martes, 20 de diciembre de 2022

LOS ESGRIMISTAS PINTADOS DE ESCALADA


Esgrimistas de Escalada 


FOTOGRAFÍAS: Pinturas en casa de Escalada (Tomadas en 2015) 

Una pintura esquemática, en la fachada de una casa de Escalada, muestra la imagen de dos esgrimistas en acción de lucha. Pintada sobre el revoco, la sorprendente escena forma parte de un panel, extendido a lo ancho del muro y pintado en almagre, con distintos motivos de significado y simbolismo cristiano. Todo el conjunto pictórico se halla bajo la sombra del alero del tejado, por donde discurre una greca decorativa igualmente pintada, de lo cual se infiere una posible intencionalidad de protegerlo contra las adversidades climáticas. Probablemente a ello se deba el hecho de que las pinturas, aun estando al aire libre, hayan perdurado hasta nuestros días. Bien es cierto que hay una parte del conjunto que tiene doble protección, pues con fecha posterior a su ejecución se hizo una balconada con tejaroz avanzado sobre la ventana mayor del citado muro, lo que ha permitido que en dicho lugar las pinturas se hallen mejor conservadas o menos desvaídas. Es sobre esta ventana donde puede verse, junto a algunos motivos religiosos pintados, entre ellos el anagrama de Jesucristo y una roseta hexapétala con el mismo significado, una leyenda corrida que da a conocer al propietario constructor de esta casa, Juan Manuel Fernández, y la fecha en que se realizaron las pinturas (o al menos una parte de ellas), lamentablemente borrada por un desconchado del revoco. Por el tipo de letra podría aventurarse que esta cartela pertenece al siglo XIX, o incluso a principios del XX, lo cual parecería no ser acorde con las representaciones situadas fuera del ámbito del balcón, particularmente con el expresivo y elegante combate de los dos esgrimistas, que requiere un dominio del arte de la esquematización no acorde con las anteriormente descritas, a nuestro juicio más burdas o menos perfeccionadas. Todo ello, desde luego, sin descartar que la totalidad de las pinturas fueran ejecutadas al mismo tiempo y por un mismo artista, quizá lo más acertado.

En lo que respecta a los motivos pintados y su interpretación, es evidente que, como ya se ha apuntado, parecen referirse a aspectos de simbología cristiana. Distintas cruces, dos de ellas con pedestal, pictogramas de Jesús, y jarrones de lirios, probablemente representados como símbolo de la pureza, así lo proclaman. Más difícil de interpretar son los dos tableros con múltiples cuadrículas que aparecen en el muro, aunque su presencia podría estar en la órbita de los alquerques que con tanta frecuencia aparecen en iglesias medievales, a veces como elementos trascendentes y/o apotropaicos, en cualquier caso, igualmente con un sentido religioso.  

Por último y en lo que se refiere a la lucha de los dos esgrimistas, aparentemente eclesiásticos a juzgar por los posibles bonetes que lucen en sus cabezas, podría verse en ella, más que un duelo al uso y con sangre, un símbolo, una forma incruenta de batalla dialéctica por distintas maneras de interpretar alguna cuestión de índole religiosa o filosófica. Todo lo cual nos llevaría a pensar en una cosa segura, que la casa, con sus pinturas, perteneció en origen a algún miembro de la Iglesia, a lo que se ve versado en simbología cristiana.


Casa de las pinturas


Panel de pinturas con distintos símbolos 

Leyenda bajo el tejaroz 

domingo, 11 de diciembre de 2022

ALGO SE MUEVE EN LA ABADÍA DE SALAS DE BUREBA

 

Todo es empezar...

para que no se caiga o desaparezca.


FOTOGRAFÍAS: Andamios en la abadía de Salas de Bureba (diciembre 2022) 

Han transcurrido doce años desde que en este mismo lugar denunciábamos el estado de abandono de la vieja abadía de Salas de Bureba (S.XVI), conocida en el pueblo como Casa del Cura por haber sido domicilio de los distintos curas que ejercieron en Salas. Clamábamos entonces porque, de no haber una pronta intervención, el monumento podría dar en ruina total. Mucho tiempo ha pasado desde aquella denuncia y nada había cambiado. Mas, cuando ya nada hacía presagiar que alguna institución podría hacerse cargo de la conservación, consolidación, restauración o como se quiera llamar a una hipotética intervención, hete aquí que, una vez puesto en venta el monumento, lo ha adquirido un particular para su propio uso y ha emprendido las obras que ha creído pertinentes.

