hoy a la etnografía. Y lo hacemos trayendo una interesante y original construcción, de uso agropecuario, a la que poca o ninguna atención se le ha prestado. Nos referimos a la “cabaña”, nombre que recibe un edificio auxiliar multiuso, de planta y piso, que se prodiga en la parte burgalesa lindante con la provincia de Álava y con mayor intensidad en la Jurisdicción de San Zadornil. “Cabaña de era”, podría llamarse con más precisión esta construcción, pues siempre la encontramos dentro de los espacios que los pueblos reservaban para la trilla, comúnmente llamados eras. Podría llamarse también edificio de usos múltiples, al gusto de hoy, pues, en efecto, eran (o son) diversas sus funciones, la principal de ellas poner a resguardo el grano obtenido de la trilla cuando la lluvia se presentaba de improviso; o para, en estos casos, aventar las parvas bajo techo. Para poder realizar esta última labor, las cabañas disponían de un gran espacio en la planta baja, con portones contrapuestos o enfrentados con el fin de, en momentos de aire favorable,  generar la corriente necesaria para el venteo. Este sería el espacio principal del conjunto, y el que por sí solo justificaría el nacimiento de la cabaña. Pero el edificio se compone de planta y piso, con grandes espacios y divisiones de tablazón arriba y abajo, unos para almacenaje de hierba para el ganado en los inviernos, al modo de los payus pasiegos, otros para leñeras y otros para la guarda de aperos. Se trata, en fin, de un edificio inteligente, pese a la humildad de su construcción, que tendría sus paralelos más cercanos en los estiales de La Demanda y en las cabañas de los montes pasiegos. También es un edificio pintoresco, lo que, sumado a su indudable valor etnográfico, hace que sea altamente recomendable su conservación y protección. 

viernes, 22 de marzo de 2013

LOS COLORES DE LA TIERRA










FOTOGRAFÍAS: Surcos y colores, de Burgos. 

Caminamos por las tierras de Burgos (podría ser por las de Soria o cualquier otro lugar del mundo) y apenas si nos fijamos. Pero si nos ponemos el chip para detectarlos, veremos que los  yacimientos de color en la tierra son infinitos. Cada unidad geográfica, cada comarca, cada término municipal, cada división que nos empeñamos en hacer de la tierra, estará irremisiblemente ligada a una gran variedad cromática. Vemos gamas de color en los montes pelados, en las cunetas, en los taludes de las carreteras, en los surcos de la arada, en los escarpes de los desfiladeros... Arcillas, calizas, pizarras, arenas, todas en femenino y hermanadas a minerales y procesos químicos dignos de los mejores alquimistas, muestran sus galas allá donde quiera que vayamos fuera de las ciudades. Los colores de la tierra están por todos los rincones y llegan a ser diferentes en cada momento. Cambian de matiz cuando la lluvia los impregna, cuando el verano los quema, cuando el sol y el viento invernales los adormece. Sí, el color de la tierra es un ser viviente. Alguien puede empeñarse en hacer un mapa de tierras, simple y complicada labor, mas si lo hace, al terminar apreciará que, sin pretenderlo, ha conseguido una sorprendente amalgama de colores. Hoy, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, os traigo como aperitivo distintas tonalidades que surgieron al arañar la tierra para formar surcos de sembraduras. Que las disfrutéis. 

viernes, 15 de marzo de 2013

EL ARTE DE LA NIEVE



FOTOGRAFÍA: Cerca de Belorado (Tomada el 7 de febrero de 2009). 

La nieve generosa de estos días ha logrado conformar paisajes de ensueño por toda la provincia. Algunos ya he tenido la ocasión de disfrutar, y otros, como los montes pasiegos, por citar alguno de mi devoción, deben lucir imponentes, sobrecargados después de enterrar cabañales y branizas. La nieve es artista reconocida, y tiene el privilegio de exponer siempre en la más importante galería que contratar se pueda. De entre su gran obra he escogido hoy para vosotros, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre,  un lienzo que me ha parecido tan excepcional como bello. Se manifiestan en él lomas y picones pelados, cercanos a Belorado, donde suaves pinceladas difuminan el surco y hacen que la gran tierra se deslice como lava ardiente, dejando atrás islas oscuras. Dice el poeta que no hay pena mayor que ser ciego en Granada. Posiblemente, aunque quizá la pena sea mayor para quien no puede ver la nieve.


jueves, 7 de marzo de 2013

LA MUJER TRABAJADORA EN LA FOTOGRAFÍA ANTIGUA DE BURGOS (1)



Salinera en Poza de la Sal. 

FOTOGRAFÍAS: Salinera: (archivo de Ramiro Eizaguirre). Calcetineras: (del libro "En la villa de Pradoluengo"). Resto, Archivo Cortés,  gentileza de Archivo Municipal de Burgos.  

