Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

Mostrando entradas con la etiqueta SUGERENCIAS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta SUGERENCIAS. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de enero de 2024

LA CHICA DURMIENDO EN EL TRILLO

Arada, siembra, siega, carga de lo segado, trilla

Trabajos de ayer para el pan llevar

Exposición mural en la nave

FOTOGRAFÍAS: Murales en Tapia (Tomadas el 6/1/2024)                               

De un tiempo a esta parte vengo dándole vueltas a un tema que no es que me preocupe, pero sí que me invita a la reflexión. Me refiero a la moda que se ha instalado en los pueblos de decorar sus caseríos con murales, más o menos afortunados, pintados por artistas locales o foráneos. Cuando empecé a verlos, en mis constantes viajes por los pueblos, pensé que dicha moda podría ser algo transitorio y que la cosa no iría más allá del explayamiento puntual de aficionados a la pintura que además sentían nostalgia por unas formas de vida perdidas, las que conocieron ellos mismos en su niñez o las que les relataron sus padres y abuelos. Sucede, sin embargo, que se ha llegado a un punto en el que ya no son únicamente artistas locales los que, con mayor o menor acierto artístico, convierten medianas de las casas, almacenes agrícolas o rincones de todo tipo en exposiciones al aire libre, generalmente de contenido etnográfico, si así pudiera decirse, dados los temas por lo común pintados. Ya no solo son artistas nativos de los pueblos los que desarrollan estas obras pictóricas, sino que al convite se han agregado artistas de gran preparación, que trabajan por encargo y ejecutan obras de gran calidad e impacto visual. Y aquí es donde se me presentan las dudas, la principal de ellas es la posible afectación de estas obras a la personalidad de los pueblos. Me pregunto: ¿alteran, de alguna manera, estos murales la visión y formas tradicionales de los caseríos que hemos conocido? ¿Cambian estas pinturas nuestra manera de ver o mirar los pueblos? ¿En las visitas que hacemos o hagamos a partir de ahora los capitalinos, iremos buscando y fijándonos más en estas exposiciones al aire libre que en las sugerentes tramas urbanas, la arquitectura y materiales constructivos tradicionales, sus principales valores? ¿Nos fijaremos más en la iglesia pintada que en la de verdad, teniéndola a pocos metros? Probablemente seremos capaces, de momento, de valorar, distinguir y asimilar todo a la vez, veremos si más adelante, cuando la moda se haya generalizado o masificado, seguirá siendo así. Habrá quienes piensen que es más atractivo ver la gran nave agrícola decorada con escenas perdidas de nuestros antepasados que contemplar los vacíos y fríos enlucidos de cemento, o que el arte de los muros será una manera de revitalizar los pueblos y que todo vale para ayudar a frenar la despoblación, incluso si se pintan de rojo o azul todas las casas y la iglesia de amarillo. Quizá tengan razón. Si lo último llegara a suceder mis reflexiones habrán sido una simple divagación, cuando no una provocación, y deberán ir directamente al basurero de la extravagancia pensante.

       Al hilo de mi visita a Tapia el 6 de enero de 2024

 

    Plácido sueño en el trillo, al arrullo del perfume de la gavilla 


LA CHICA DURMIENDO EN EL TRILLO

Todo lo anterior ha venido a cuento por los magníficos murales que tuve la oportunidad de contemplar en Tapia el pasado día de Reyes. Junto con mi inseparable, me desplacé a este lugar por un comentario anónimo recibido en este blog, concretamente en la entrada titulada “Los pueblos como galerías de arte. Muralidad de la nostalgia”, donde se informaba de la existencia en Tapia de unos “murales muy interesantes”. Y en honor a la verdad, tengo que decir que razón no le faltaba al informante anónimo.