Incrédulo como desafortunadamente soy, no me creí lo que, en escueto comentario en el blog (9/2/2022), un “Anónimo” decía en relación a mi escrito sobre la abadía: “Lo he comprado para restaurarlo”. Bueno, sin más indicaciones y tratándose de un anónimo, fuera cierto o no, había que ir a constatarlo. Y sí, queridos amigos de este Cajón de Sastre, ayer mismo comprobé que los andamios que rodean una parte del conjunto y la gran grúa que se levanta sobre el mismo evidencian que algo se está moviendo en la abadía, lo que es una muy buena noticia. De vez en cuando surge algo para la esperanza.  

domingo, 20 de noviembre de 2022

ANDAMIOS EN SAN PEDRO DE LA HOZ


La pequeña iglesia de San Pedro de la Hoz
guarda un tesoro campanil.


FOTOGRAFÍAS: Iglesia de San Pedro de la Hoz (Tomadas el 18 de noviembre de 2022)

Hoy me complace daros una buena noticia, queridos amigos de este Cajón de Sastre. Anteayer pasé por San Pedro de la Hoz y comprobé que su iglesia estaba rodeada de andamios. Me interesé por la obra que se estaba llevando a cabo y me informaron de que están restaurando sus dos cubiertas, la de la propia iglesia y la del campanario. Una magnífica noticia, sin duda, pues aquello por lo que suspirábamos aquí hace años, la protección del campanario que aloja las dos monumentales, legendarias y epigrafiadas campanas que contiene, una medieval y otra de mediado el siglo XVI, al parecer está en trance de solucionarse. En una vieja entrada de este blog, referida a estas campanas (11 de julio de 2012), decíamos que el humilde espacio que los alojaba nos parecía demasiado endeble como para sostener tan voluminosos cuerpos y clamábamos por una protección mayor que la que tenía. Y bueno, no es que con el retejado que ahora se lleva a cabo el tema del campanario quede resuelto del todo, pero al menos no se vendrá abajo por culpa de las siempre destructoras goteras. Las campanas de San Pedro de la Hoz son dos ejemplares sumamente importantes, y se requeriría, quizá, una intervención más sólida y acorde con esa importancia. Me atrevo a sugerir, por ejemplo, y si es que no estuviera proyectado, ahora que están los andamios instalados, que se aproveche para reforzar los muros más débiles. La singularidad de las susodichas campanas bien merece todo lo que llegue a hacerse para la consolidación del conjunto, si no es ahora, lo más pronto posible. 

lunes, 14 de noviembre de 2022

LA ÚLTIMA OLMA VIVA

Una olma olvidada...


junto a la Ermita de la Virgen Blanca... 


FOTOGRAFÍAS: Olma de Quintanilla del Monte en Rioja (Tomadas en noviembre de 2022)

       Recordaréis, queridos amigos, que hubo un tiempo en el que, en este mismo Cajón de Sastre, fuimos guardando en capítulo especial los árboles más ancianos que íbamos encontrando en nuestras andanzas por la provincia de Burgos. Registramos y dimos a conocer entonces una buena colección de matusalenes vegetales, algunos con nombre propio, cuyos robustos troncos se hallaban, por lo general, enraizados y escondidos en nuestros bosques, o acompañaban a solitarias, y no tan solitarias, ermitas desde el origen. Robles, encinas, morales, sabinas, nogales, olmos, tan arraigados en nuestros ecosistemas burgaleses, la mayoría con varios siglos de antigüedad, fueron apareciendo en este Cajón de Sastre a medida que los íbamos localizando.  

Había alguno de aquellos gigantes de los que solo quedaba su tronca desnuda. Eran cadáveres que permanecían en pie. Eran los olmos, o por mejor decir, las olmas, pues algunas especies, por tradición, se han feminizado al alcanzar un importante grado de robustez. Guardamos con tristeza en nuestro Cajón alguna de esas olmas sin vida, sabiendo que los olmos burgaleses, que tanto abundaron y que tanto significaron para la vida de nuestros pueblos, como especie estaba sufriendo una fase de extinción (de todos es sabido que los olmos mueren todos los años al poco de haber nacido por culpa de un virus de nombre raro).  

Todas las olmas que localizamos estaban muertas... ¿Pero en verdad todas las olmas están muertas? Todas no, hay una que vive, una que ha resistido los embates de los siglos y que al parecer ha sido inmune al virus que mata a todas las de su género. Me explico: recientemente un seguidor de este blog escribió un comentario para alertarnos a todos de la existencia de una olma con vida en un pueblecito cercano a Belorado, para más señas, Quintanilla del Monte en Rioja. ¡Una olma con vida, una superviviente! Parecía algo increíble. Quizá el informante se equivocaba, tal vez confundió el vegetal y no era un olmo. Había que ir a comprobarlo. Y sí, queridos amigos, no hace una semana que nos acercamos a Quintanilla y certificamos que, junto a la Ermita de la Virgen Blanca, situada a muy poca distancia del pueblo, se levantaba el ejemplar en cuestión; efectivamente era una olma y estaba viva y bien viva, como se encargaban de demostrarlo las numerosas y grandes ramas con hojas verdes que se alzaban al cielo desde su grueso tronco, a la sazón de casi cinco metros de perímetro.  

