FOTOGRAFÍAS: El panadero. El pescatero (Tomadas en 2009 y 2010).
Son el oxígeno que da vida a los supervivientes de los pueblos. Los que han salvado a infinidad de pequeñas aldeas burgalesas, y a poblaciones mayores que de otra manera hubieran quedado hace tiempo totalmente despobladas. Ahora que nuestros gobernantes tanto hablan de asentar población en el mundo rural, sin saber qué medidas tomar, porque el imán de las ciudades tiene tanta fuerza que nada puede con él, los que en verdad hacen algo para que gran parte del territorio no se convierta en un desierto son ellos, los ambulantes. Son esas ONGS sobre ruedas que, día a día, visitan con sus camionetas a los sobrevivientes. No importa que en tal o cual pueblo vivan sólo dos o tres personas, ni que haya nieve en las carreteras, ellos acuden puntuales a su cita llevando el oxígeno a una población cada vez menor y más envejecida. Recorren las calles con sus pregones, la de la Fuente, la del Río, la Bajera, la de la Iglesia... Los perros ladran a su llegada, si es que aún quedan. Conocen a los habitantes y se interesan por todos. Saben que fuera de la radio o de la televisión son ellos el único contacto que han de tener con el mundo exterior. Sienten la falta de alguno, preguntan por él. “Se lo han llevado los hijos a Burgos, a una residencia”, le dicen. Uno menos. El señor Apolinar, que a sus 82 años vive solo, sin más compañía que su perro, un día no sale a por el pan. “Está con gripe”, cuenta alguno. El panadero de Isar, o el de Villanueva, o el de Quinatanaortuño, se lo deja en la puerta, o en la ventana. Ya me pagará cuando se ponga bueno. Han visto cerrarse muchas puertas, algunas para siempre. Otras abrirán sólo en el verano, en los días de optimismo y bicicletas. La bocina de sus camionetas sigue sonando a media mañana. El panadero, el carnicero, el fresquero, el de los congelados.... Los perros se arriman. Los ambulantes son de vieja estirpe, herederos de los míticos trajineros. No pueden ni saben vivir sin el contacto con los pueblos, con sus gentes. Pero saben que el futuro de cientos de pueblos es inexorable. Un mal día, de un invierno no muy lejano, estas ONGS sin subvención llegarán a la entrada del pueblo, harán sonar las bocinas y nadie saldrá a comprar, darán la vuelta, un silencio maldito se habrá apoderado de la historia.
Sé que Edurne Rubio está haciendo un documental sobre los ambulantes burgaleses. Será un merecido homenaje a estos benefactores de los pueblos.
Sé que Edurne Rubio está haciendo un documental sobre los ambulantes burgaleses. Será un merecido homenaje a estos benefactores de los pueblos.
Hola Elias, comparto tu opinión y te dejo el enlace en el que yo les recordé. Un saludo.
ResponderEliminarUn ¡HURRA! Por los ambulantes burgaleses. Elías, es un bonito relato. Un saludo
ResponderEliminarHola Elías: muy bien reflejada la realidad y ese balón de oxígeno que supone los ambulantes para esas personas que resisten y mantienen aún nuestros pueblos . Un aplauso para ellos y para tí.
ResponderEliminarlos panaderos de Humada se han jubilado,no sólo nos quedamos sin vecinos pronto también nos quedaremos sin ambulantes.
ResponderEliminarRecuerdo a Marcelina, panadera y brava alcaldesa de Humada. ¡Qué bien olía en su panadería!
ResponderEliminarEl final de los pueblos está al caer, ya se les niega hasta el pan.
Lo lamentaremos.
Saludos