Una ventana noble en un edificio tosco |
Un edificio auxiliar con una primorosa ventana |
Vecinos de Olmos Albos. Detrás puede verse la torre y el muro que la protegía. (Del libro de C. del Álamo Martínez Silos, cien años de historia 1880-1980) |
Una simple valla de alambre intenta proteger el espacio de la torre. |
FOTOGRAFÍAS: Torre y ventana de Olmos Albos (Tomadas en 2015). Foto de época (del libro Silos , cien años de historia (1880-1980).
No sé
qué maravilla más, si el nombre del lugar en que se encuentra la torre (¡Olmos
Albos!), o la ventana escondida en edificio aparte de la torre, de la que nadie
nunca habló. Olmos Albos igual a olmos blancos, que a veces la lírica está en
los nombres. Es más que probable que en otro tiempo debió haber olmos en este
lugar molinar junto al arroyo Ciriaco, y también que en otro momento debió
impregnarse la torre de agradables aromas salidos de la destilería que los
monjes de Silos tuvieron en ella entre 1893 y 1896, según se recoge en el
precioso libro Silos, cien años de historia (1880-1980).
Hoy,
la elegante y blasonada torre que levantaran a mediados del siglo XVI Diego
Gamarra, alavés él, y su mujer, Leonor Serón, tobalinesa ella, languidece en el
abandono, anunciando una próxima ruina. El muro exterior de piedra que la
protegía hace mucho que desapareció, y en su lugar se instaló una verja de
gruesa alambre a la que ya se ha abierto hueco, permitiendo la entrada a todo tipo
de vándalos y expoliadores. ¡Qué pena y qué vergüenza!
De
todos modos, lo que en verdad nos trae hoy aquí es la ventana aludida al
principio, que con derecho propio merece figurar en la ya larga lista de
ventanas con historia que aquí seguimos y guardamos. Por su buena ejecución
merecería estar en la cuadrilonga y noble torre, pero no, se encuentra en un
edificio contiguo, de tosco sillarejo, que tiene toda la traza de haber servido
como almacén, quizá del tiempo de la destilería, para guardar las plantas
empleadas, o tal vez de lana, pues hay noticia de que los señores de la torre
tuvieron aquí lavadero de este producto..., o probablemente para las dos cosas.
Llama
la atención, en un muro tan tosco, la existencia de una ventana con ínfulas de
nobleza. Su recercado de piedra primorosamente labrada, con dos cabezas de león, enfrentadas en los ángulos superiores, más otra humana, laureada, en el dintel superior, son elementos
cultos que bien podrían llevarnos a los siglos XVII o XVIII.
Buenas tardes.
ResponderEliminarEs posible que existiera una especie de convento en este lugar coetáneo o anterior al torreón?
Mi tía segunda María que nació en el siglo XIX me contaba esa historia.
A veces, en la tradición oral se esconden cosas que no están reflejadas en la historia.
ResponderEliminarGracias por el comentario