Fue el día de Reyes, antes del mediodía, el sol debatía y se batía con los nubarrones, la pequeña población estaba en silencio, dormida todavía en su quietud invernal. Algunos árboles pelados tenían colgados en sus ramas adornos navideños, bolas de distintos colores que parecían sustituir a las hojas caídas, señal de que hubo celebraciones navideñas y de que el pueblo aún se mantenía con vida.

Buscando los citados murales recorrimos las calles mudas. Nada, ni un alma a quien preguntar. Fuimos observando las paredes de las casas y ninguna estaba pintada. Cuando ya desesperábamos de encontrar pintura alguna, dimos con el yacimiento al salir del pueblo por el oeste, una gran nave cuya pared del mediodía lucía un interesante panel, dividido en cuadrículas, representando escenas campesinas, a todo color y de gran realismo. La arada, la siembra, la siega, la carga de la mies en el carro, la trilla, todo un compendio de actividades perdidas y ejecutado con gran verismo. Se notaba la profesionalidad del artista (Hoy me dicen que se deben a Cristian Sasa, no sé si lo escribo bien).   

Recorrimos la nave, y al llegar a su ala oeste se nos presentó un nuevo mural que ocupaba toda la pared. La escena, en escala de grises, es una visión de la cosecha en la era, de grano apilado y sacos llenos, en la que llama la tención una chica dormida en el trillo, una chica de expresión relajada que disfruta con el sueño de lo cosechado apoyada su cabeza en una gavilla. Pese a la desproporción de una de sus manos, me quedo con esta figura, hay algo en ella verdadero que, en cierta manera, me reconcilia con este arte mural campesino, el que puse en cuestión al principio de todo.


NOTA: Pasado un tiempo desde que publiqué esta entrada, tuve la suerte de ver en Madrid la exposición "España Oculta", de la gran fotógrafa Cristina García Rodero, en la que la escena de la chica del trillo figuraba entre las obras expuestas.  


sábado, 30 de diciembre de 2023

FELIZ AÑO 2024


Ya lo dice la postal

FOTOGRAFÍA: Cerradura de lo imposible (tomada en 2023).   

Para los que seguís regularmente esta bitácora desde hace 15 años. Para los que la visitáis de ciento en viento. Para los que la habéis visitado solo una vez. Para los que no la habéis visitado nunca, pero que algún día, despistados, os podéis caer en ella. Para todos, os deseo un año de buenas cosas, donde la tolerancia sea un valor en alza y eje de nuestra vida cotidiana (de guerras, no digo nada, porque son consustanciales con el gremio). Hay en esta cerradura del siglo XVI un ojo tapado por el cual debe entrar una llave que nos abrirá paso a ese mundo desconocido, tal vez imposible. Si lográramos encontrar la manera de abrirla, habríamos dado un gran paso, pero, por si eso no sucede, mi deseo es que, al menos, el año entrante sea antesala del siguiente y de muchos más para todos. ¡FELIZ AÑO! 

domingo, 20 de noviembre de 2022

ANDAMIOS EN SAN PEDRO DE LA HOZ


La pequeña iglesia de San Pedro de la Hoz
guarda un tesoro campanil.


FOTOGRAFÍAS: Iglesia de San Pedro de la Hoz (Tomadas el 18 de noviembre de 2022)