Así, pues, bien puede decirse que la olma de Quintanilla del Monte, rodeada de numerosos retoños, es una sobreviviente, una rara avis que, por no se sabe qué extraña cosa, continúa viva junto a la Ermita de la Virgen Blanca. Un prodigio digno de estudio que los científicos tendrían que abordar por si fuera que sus genes pueden ayudar a combatir la plaga que asola a los olmos.

 

de casi cinco metros de perímetro

 

sábado, 22 de octubre de 2022

LA TIENDA DE AMANCIO


75 años al frente del mostrador 



Una pierna con calcetín. Escrito en francés
para el peregrino.

FOTOGRAFÍAS: Tienda en los soportales (Tomadas en septiembre de 2022).

Me gustaría ser peregrino de Santiago para, al pasar por Castrogeriz, encontrarme con la tienda de Amancio y comprarle un sombrero aventurero, o un saco de dormir, o una linterna, o.... O simplemente para llenar de charla los tiempos muertos del hombre que se ocupa de esta reliquia desde casi niño, desde que tenía quince años y ahora tiene noventa. Me gustaría haber sido Amancio, para haber estado al frente durante tanto tiempo de este pintoresco y antiguo comercio que hoy resiste, y haber visto pasar por su mostrador a generaciones de castreños, a hombres y mujeres que se hicieron un traje o un vestido para el día de su boda cuando la tienda fue también de tejidos, en el principio de sus tiempos. Me gustaría pensar que los clavos y otras menudencias que pudieron venderse fueron pesados en la balanza cansada y reluciente Arisó Regia, la que preside el mostrador con su aguja temblona. Me gustaría abrir la vieja arca de la trastienda, carcomida la madera y oscurecidos los goznes, para entender por qué el buen paño en el arca se vende. Me gustaría haber saboreado el aroma del estanco, cuando la tienda fue estanco por concesión. Me gustaría entrar en la oficina de listones verdes y encontrarme en su interior cuadernos y albaranes escritos con lápiz de carpintero, o con pluma y caligrafía inglesa, sobre una mesa dormida que ya no hace de mesa. Me gustaría que esta vieja tienda, genuina representante de aquellas entrañables tiendas de pueblo, y su no menos entrañable propietario- dependiente, resistieran para siempre en su rincón de los soportales.


Todo para el peregrino

El buen paño, en el arca se vende



domingo, 16 de octubre de 2022

INODOROS EN LA COLEGIATA


Posibles inodoros en la colegiata de Valpuesta


FOTOGRAFÍAS: Colegiata de Valpuesta (Tomadas en septiembre de 2022)

Llamaron mi atención, pero no encontraba explicación de para qué pudieron servir. A primera vista, estos cilindros huecos de piedra que veis, queridos amigos de este Cajón de Sastre, situados en un pequeño cuadrilátero, al exterior y en el ala norte de la histórica Colegiata de Vapuesta, me pareció que podían pertenecer a algún sistema de aireación y saneamiento de los bajos de la iglesia, a la sazón antigua Sede Episcopal. Intrigado, me asomé a uno de ellos y vi que debajo había cámara, y que a juzgar por la mucha humedad que se apreciaba en el fondo, sospeché que en momentos de no sequía, como la que ahora tristemente sufrimos, podía circular por ella alguna corriente de agua. Y así debía ser, un enseñador de este histórico conjunto me sacó de dudas diciéndome que tales cilindros sirvieron como inodoros. Algo que me sorprendió en gran manera. Pero aun con mis proverbiales precauciones, pensé que no era desdeñable semejante hipótesis, pues siendo así, las evacuaciones de los monjes se las debía llevar el agua, es de suponer que conducidas subterráneamente a algún lugar del exterior de la iglesia. Un sistema original y práctico, me pareció, aunque me quedé sin saber si el cuadrilátero en su día estuvo cubierto. De no ser así, más de un monje en invierno se contendría todo lo posible para sus evacuaciones. Ello sin descartar que hubiera otros inodoros en el interior del conjunto colegial, que llamarían “de invierno”, y que lo depositado en ellos, lo mismo en invierno que en verano, fuera arrojado después por los cilindros huecos de la Colegiata, con lo que no había necesidad de sentarse en sus fríos y aireados bordes. Esto tendría bastante sentido.


Colegiata de Valpuesta, tantos años olvidada

 

jueves, 13 de octubre de 2022

BELLEZA OTOÑAL


Otoño en el camino
De San Millán de Lara a Tañabueyes



FOTOGRAFÍAS: Arboleda otoñal (Tomadas en octubre de 2022)

         Y ya que estamos metidos en belleza, me complace compartir con vosotros, queridos amigos de este Cajón de Sastre, una estampa otoñal cuya belleza nada tiene que envidiar a la de las ruinas que venimos comentando. Disfrutad de las imágenes que aquí os dejo, pero os recomiendo que no os perdáis el milagro del otoño en la provincia. Salid, los que podáis hacerlo, a contemplar este prodigio de colores, disfrutad de esta belleza antes de que heladas y vendavales desnuden árboles y arbustos. Y para los que por desgracia no podéis ver o moveros, imaginad o soñad desde vuestra pantalla con un espectáculo único que todos los años se nos presenta de manera gratuita.   


