jueves, 5 de junio de 2014

EL MORAL DE LOS MOROS, EN TORREPADRE


Al pie de una antigua calzada

Su tronco desgajado, desvencijado 

Nuevos tentáculos buscan la verticalidad, la luz

FOTOGRAFÍAS: Moral en Torrepadre. (Tomadas en junio de 2014)

 

Derrumbado sobre mil años, descuartizado su tronco madre por el peso de su vejez, arrastrando su grandeza leñosa junto al Arlanza, el Moral de los Moros aún saca fuerzas para crear nuevos tentáculos a la vera del camino medieval y del antiguo pueblo que le dio vida, frente a los restos de una cercana iglesia que murió. Tiene dos caras el moral moro, la una es de invierno, cuando para dormir se desviste y, turbado y sin turbante, muestra su abultada y desgarradora desnudez a los alisos del río. La otra cara es de temporada primavera-verano, tiempo de viva y frondosa copa, pasarela de velo agareno que cubre con generosidad sus vergüenzas desgarbadas. El espectáculo termina cuando el moral moro se tiñe de rojo, para el deguste de todos y como homenaje a la leyenda. 
  

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