Ceiba en Chiapa de Corzo (La ciudad nació en torno a este mítico árbol) |
Árbol de Tule: un gigante ahuehuete en Oaxaca. (Taxodium mucronatum) |
Maravillosa fuente mudéjar en Chiapa de Corzo (fue construida en 1562) |
FOTOGRAFÍAS: Ceiba y fuente mudéjar en Chiapa de Corzo (mayo 2013). Árbol de Tule (2014).
Ahora que mis pasos vuelven a perderse
en los bosques burgaleses, en busca de los árboles más ancianos, los que
siempre admiré por su piel curtida en mil batallas; ahora que mi desvelar se
encadena a esos gigantes centinelas de las dehesas, que cuentan su milenaria historia a zorros y lobos en despobladas majadas; ahora que conmemoramos el quinto aniversario del Árbol de la
Provincia, el que plantamos en Jaramillo de la Fuente con tierras de todos los
pueblos de Burgos; ahora, digo, con tanta envoltura vegetal, me viene a la
memoria una vieja y gigantesca ceiba mexicana, una que intenté abrazar, sin
conseguirlo, en Chiapa de Corzo hace exactamente un año. Recuerdo bien el
intento de abrazo, y os cuento, queridos amigos, que en ese mágico momento,
pude platicar con un maya que se guarecía a la sombra del mítico titán, uno de
allá que admiraba la impresionante fuente mudéjar que dejamos los conquistadores de
acá en la deslumbrante plaza colonial. El hombre, natural del Yucatán, me tradujo la ceiba enjaulada a su idioma, y dijo que allí es conocida
como pochota. Quiso saber de nosotros, y nosotros de él. Así averiguó
que éramos españoles, y nosotros supimos que castelán era la manera maya
de llamar a un castellano de Castilla y a su idioma. Reminiscencias,
conquistadores y conquistados. Que fue así cómo me enteré de que yo mismo soy
un castelán, al igual que uno de tantos que pudieron acompañar a
Hernádez de Córdoba en la Conquista de la nombrada península. Y ya metidos en
harina de árbol, os cuento, amigos, lo mucho que lamento no haber visitado el
Árbol de Tule cuando visitamos Oaxaca, sólo por mero desconocimiento. Hoy que
una de mis hijas ha tenido la suerte y el privilegio de estar junto a este
monumento único, el más notable ejemplar de todo México, (que ya es decir), se
me ocurre que ojalá nuestra encina de Jaramillo llegue a alcanzar dos mil años
como él (de momento ha cumplido cinco). El descomunal ejemplar ostenta el récord mundial en cuanto al diámetro de su tronco, ¡14 metros! Os
regalo una imagen reciente, llegada de allá vía Internet.
Que bonito, es muy lindo todo.
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