Colores otoñales y ermita de Tañabueyes al fondo 

 
 

lunes, 3 de octubre de 2022

LA ARRUGA ES BELLA, SAN PEDRO DE ARLANZA


FOTOGRAFÍA:
Ruinas de San Pedro de Arlanza (Tomada en 2016).

Suele decirse que la arruga es bella, y no falta razón en ello, en muchos casos. Haciendo bueno este símil textil, podría decirse también que las ruinas de un edificio histórico son las arrugas del patrimonio, que es como decir de la arquitectura y del arte, y que por tanto son igualmente bellas. Ocurre, sin embargo, que en ocasiones nos fijamos más en el lado negativo de estas arrugas, llorando la apariencia de la integridad perdida de un edificio histórico, y prestamos menos atención a la incuestionable belleza de sus restos. Suspiramos a menudo por restauraciones totales y olvidamos que las fechas de caducidad también existen en el patrimonio. Las ruinas nos sirven para entender y entendernos, para interpretar y soñar, pero sobre todo para ver en su abandono el inexorable y no recuperable paso del tiempo, lo que es también un valor añadido. Hoy, queridos amigos de este Cajón de Sastre, dejo aquí restos del monasterio de San Pedro de Arlanza, cuyas arrugas del tiempo son tan bellas que hace que nos olvidemos de restauraciones integrales.   


viernes, 30 de septiembre de 2022

BELLEZA DE LAS RUINAS, AHORA LAS DE SAN ANTÓN

Grandiosidad y belleza en las ruinas de San Antón


FOTOGRAFÍAS: Ruinas encantadas de  San Antón (Tomadas en septiembre de 2022).

        Continuando con la belleza de las ruinas y el gozo de su contemplación, comentado en la anterior entrada, dejo aquí hoy las antonianas de San Antón, en las proximidades de Castrogeriz, fantástico conjunto desmembrado que bien podría ser calificado como Catedral de las Ruinas. Os confieso, queridos amigos, que a pesar de haber pasado infinidad de veces bajo el gran arco que se sobrepone en la carretera nunca me había detenido a admirar todo el conjunto, entre otras cosas porque durante mucho tiempo hubo un cerramiento y no era cuestión de practicar el salto de valla. Ahora, tras el libre acceso para los peregrinos de Santiago, he podido por fin acceder al interior y admirar la magnitud de estas emblemáticas ruinas. El espectáculo es sobrecogedor por su belleza. En esta ocasión no hay yedra que abrace y embellezca, pero los altísimos muros, limpios y llenos de vanos góticos, son suficiente maravilla para deleitarnos y para fantasear y hacernos preguntas sobre lo que un día fue el monasterio completo. Pero, sobre todo, para poner en valor el orden natural y la belleza de las ruinas en un sentido general. 



Una ruina vegetal junto al convento.
El chopo desgajado y los tentáculos de yedra seca que le abrazan, 
un encantamiento más en las ruinas de San Antón.

lunes, 19 de septiembre de 2022

LA RUINA ES BELLA


Belleza en peligro


FOTOGRAFÍA: Portada en Santa María la Imperial de Obarenes (Tomada en 2002)

Hay a quien le gustaría restaurar monumentos a todo pasto, con el noble afán de que no se caigan o desaparezcan, y hay a quien le gustaría mantener o incluso construir ruinas por el gozo que les reporta su contemplación. Esto no es un dilema para saber o ver que opción tomar en determinadas circunstancias, sino la constatación de que hay gustos y gente para todo. Hablamos entonces de belleza, solo de belleza. ¿Cómo medimos la belleza? ¿Son acaso más bellos los muros pelados de un monasterio recién restaurado que los arcos antiguos de uno sin restaurar y cubierto de yedra? Semejante reflexión viene a cuento de que rebuscando en mi archivo fotográfico he dado con una fotografía que muestra la maravillosa portada, gótica, del abandonado y ruinoso monasterio de Obarenes. Se podrá despotricar más o menos por su abandono, pero no me negaréis, queridos amigos de este Cajón de Sastre, que su contemplación es un deleite para los sentidos. Y digo más: conservar con inteligencia determinadas ruinas históricas es una opción a tener en cuenta para no perder las muchas bellezas que existen en Burgos.


viernes, 9 de septiembre de 2022

EL MAESTRO Y LA RADIO



Diseños para todos los gustos 


FOTOGRAFÍA: Aquellas viejas radios

         Ahora que los desmembrados y sumergidos restos de Villorobe deben aflorar por la bajada de las aguas del pantano, como consecuencia de la sequía que nos asola, resucito una curiosa historia que tiene que ver con los primeros tiempos de la radio en nuestros pueblos, también en Villorobe. Me parece de gran interés darla a conocer por lo que significó de revolucionario y mágico en aquella sociedad campesina de los años cuarenta-cincuenta, aún esclava del arado romano, el hecho de que música y palabra a viva voz pudieran salir de una caja de madera apenas un poco más grande que un adobe.