Hoy me complace daros una buena noticia, queridos amigos de este Cajón de Sastre. Anteayer pasé por San Pedro de la Hoz y comprobé que su iglesia estaba rodeada de andamios. Me interesé por la obra que se estaba llevando a cabo y me informaron de que están restaurando sus dos cubiertas, la de la propia iglesia y la del campanario. Una magnífica noticia, sin duda, pues aquello por lo que suspirábamos aquí hace años, la protección del campanario que aloja las dos monumentales, legendarias y epigrafiadas campanas que contiene, una medieval y otra de mediado el siglo XVI, al parecer está en trance de solucionarse. En una vieja entrada de este blog, referida a estas campanas (11 de julio de 2012), decíamos que el humilde espacio que los alojaba nos parecía demasiado endeble como para sostener tan voluminosos cuerpos y clamábamos por una protección mayor que la que tenía. Y bueno, no es que con el retejado que ahora se lleva a cabo el tema del campanario quede resuelto del todo, pero al menos no se vendrá abajo por culpa de las siempre destructoras goteras. Las campanas de San Pedro de la Hoz son dos ejemplares sumamente importantes, y se requeriría, quizá, una intervención más sólida y acorde con esa importancia. Me atrevo a sugerir, por ejemplo, y si es que no estuviera proyectado, ahora que están los andamios instalados, que se aproveche para reforzar los muros más débiles. La singularidad de las susodichas campanas bien merece todo lo que llegue a hacerse para la consolidación del conjunto, si no es ahora, lo más pronto posible. 

lunes, 14 de noviembre de 2022

LA ÚLTIMA OLMA VIVA

Una olma olvidada...


junto a la Ermita de la Virgen Blanca... 


FOTOGRAFÍAS: Olma de Quintanilla del Monte en Rioja (Tomadas en noviembre de 2022)

       Recordaréis, queridos amigos, que hubo un tiempo en el que, en este mismo Cajón de Sastre, fuimos guardando en capítulo especial los árboles más ancianos que íbamos encontrando en nuestras andanzas por la provincia de Burgos. Registramos y dimos a conocer entonces una buena colección de matusalenes vegetales, algunos con nombre propio, cuyos robustos troncos se hallaban, por lo general, enraizados y escondidos en nuestros bosques, o acompañaban a solitarias, y no tan solitarias, ermitas desde el origen. Robles, encinas, morales, sabinas, nogales, olmos, tan arraigados en nuestros ecosistemas burgaleses, la mayoría con varios siglos de antigüedad, fueron apareciendo en este Cajón de Sastre a medida que los íbamos localizando.  

Había alguno de aquellos gigantes de los que solo quedaba su tronca desnuda. Eran cadáveres que permanecían en pie. Eran los olmos, o por mejor decir, las olmas, pues algunas especies, por tradición, se han feminizado al alcanzar un importante grado de robustez. Guardamos con tristeza en nuestro Cajón alguna de esas olmas sin vida, sabiendo que los olmos burgaleses, que tanto abundaron y que tanto significaron para la vida de nuestros pueblos, como especie estaba sufriendo una fase de extinción (de todos es sabido que los olmos mueren todos los años al poco de haber nacido por culpa de un virus de nombre raro).  

Todas las olmas que localizamos estaban muertas... ¿Pero en verdad todas las olmas están muertas? Todas no, hay una que vive, una que ha resistido los embates de los siglos y que al parecer ha sido inmune al virus que mata a todas las de su género. Me explico: recientemente un seguidor de este blog escribió un comentario para alertarnos a todos de la existencia de una olma con vida en un pueblecito cercano a Belorado, para más señas, Quintanilla del Monte en Rioja. ¡Una olma con vida, una superviviente! Parecía algo increíble. Quizá el informante se equivocaba, tal vez confundió el vegetal y no era un olmo. Había que ir a comprobarlo. Y sí, queridos amigos, no hace una semana que nos acercamos a Quintanilla y certificamos que, junto a la Ermita de la Virgen Blanca, situada a muy poca distancia del pueblo, se levantaba el ejemplar en cuestión; efectivamente era una olma y estaba viva y bien viva, como se encargaban de demostrarlo las numerosas y grandes ramas con hojas verdes que se alzaban al cielo desde su grueso tronco, a la sazón de casi cinco metros de perímetro.  

Así, pues, bien puede decirse que la olma de Quintanilla del Monte, rodeada de numerosos retoños, es una sobreviviente, una rara avis que, por no se sabe qué extraña cosa, continúa viva junto a la Ermita de la Virgen Blanca. Un prodigio digno de estudio que los científicos tendrían que abordar por si fuera que sus genes pueden ayudar a combatir la plaga que asola a los olmos.

