FOTOGRAFÍAS: Campos de Peñahorada (Tomadas en junio de 2016)
Pueden pasar
años sin verse una amapola en los campos de Burgos, y por el contrario, sin
saber por qué, hay otros en los que florecen por doquier y en abundancia. Las
amapolas, como las setas, son caprichosas, deben salir cuando están cansadas de entierro, nunca
cuando nosotros lo deseamos. Ellas sabrán que tejemanejes se traen. Pero mirad,
queridos amigos, en estos primerizos días del verano es un deleite recorrer
nuestros campos, perderse por los pueblos. Las amapolas embellecen cunetas y
sembrados como pocas veces se ha visto. Aprovechad el momento, nos os perdáis
el rojo espectáculo.
Humildísima y bellísima amapola.
ResponderEliminarHasta su especial aroma me llega...
Gracias, Elías.
Un abrazo.