En mi memoria han resucitado los interrogatorios que llevé a cabo en el proceso de elaboración del libro Los pueblos del silencio, y las respuestas que quedaron inéditas.  Entre las muchas preguntas había una sobre quién fue el primero en tener radio en cada pueblo, quién fue el avanzado y cuándo la adquirió. No era una mera curiosidad, pues constituía y constituye un acontecimiento importante que ayudaba y ayuda a conocer la lenta evolución y devenir del medio rural. Las respuestas las teníamos, solo que archivadas y durmiendo desde hace veinte años en rancias carpetas. Hoy, en una operación de busca, al revisar estas carpetas he encontrado varias respuestas “radiofónicas” que me han parecido especialmente interesantes. Una de ellas es la que se refiere a un maestro de Villorobe, un docente catalán que, recién terminada la guerra (Civil, por supuesto), llegó “desterrado” al pueblo serrano y fue el primero en tener radio. Según la respuesta del vecino encuestado, este maestro, Salvador Alajón Balsac, debía ser de mentalidad abierta y solidaria, ¿cómo sino explicar que compartiera su radio con todo el vecindario poniéndola a todo volumen en su ventana para que todos la oyeran? Hermoso, ¿verdad, amigos? Esta es la respuesta completa de dicho vecino:

 

Todos en la plaza para escuchar la radio al salir de misa  

“La primera radio la tuvo un maestro nacional que vino, recién terminada la guerra, de Barcelona, de la zona roja, y le mandaron aquí, a Villorobe, a modo de destierro. Don Salvador Alajón Balsac se llamaba, catalán de pura cepa. Estuvo varios años. Era una radio rectangular, y cuando salíamos de misa ponía la radio encima de la ventana de la vivienda y todo el mundo nos juntábamos en lo que era la plaza de Villorobe, pues a escuchar la música, que la ponía muy alta. Como la cantina estaba allí mismo pues la gente se paraba allí. Era un señor muy amable. Al salir de misa, ¡a escuchar la radio!”.


OTRAS RESPUESTAS 


PLÁGARO

Ponían la radio a todo volumen para que los que estaban trabajando en el campo pudieran oírla

         “-¡Padre, compre una radio, aunque sea pequeña!

-¡Pero si no tenemos dinero, qué vamos a comprar!

Yo me acuerdo de una vez que vendió una cabra, o un chivo, cogí dinero y lo escondí en una mesilla, y le dije:

-Padre, esto tiene que ser para la radio.

Así que cuando me casé y me vine aquí [a Burgos] lo primero que hicimos fue comprarle una radio las hermanas a mi padre.

Un chico, hijo del pueblo, que trabajaba en Bilbao, trajo una radio hecha de artesanía, y los primeros días la ponía a todo volumen para que los que estábamos trabajando en el campo oyéramos los cantares. Estábamos en la era trillando y la ponía un hijo de Gregorio, Nemesio, a todo volumen para que oyéramos los cantares”.


HUIDOBRO

Le compraron una radio para que no se marchara del pueblo

“La primera radio fue en 1964. La mi hija la quería, y no se quedaba en el pueblo si no le compraba mi madre una arradio.  Se venía a Burgos con este y la compró mi madre arradio para que no se marcharía de donde nosotros”.


CORTIGUERA

“Íbamos a oír la Pirinaica y los partes”

“El padre de Chicarrilla fue el primero en tener radio. Íbamos a oír la Pirinaica cuando la guerra; cuando la guerra, llevaron la radio y íbamos a oír los partes”. 


VILLALTA

Todos los chicos del pueblo venían a oírla a nuestra casa

         “[La radio] la pusimos al poco de la luz, en 1955. Fue la nuestra la primera, todos los chicos del pueblo venían a oírla a nuestra casa”.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

viernes, 26 de agosto de 2022

¡UNA ESTABA VIVA!


Tradicional ventana para aireación de una cuadra.
Servía también para dar luz.


FOTOGRAFÍA: Ventana aireadora de cuadra en Hospital del Rey. Tomada en 2014).  

