FOTOGRAFÍA: Cartero de Quintanilla VIvar en 1950 (A.M.BU)
Puedo decir que soy de la época
del blanco y negro, no me duelen prendas en confesarlo, al fin y al cabo, eso que
llevo por delante; y además, el blanco y negro tampoco estaba tan mal. Pero siendo
de entonces, no llegué a conocer a los carteros de a caballo. Como mucho, y
habiéndome criado en la ciudad, solo recuerdo al cartero peatón y de uniforme
aporreando el llamador de mi portal y gritando los nombres de los vecinos que
recibían carta. Por eso no deja de sorprenderme la imagen que aquí dejo hoy.
Ahora que todo va a la velocidad de la luz, y que todo lo que no sea mensajería
instantánea es una antigualla, descubrir la imagen de uno de aquellos carteros
rurales, que repartían el correo por los pueblos con una caballería, hace setenta años, puede
producirnos el mismo efecto que el que produce a los arqueólogos de Atapuerca el descubrimiento en sus excavaciones de los restos de un homínido de vete a saber
cuántos cientos de miles de años de antigüedad. A mí, queridos amigos, qué
queréis que os diga, me produce algo parecido.
Cartas que viajaban a caballo por nuestros pueblos,
¡qué maravilla olvidada! Seguro que Pedro Varona, este cartero de Quintanilla
Vivar, repartió siempre buenas noticias, se le ve feliz.
Soy de la misma opinión que tu, Elias.
ResponderEliminarA mi me produce un inmenso placer ver esta fotografía. Impresionante.
Este buen hombre iba montado en caballería, pero no hay que olvidarse de los que hacían el recorrido andando diariamente.
Incontables los km. caminados.
¡Esos si que eran senderistas!
Además eran noticiarios andantes, pues gracias a ellos se sabía lo que ocurría en otros pueblos del contorno.
Y recaderos en muchas ocasiones.
Un cordial saludo.
No es que cualquier tiempo pasado fuera mejor, pero, en este caso, me parece que el factor humano era eso, más humano, menos robotizado que el actual.
EliminarGracias, Faustino, por tu comentario
Saludos cordiales