 

de casi cinco metros de perímetro

 

miércoles, 28 de diciembre de 2016

¡¡FELIZ AÑO 2017!!


Aerófonos en la portada románica de Miñón


FOTOGRAFÍA: De la portada románica de Miñón (Tomada en 2015).

Feliz año a todos, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre. Y un deseo muy personal: que el eslogan “consume y diviértete desaforadamente” tenga poco futuro y sea sustituido por el de “seamos responsables con nuestro planeta”, que tanto hemos maltratado y maltratamos.


domingo, 27 de julio de 2014

BUJEDO Y BACH, UNA AUDICIÓN SINGULAR


Portada de la iglesia antes
de la restauración.

Ábside de la iglesia antes de la restauración. 

Sala capitular antes de la restauración.

La ruina era notoria antes de la restauración.


FOTOGRAFÍAS: Ruinas de Santa María de Bujedo (1975). Nave de la iglesia de Santa María de Bujedo (Tomada en julio de 2014).


Fue un día de hace treinta y más años, fue con mi desaparecido hermano mayor y otros amigos, fue de noche y en la nave principal de la iglesia del monasterio de Santa María de Bujedo, de Juarros. Nos manteníamos en pie sobre un metro de estiércol de oveja que llenaba la iglesia, vacía de otros contenidos. Fue sobre aquella misma mierda donde y cuando pudimos escuchar a J. S. Bach, con el volumen máximo de una cinta magnetofónica, en el coro final de su Pasión según San Mateo, una debilidad musical de mi añorado hermano que supo contagiarnos. El estiércol acumulado no conseguía por entonces empañar del todo la acústica. Todavía siento el escalofrío que recorrió nuestra locura nocturna. Los acordes sublimes en aquel lodazal de abandono nos heló la sangre. Fue algo único, ya irrepetible, algo  con aliento desde que los monjes cistercienses abandonaron el lugar siglo y medio atrás. Las ruinas habían respetado, a duras penas, la gran nave de la iglesia. Fuera de ella, ábside, claustro, sala capitular, el resto del conjunto monacal, estaba ya arruinado, y nada, pensábamos, podía hacerse ya por el rescate del monumento, ¿o sí?

Pasaron años de aquel concierto en la oscuridad, y alguien llegó y decidió que había que salvar las ruinas de Bujedo, alguien con sobrado capital para invertir en el monasterio muerto (mejor privado que desaparecido). Y se restauró, y ahora, tras dos recientes visitas, me ha venido a la memoria aquella singular audición y aquellas ruinas que conocí. Hoy tengo un deseo, seguro que inalcanzable: escuchar en el mismo lugar el mismo concierto, pero con la dignidad que merece; la nave de la iglesia, perfectamente restaurada, reúne condiciones acústicas como ninguna otra. Quizá algún día. 



Nave de la iglesia, hoy restaurada






miércoles, 13 de noviembre de 2013

EL MOLINO ELÉCTRICO DE VILLAMAYOR DE LOS MONTES

Igualito en su forma a los hidráulicos. 

Sacos de harina.

El motor de la vida. 

Regulaban la marcha. 


FOTOGRAFÍAS: Molino harinero eléctrico de Villamayor de los Montes (Tomadas en noviembre de 2013).