Podría formar parte de Historias para no dormir, la famosa serie de Chicho Ibáñez Serrador que desde la televisión nos hizo estremecer hace medio siglo a los que ya peinamos canas. Solo que en la historia que propongo no hay nada de ficción ni de terror, y sí mucho de realidad, de espantosa realidad, a decir verdad. Como me lo contaron, os lo cuento. Comparto con vosotros, queridos a amigos, un hecho, a todas luces insólito, que sucedió en un pueblo del norte de Burgos del cual me vais a permitir que omita el nombre por razones que bien comprenderéis. Os hablo del caso singularísimo de un matrimonio que tuvo 25 hijos, de una madre que en tan solo 11 meses llegó a alumbrar hasta cinco criaturas (como me lo contaron os lo cuento). Esto, por sí mismo, ya sería notorio de reseñar, más en estos tiempos de natalidad tan baja por la que atravesamos. Pero lo que sigue es lo que verdaderamente parece una historia para no dormir. Sucedió que entre tanto parto hubo una ocasión en la que la misma madre trajo al mundo tres criaturas de una vez, lo cual no sería noticioso la verdad, ni siquiera hoy. Lo que llama especialmente la atención es lo que sucedió en este parto, me aseguraron que, de las tres criaturas alumbradas, a dos creyeron muertas, y que las dos, metidas en un balde, fueron arrojadas a la basura de las cuadras, dejadas como pasto para los cerdos (probablemente no generalizado, no debería extrañar que en una sociedad rural abarrotada de hijos algunos recién nacidos muertos tuvieran ese tremendo y triste destino). “Entonces todo se echaba a las cuadras, a los cerdos”, me dijeron. Pero la cosa no acabó ahí, ay, y sucedió que, “al cabo de un rato” del arrojamiento, alguien bajó a la cuadra y apreció que algo se movía entre la basura: “¡Anda, pero si se mueve algo ahí!”, dijo. Y como no pudo ser de otra manera, recogió el ser viviente y se lo llevó a hacer compañía a sus muchos hermanos vivos. Se daba la paradoja (así me lo contaron) de que esa criatura “resucitada” era la única que vivía cuando me fueron relatados los hechos, las otras dos del triple parto ya habían muerto.

 

sábado, 20 de agosto de 2022

EL VENDAVAL DEL 41, TARDE Y NOCHE DE FURIA

     

Cerámica de Pino de Bureba. Tras el paso del vendaval pudo fabricar tejas a pleno rendimiento. 


FOTOGRAFÍA: Tejeros llaniscos fabricando tejas en Pino de Bureba 


Nunca se había visto nada igual. Aquel vendaval entre los días 15 y 16 de febrero de 1941, aquel infierno de viento sur, que llegó a alcanzar rachas de hasta 200 kilómetros a la hora y que en Santander tuvo gravísimas consecuencias (incendio de la ciudad), tuvo también, aunque menos trágicos, sus efectos devastadores en el norte de Burgos, tanto para las casas y tejados de las poblaciones, incluidos campanarios de las iglesias, como para sus montes, algunos literalmente arrasados. Sería de gran interés tener un recuento de los daños que ocasionó en Burgos y hasta donde llegaron sus efectos. Hoy que tanto nos esforzamos en poner nombre a cada tragedia atmosférica, sorprende que este gran viento pasara sin tener el suyo. Como mucho, se dijo de él que fue una “surada” (expresión santanderina), o lo que es lo mismo, que fue un fortísimo vendaval con vientos del sur. Poca cosa, y poco expresivo para definir algo que tanto daño hizo en nuestro medio rural y para que su recuerdo permanezca en la memoria de la España Vacía. Hoy resulta difícil encontrar en nuestros pueblos a personas que vivieron aquel vendaval. Y si ya nadie queda, ¿quién entonces recordará en los desiertos venideros del tiempo aquella tarde y aquella noche entera de furia? Quizá en algún ayuntamiento quede constancia, es posible que las serrerías temporales que se instalaron en los montes damnificados, para el aprovechamiento de los árboles tronzados, dejaran su poso en archivos y sean una fuente en la investigación, pero de esto no tengo seguridad, sería una sorpresa que lo hubiera. Nos lo recuerdan mejor los testimonios orales que tuve la fortuna de recoger cuando empecé a intrincarme en los pueblos del silencio y a entrevistar a los mayores de estos pueblos en su diáspora. En aquella época, veinticinco años atrás, todavía encontré a gente que, por su edad, vivió y sufrió el vendaval y pudo darme noticias de él. Su testimonio lo guardé y ha dormido el sueño de los justos en carpetas que ya tanto huelen a viejas. Más recientes son los testimonios que obtuve sobre el mismo tema durante la elaboración del libro Etnografía del Alfoz de Santa Gadea (2022). Entre 2015, 2016 y 2017, pude entrevistar a personas de este Alfoz que recordaban el vendaval y sus efectos con total nitidez. Me complace hoy, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, haceros partícipes de los relatos que me fueron descritos sobre este tema, tan poco o nada estudiado. No es mucho, pero podría servir para que alguien iniciara el trabajo exhaustivo que la cuestión merece. Sin duda, en esta empresa habría de valorarse la incidencia de los tejeros y tejeras burgalesas tras el paso del vendaval, es imaginable que unos y otras debieron trabajar aquel año a pleno rendimiento.