Desde hace años viene celebrándose en distintas partes del mundo el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, o simplemente el Día Internacional de la Mujer (cada 8 de marzo). Las dos expresiones son reconocidas cómo validas para dar sentido a la reivindicación de la mujer en defensa de sus plenos derechos y de igualdad con respecto a la tradicional supremacía del hombre. 
El sentido de tal celebración por parte de la mujer viene determinado por el hecho de que ella, a pesar de haber puesto de manifiesto desde los más remotos tiempos su cualidad para desempeñar toda suerte de trabajos, incluido el más importante, que es el de procrear, ha sido, tradicionalmente y hasta no hace tanto tiempo, ninguneada por el hombre, y bien podría  decirse que tenida como un ser inferior. 
A nadie se le ocurriría adjudicar una fecha determinada del año para celebrar el día del hombre trabajador, dado su rol de principal sustentador del núcleo familiar tradicional y planetariamente aceptado. Convengamos, pues, en que semejante conmemoración sería considerada por muchos como una redundancia, por no decir una perogrullada. Por el contrario, la exclusión, marginación y explotación de la mujer a lo largo de la historia justifica la celebración y autoafirmación femenina.


Estereotipos

Hasta hoy, con frecuencia se ha venido utilizando la expresión de “sexo débil” para referirse a la mujer, queriendo manifestar con ello que, debido a su complexión natural física, por lo general y genéticamente menos robusta que el hombre, está menos capacitada para ciertas labores, sobre todo para las que requieren de mayor esfuerzo físico. Quizá por esta concepción de dominio que el hombre ha tenido respecto a la mujer, podrían justificarse algunos dichos del refranero español“. Valgan "La mujer en casa y con la pata quebrada”; o este otro, que pone límite espacial a la mujer y la relega al ámbito exclusivamente doméstico: “La rosa en el rosal; la uva en el lagar; y la mujer, con escoba y delantal”, o “La mujer en el hogar, sin salir ni a trabajar”, por mencionar sólo algunos. Sin embargo, contradiciendo al refranero, de siempre la mujer ha venido desempeñando todo tipo de tareas, no sólo las domésticas; y a veces, por el esfuerzo físico empleado en ellas, muchas podrían asociarse a las “propias” del hombre. Hay que ser ciego, o muy injusto, para no querer ver los esfuerzos desarrollados por la mujer al participar en cualquier tipo de trabajo.
A pesar de esas innegables capacidades, cualquier trabajo que la mujer haya realizado para el clan familiar fue considerado siempre por el hombre como una ayuda y no como un trabajo propiamente dicho. No se tiene en consideración que en un pasado no tan lejano, el siglo XIX sin ir mas lejos, que es cuando la mujer comienza a incorporarse con regularidad al mercado laboral fuera de casa, las tareas del “sexo débil” para el soporte familiar parecen claramente superiores en número a las del hombre. No hay más que escuchar hoy los relatos de algunas madres y abuelas, donde se pone de manifiesto  que la mujer trabajadora, además de criar y cuidar de los hijos, y de no descuidar las tareas del hogar, tan numerosas como de todos es bien conocido, ha de realizar trabajos en el campo, “ayudando al hombre”, ajustándose incluso como jornaleras, o en cualquier tipo de taller o fábrica, generalmente en sistemas de producción en cadena de núcleos industrializados. 
Dichos relatos dejan bien claro que el sexo débil no es ni ha sido tan débil, ni respecto al trabajo ni por otras cuestiones, sino todo lo contrario. 


Calcetineras en obrador de Pradoluengo. 

 La mujer trabajadora en la fotografía antigua de Burgos 

Todo lo anterior estaría encaminado a borrar viejos prejuicios y hacer justicia a la mujer en su faceta de trabajadora. Pero todo quedará más nítido si se observa a través del ojo fotográfico. La fotografía antigua que nos ha sido legada refleja nítidamente la importancia de la mujer en el sistema productivo de antaño. Así, multiplicándose en sus actuaciones laborales fuera de casa cuando ha sido necesario, demostrando un heroísmo sin límites, lo mismo la vemos en escenas gráficas trabajando como agostera contratada, segando la mies y escarbando las fincas sembradas, que como salinera en Poza de la Sal, obrera textil en Pradoluengo o lavandera por encargo en los ríos, por citar sólo el material fotográfico  relacionado que podemos adjuntar aquí. La fotografía antigua, pues, constituye un patrimonio de inmenso valor, ya que además de mostrarnos la especificidad de la mujer en su faceta laboral, manifiesta los cambios experimentados por la sociedad en el transcurso de los años, enseñándonos aquellas formas de vida que ahora tan pintorescas pueden parecer a muchos. 

(1): Extracto de artículo para Museo Etnográfico de Castilla y León. 


Escarbadoras en Campo Sano (Burgos).

Mujer trillando. 

Mujer  carretera.

Lavanderas en el Arlanzón (Burgos).


Lavanderas en la fuente de Los Carneros (Pancorbo).