domingo, 20 de septiembre de 2015

EL NOGAL DE SAN PEDRO DE ARLANZA Y LA SABINA DE QUINTANILLA LAS VIÑAS, TESTIGOS DE LA HISTORIA

Solitaria y en plano inclinado, la sabina 
emerge en el pedregal

Debió nacer con el viento

Retorcido de dolor, próximo a su final,
al viejo nogal apenas si le quedan fuerzas

para una rama

Sobrevivió al monasterio de Arlanza



FOTOGRAFÍAS: Tomadas en septiembre de 2015 

Resulta difícil no asociar estos árboles a la vieja historia de Lara. Por su aparente antigüedad (sus grandes troncos, resquebrajados y dolientes los delatan), debieron ser testigos de lo que ocurrió en el medioevo y otros siglos por aquellas tierras. Uno puede imaginar muy bien a los frailes de San Pedro de Arlanza, entre alabanza y alabanza, haciendo acopio de nueces en el anciano nogal que hoy aquí guardamos; y por qué no, al conde Fernán González haciendo lo mismo en su aventurera niñez. Nada de ello sería descabellado. Como tampoco lo sería ver sentados a los fundadores de Santa María de las Viñas a la sombra de la gran sabina que crece en el pedregal, paralela su copa al plano inclinado, en las cercanías de Quintanilla. Ellos, los árboles, no hablan (que sepamos), ellos no han dejado escritos pergaminos que se puedan guardar en archivos, pero su vejez nos comunica hechos, romances, castillos y batallas de un tiempo de arte y almenas, de rezos, cantos y magias monacales en Lara. Los dos árboles, sabina y nogal, se convierten en sueños de la historia a poco que nuestras sombras se confundan con la suya cansada.    

   

domingo, 13 de septiembre de 2015

LA HORA ANCLADA EN ROS, DOS VENTANAS Y UN MORAL



El reloj de torre más bello

No son gemelas

Una ventana de fantasía

Un moral a los pies de la iglesia

Nació con la primera piedra


FOTOGRAFÍAS: Torre con reloj y moral en la iglesia de Ros (septiembre de 2015).  


Han pasado cinco años desde mi primera visita y la aguja del reloj en la iglesia de Ros sigue en la hora quieta que la dejé, imperturbable y deteniendo el tiempo. El reloj más bello de torre se paró y nunca más andará, nuevas tecnologías arrinconaron su vieja maquinaria, os lo conté en 2011. Recuerdo que llegué por San Antón a Ros con niebla, el reloj neoclásico me sedujo totalmente y otras cosas me pasaron desapercibidas. No vi, quizá también por la niebla y por el bullicio de la fiesta del santo, dos ventanas maravillosas, las que aquí hoy os dejo. Un buen maestro cantero pasó por Ros hace quinientos años y dio todo lo que su arte sabía y podía dar, ejecutando dos ventanales que bien podían haber servido para una catedral. Parecen gemelos, por el número y disposición de las molduras, por su pétreo claveteado y por su remate conopial, pero no lo son si nos detenemos en los detalles. 
Tampoco me fijé en aquella ocasión en un árbol a los pies de la iglesia, en un viejo y robusto moral, seguramente plantado en el nacimiento del templo, que hoy dejo aquí también para que vaya a acompañar a la gran colección de morales que llevamos guardada. Un día deberemos hacer recuento de los morales burgaleses que acompañaron a la primera piedra de nuestras iglesias, los sacaremos del Cajón para que se oreen y los disfrutaremos todos juntos. 

viernes, 11 de septiembre de 2015

MUTACIONES EN LOS PUEBLOS




FOTOGRAFÍAS: Casa tradicional de Cantabrana (principios del siglo XX y 2010)  


Cuando hay vida en ellos, los pueblos se mueven en todas las direcciones, bien es verdad que con lentitud. Se mueven, y al hacerlo, se transforman. Nacen, crecen y cambian en su aspecto, como cambian también cuando se despueblan, lo que les conduce a la degradación primero y a la desaparición en última instancia. Lo vemos bien en las dos imágenes que aquí dejo, pertenecientes a Cantabrana. Se trata de una misma casa pero con significativas diferencias, la principal de ellas, su portal. En la fotografía en blanco y negro, probablemente de principios del siglo XX, se aprecia un gran arco de medio punto para el acceso, un arco de gran valor arquitectónico que vemos desaparecido en la de color, donde ha sido sustituido por una obra y puerta a mi juicio sin atractivo alguno. Lo mismo puede decirse de la casa que tiene pegada en uno de sus costados, en la que también ha desaparecido un arco semejante. Afortunadamente, en Cantabrana quedan bastantes arcos de esta elegante y señorial tipología, la mayoría del siglo XVIII; en realidad, constituyen uno de los grandes valores de esta pintoresca localidad caderechana. Consérvense.   
           

viernes, 4 de septiembre de 2015

EL MORAL DE REVENGA

Al pie de la iglesia románica

Un tronco de siete siglos

El moral de Revenga se retuerce de viejo
Invernada del moral de Revenga (febrero, 2009).



FOTOGRAFÍAS: Moral de Revenga (Tomadas en setiembre de 2015)

En 300 años no quedará un solo árbol en el planeta, nos lo acaban de decir los que estudian y saben del tema. La demoledora y creíble noticia está caliente aún, como recién salida del horno, y nos ha golpeado donde más debe dolernos. Por eso me ha parecido oportuno traer hoy aquí, a modo de homenaje a nuestros bosques y arboledas, un nuevo monumento vegetal de los numerosos que atesoramos en Burgos, un ejemplar singular más que acompañará a los muchos que llevamos guardados en este Cajón de Sastre. Se trata del viejo moral de Revenga, otro de los que crecieron al amparo de las iglesias y ermitas de nuestra provincia, románicas o góticas. Un desvencijado y retorcido árbol que acabo de descubrir, que se resiste a morir y que durante siete siglos ha abastecido de moras al campo de Muñó y aledaños. Se le conoce como El Moral, sin más sobrenombres, aunque algunas de sus hijas-ramas, tres, que llegaron a ser descomunales, pero que ya cayeron por su peso y volumen, fueron merecedoras de nombres propios; Rama de las Campanas, llamaban a la que se dirigía hacia el campanario; Rama de la Fuente, a otra que se enfilaba, desafiando la gravedad, hacia un venero, y Rama de las Tralleras, a la que no producía moras, quizá por sus múltiples ramificaciones venosas.
De Presencio, de Ciadoncha, de Villaverde, de Villafuertes, de otros pueblos de la comarca, se acercaban a partir del día de Santiago para hacer acopio de moras del famoso moral de Revenga, que no sabe que dentro de tres siglos ya no existirá.