  

  

TESTIMONIOS

 SANTA GADEA DE ALFOZ

 “Temblaban los armarios, parecía un terremoto” 

“En la mata quedó arrasao. Fue una noche. Por aquí to las chimeneas tumbó, a mí me la tiró, y muchos tejaos levantó. Fue enorme, aquello fue un desastre. Pero ya digo, en el monte aquel [en la mata] ¡adiós todo! Me acuerdo que temblaban los armarios, los platos... parecido a un terremoto. Ahí arriba tumbó un portal que había ahí, tumbó aquello, porque venía el viento así, de lado, y me acuerdo que los ripios que bajaron por aquí nos rompieron los cristales de las ventanas; venían los ripios [volando] y, ¡pas, pas! Y el tejao, todo nos le levantó, los tejaos, todos. Fue enorme el vendaval, sí”. 

Informante: A.R.B. 

El vendaval duró una tarde y una noche entera. Atados a los carros para que no se los llevara el viento. 

“Yo me acuerdo de él como si fuera hoy, ¡mejor que lo que hago hoy! Tenía yo cuatro o cinco años, fue el 21 de febrero del 41 [1941]. Pues estando esperando a un hermano mío, que estaban aquí en el monte a buscar traviesas, y [estaba yo] allí en la ventana, y ¡que no vienen, que no vienen! (Era viento sur, duró una tarde y una noche entera). Y al final vinieron amarraos al carro, ataos, y los vimos entrar por allí y... “¡ya están, ya están, ya asoman por allí, míralos!”. Bajaban de aquí, del monte, pero no pudieron cargar ni nada, bajaron de vacío. Vendavales ya había habido [por aquí], pero es que ese fue muy gordo ¿eh? Dice que (yo lo sé de contarlo mi hermano) arrastraba una piedras ¡unos pinazos...! [Para hacerse una idea] tú, mira lo que hizo en Santander, y en muchísimos pueblos levantó casas enteras, levantó... Santander fue que se incendió y se quemó. Mi padre estaba ahí haciendo una hornera..., bajó ya con el vendaval, por la tarde, y dice que se puso allí debajo de un árbol, y cuando subió al otro día, dice que ya estaba tumbao el árbol”. 

Informante: F.M.D.

 El vendaval tumbó 300 hayas en la Mata de Santa Gadea

     “Ahí en esa mata [de Santa Gadea], toda la zona esa que da al sur, tumbó 300 hayas. A algunas levantó con las raíces. Dieron madera de hayas a tol pueblo, se repartieron entre los vecinos. Pusieron unos aserraderos ahí en la mata, pa serrarlo ahí. [Esa madera fue] pa venderlo luego, porque la madera de haya tenía mucha aceptación ¿eh? Aquí es una madera muy buena, muy especial, de la buena buenísima, la de esta mata; es que el haya depende donde esté, esta tenía mucha aceptación. De aquí se embarcó madera en Arija, en el tren de la Robla, vagones pa Valmaseda, que en Valmaseda todo eran talleres de muebles.

 Antes del vendaval ya se hacía subastas de hayas. Aquí han venido muchos [compradores] por la calidad de la madera”. 

Informante: F.M.D.                                

 Desde Montejo vieron el resplandor del fuego de Santander 

“Pues mira: se quemó Santander. Verás: yo era muy niña, yo tenía doce o trece años, y me acuerdo. Yo estaba en Montejo, porque yo soy de Montejo. Verás, [fue] el 23 de febrero. Y vinieron unas coplas [que decían]: 

El mar se pone furioso,

el viento azota con fuerza,

como cáscaras de nuez,

bailan las mares del puerto,

y corre la misma suerte,

general en la atalaya... [no recuerda más]

 

Aquello fue... Se veía la claridad, por encima del [puerto del] Escudo [se veía] la claridad del fuego de Santander. Lo veíamos desde Montejo, porque vivíamos un poco arriba y... “¡que se quema Santander, se quema Santander!”. Y ya a otro día, pues que se quemó todo, que se habían quemao veintidós calles, veintidós calles se quemaron en Santander, ¿qué te parece? Aquello fue horroroso. Fíjate, pa verse la claridad por encima del Escudo del fuego de Santander...

Fue por la noche, fue el viento sur, porque andaba el viento sur. En Montejo se cayeron muchos árboles; en [el monte] Laesa se cayeron bastantes robles”. 

Informante: E.H.L.

AEL 

          “Arrancó los tejaos y los árboles, hace muchos años ya”.

