martes, 29 de julio de 2014

LAS OTRAS BELLEZAS DEL MONASTERIO


Empedrado de la nave.
Cuando la paciencia se hacía arte.

Sillares autodecorados, arenisca veteada

Arcos proyectados en el claustro 


FOTOGRAFÍAS: Monasterio de Santa María de Juarros (Tomadas en julio de 2014).


Continuando con Santa María de Bujedo, de cuyo monasterio hablábamos ayer, traigo hoy unas imágenes que me ha parecido justo compartir con vosotros, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que tenéis la paciencia de seguirme en mis pasionales inquietudes.  Pero antes de ello, permitidme que os haga una reflexión. Uno va  a visitar un monumento, un monasterio, por ejemplo, Santa María de Bujedo, por aludido, y nuestros ojos se dirigen, por lo general, hacia la magnificencia, hacia las amplitudes y el arte mayor, si es que lo tuviera. Pero es cierto que a veces conviene detenernos en las cosas menores, por ejemplo en un suelo maravillosamente empedrado de tréboles, al gusto y paciencia medievales, o en unos sillares de piedra del planeta Juarros con anillos metálicos de capas geológicas, o en una luz claustral del mediodía que se desliza por los arcos hasta caer al empedrado. En fin, son esas imágenes que pueden pasar desapercibidas si no estamos ojo avizor.


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