Iba en busca de un reloj modernista en Villamayor de los Montes y me salió un molino eléctrico con piedra trituradora escondido en una nave. Y bien que lo agradecí, pues nunca había visto ningún molino harinero que se moviera con electricidad. En mis correrías por los pueblos burgaleses en varias ocasiones me hablaron de este tipo de molinos, pero nunca llegué a verlos. Me dijeron de uno en Parayuelo que ya había desaparecido, y de otros que no recuerdo. Los molinos eléctricos se instalaron allí donde no había ríos ni arroyos, ni existían corrientes de agua para impulsar los rodetes que movían las piedras. Debieron tener su apogeo a mitad del siglo XX, pero ya en los setenta tendieron a desaparecer. En realidad, los molinos eléctricos eran iguales que los hidráulicos, solo que movidos por la fuerza de un motor eléctrico acoplado a poleas de trasmisión. El de Villamayor de los Montes, que sirvió para cereal y pienso, se movió hasta finales de los sesenta o principios de los setenta con un motor de 12 caballos. Este motor lleva durmiendo casi medio siglo en un cuarto anexo al artefacto molinar. Por eso resulta milagroso que se conserve íntegramente, al igual que el instrumental eléctrico que le regulaba y daba vida. Consérvese, muéstrese y póngase en movimiento alguna vez para aquellos que nunca vieron funcionar un molino harinero.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

EL PARADOR DE VILLALTA


Una reciente remodelación de la carretera C-629
ha dejado a Villalta apartada. Ya no se pasa junto a sus ruinas.

El esqueleto del parador de Villalta
aún permanece en pie.

Si el viejo Parador de Villalta hablara...


Dintel con inscripción

PARADOR DE AGUSTÍN
GONZÁLEZ
AÑO DE 1787

FOTOGRAFÍAS: Parador de Villalta (Tomadas en septiembre de 2013). 


En origen, Villalta fue tan sólo un par de ventas en el camino  del pescado, un lugar donde pernoctar cuando el páramo de Masa se ponía negro más por las nevadas que por las noches. Aquellas ventas se llamaron “del Cuerno”, y en ellas dicen los que no lo vieron que pernoctó el mismísimo emperador Carlos V, en su viaje de Laredo a Yuste. Bueno, bueno, uno se imagina a todo un emperador durmiendo en aquel cuerno paramero (daría lo mismo que fuera en Pesadas de Burgos), en las condiciones que cabe imaginar de las antiguas ventas, y se echa a temblar o le da la risa. En fin, el caso es que el emperador sobrevivió y pudo llegar por el camino del páramo hasta el monasterio jerónimo de Fresdelval, lo cual ya tuvo su mérito. Pero a lo que íbamos, en torno a aquellas “Ventas del Cuerno” y con el paso del tiempo, llegaron a crecer casas, convirtiéndose en un conjunto que se llamó Villalta (¡una villa alta!, ¡una villa en medio del páramo!), un pueblo de altas soledades, de celliscas y soles de desierto; un lugar que, lamentablemente, tras varios siglos de existencia, vemos hoy abandonado y en ruinas. Digamos, entonces, que Villalta fue  siempre un pueblo de servicio a viajeros, pues otra explicación no tiene.  Y de ello son testigos las ruinas de un antiguo Parador, el que todavía hoy se pueden ver a la entrada del pueblo (o a la salida, según se vaya o vuelva), junto a la carretera C-629, aquella que un día fue camino de pescado y más tarde llamaron Carretera de Burgos a Bercedo. Un parador, no lo olvidemos, precursor de los actuales Paradores Nacionales, y que merecería un respeto mayor que el que ahora le prestamos. Desde hace tiempo vengo reclamando que estas ruinas del siglo XVIII, como representantes de paradores, mesones, posadas y ventas de los caminos, y a la memoria de Villalta, sean puestas en valor consolidando la noble fachada que aún se encuentra en pie. La inscripción en el dintel de una ventana, con la fecha (1787) y el nombre del dueño del parador (Agustín González) pone la nota conmovedora e histórica en tanta desolación. Haría falta muy poco dinero para dicha consolidación, aunque ya sé que el romanticismo es hoy una prédica en desiertos mayores que el de Villalta.

viernes, 26 de abril de 2013

LA VIEJA ESTACIÓN DE TRENES DE BURGOS PARA MUSEO ETNOANTROPOLÓGICO DE LA CIUDAD?