 

 HOZALLLA

 “Nos arrancó todos los tejados” 

“Nos arrancó todos los tejados, y eso que este pueblo está protegido. Donde más daños hizo fue en el monte. Contaron que había tirado lo menos 13.000 pinos, y [que] los pinos grandes que caían estropeaban los pequeños. Después los vendieron por poco dinero”.

 

QUINCOCES DE SUSO 

Desarbolados los tejados, fueron a por las tejas de la iglesia 

“Por efecto de aquel ciclón que hubo cuando la quema de Santander, pues se desarbolaron todos los tejados. Y entonces, aquellos vecinos que quedaron fueron a por tejas al tejao de la iglesia… el vecino a por las tejas. Era un matrimonio viejo, y con los hijos ya se habían marchao”. 

QUINTANAJUAR 

          “Hubo una especie de huracán en 1940. Tiró muchos árboles”.

 

REMOLINO

 

Arrasó la arboleda del valle de Manzanedo 

          “Según el secretario, fue en 1942. Fue cuando el incendio de Santander. Se declaró un viento sur, hubo un deshielo y no estaba todavía el pantano [de Arija].  

          A continuación de la riada vino un huracán que destrozó toda la arboleda del valle de Manzanedo”.

 

VALDELACUESTA 

“Vamos a las cuadras que nos levanta las casas". "Tuvieron que apuntalar las ventanas con trancas" 

          “Un huracán que vino un año, el 12 de febrero. En el portal de la iglesia estuvo el año que fue. Yo tendría diez o doce años cuando aquello.

          Nos levantó los tejaos, destrozó mucho. Decía mi padre: 

-¡Vamos abajo, a las cuadras, que nos levanta las casas! 

¡Un viento…!, tuvieron que apuntalar las ventanas con trancas, y un griterío…”.    

 

 

martes, 12 de julio de 2022

HASTA SIEMPRE, ABILIO

Muere en Santa Gadea de Alfoz Abilio Rodríguez Bustamante, 
informante predilecto y entrañable amigo
de este bloguero. 


FOTOGRAFÍA: Abilio Rodríguez Bustamante, de Santa Gadea de Alfoz (Tomada en 2017). 

MOMENTOS VIVIDOS 

Mis entrevistas-conversaciones con Abilio de Santa Gadea fueron muchas y tuvieron lugar en su taller. Y no fue este un mal lugar para ellas, más bien todo lo contrario, pues lo encontré lleno de magia e inspirador de fantasías. Pegado a su vivienda, el taller de Abilio es un abigarrado y colorido colmado de objetos donde resulta fácil dejarse llevar por ensoñaciones. En su interior a uno se le vuelve nebulosa la mirada de tantos cachivaches como tiene colgados en las paredes o depositados en el suelo, tantos, que bien podría decirse aquello de “aquí ya no cabe ni un alfiler. Pese a ello, y aunque parezca imposible, él sabe dónde encontrar lo que necesita, en cada momento y sin atisbo de duda, lo que parece en verdad un auténtico milagro.

Además de afable, una de sus principales virtudes, Abilio es ganadero, toda su vida lo ha sido, y por eso domina todo lo que se refiere a esta disciplina, al igual que el resto de sus convecinos de Santa Gadea, pero es a la vez un hombre multifuncional, un Homo Habilis moderno, podría decirse, pues conoce todos los oficios que le eran, y aún lo son, útiles para la no dependencia. De ahí que en su taller no falte nada de lo que le pueda ayudar para hacer sus trabajos, como el banco de carpintero, el torno, la fragua con su yunque, zancadas de afilar y todo tipo de herramientas; en realidad, bien podría decirse que dispone de todo lo necesario para, llegado el caso, serrar un árbol, hacer una cuba, una rueda de carro, extraer y labrar la piedra, hacer zuecos, almadreñas, dujos de colmenas…, Abilio tiene habilidades para todo eso y más. Por todo, en el taller de Abilio no solo me resultó fácil dejarme llevar hacia el mundo perdido de la autosuficiencia, sino también que las entrevistas fluyeran con un halo de autenticidad difícil de encontrar en otro lugar.

AMPLIACIÓN: Ayer, 11 de julio de 2022, al poco de redactar esta pequeña semblanza sobre Abilio, recibí la trágica noticia de que un accidente con el tractor que manipulaba acabó por cercenarle la vida. Bajo la luna llena sentí una tremenda y dolorosa punzada. Ya nunca más volvería a ver su imagen de Geppetto carpintero, en su taller de verdades y sueños, ni volvería a escuchar sus relatos del más allá de su pueblo. Dolor. Santa Gadea de Alfoz ha perdido a uno de sus más entrañables y sabios vecinos, y este cronista, a uno de sus informante predilectos y más queridos. Con Abilio pierdo algo más que un amigo, pero sé que su palabra y memoria perdurarán a través del tiempo, grabadas y escritas en letra de imprenta. Hasta siempre, Abilio.