Viejo hospital de niños en  Gante,
actualmente museo etnoantropológico. 

Una celda para recién nacidos. 

Una celda para juguetes infantiles. 

Una celda para el baño.

Una celda para guiñoles. . 

Guiñoles. 

Una celda para el hacedor de zuecos. 

Una celda para el fabricante de velas. 

Cartel didáctico, crónica truculenta. 


FOTOGRAFÍAS: Beguinaje de Gante (1998). Vieja estación de trenes de Burgos (abril 2013). 
  
Estos días ha circulado en la prensa la muerte, a los 92 años, de la última representante de las beguinas, de aquellas comunidades femeninas que sin pertenecer a ninguna orden religiosa, laicas pero entregadas a Dios, libres de los hombres e independientes de la jerarquía de la Iglesia, florecieron desde la Edad Media en Bélgica y Holanda viviendo en los llamados beguinages, especie de adosados beaterios, algunos ya declarados patrimonio de la humanidad. Y esto me ha traído viejos recuerdos de cuando, en 1998, visité en Gante un viejo hospital de niños, de cierta similitud arquitectónica con los beguinages, que fue transformado en museo antropológico de la ciudad flamenca (Huis van Alijn, Museo del Folklore). Sentí entonces una gran envidia de ver cómo, por aquellas tierras, se toman en serio su cultura y su pasado. Allí, repartido en cada una de las muchas "casitas" del conjunto, se encuentran representados los modos y maneras de vivir flamenca más recientes pero ya pasados, todo lo que formó parte de la historia más cercana de la ciudad, sobre la vida, sobre la muerte, la niñez..., oficios, comercios, creencias, diversiones, indumentarias...; en definitiva, lo que yo siempre soñé para mi ciudad, para no perder nuestra memoria. Un gran museo del que podríamos tomar ejemplo, más ahora que está en  candelero qué hacer con el noble y amplio edificio de la vieja estación de trenes de Burgos.  Ante la duda, sugiero que al menos se tome en consideración esta opción. Incluyo aquí una pequeñísima muestra de lo que en el museo de Gante se puede ver.  


Antigua estación de trenes de Burgos.


Beguinato en Gante  




martes, 22 de enero de 2013

PANELES EXPLICATIVOS AQUÍ Y ALLÁ


El protagonismo del panel. 

Vegetación salvaje oculta el panel. 
Cuatro paneles para un eremitorio
 en Castrillo de la Reina. 

Fotografías del castillo que está detrás.




FOTOGRAFÍAS: Ojo Guareña, mirador de San Bernabé (Tomada el 21-1-2013). Panel en un humedal cercano al Páramo de Masa (Tomada en 18-10-2011). Castillo de Rojas (Tomada en 2012).

En los últimos tiempos han proliferado por toda la geografía burgalesa paneles con textos y fotografías que tratan de destacar el interés de las cosas patrimoniales que los turistas vamos a visitar, bien sea las ruinas de un castillo, una ermita, un humedal o .... Son estructuras de madera, hincadas en el suelo, algunas con tejadillo, que parecen salidas de la misma fábrica. No me pregunto dónde ni quién las fabrica, pero sí que me llama la atención que algunos apenas aportan nada, y sin embargo, pueden degradar el medio con su presencia. Ayer tuve ocasión de comprobar cómo en el parque de Ojo Guareña, sobre la ermita y farallón rocoso de San Bernabé, han colocado uno de estos paneles explicativos que distrae la soberbia visión de Sotoscueva, sus pueblos y sus montes nevados del Somo. Me llamó sobremanera la atención porque a pocos metros, en el lugar de aparcamiento de coches, hay otros carteles explicativos. Que digo yo que, por qué era necesario poner otro panel más donde el impacto negativo es tan evidente. Pienso que quizá haga falta un poco de coherencia y control en la colocación de estos elementos, no vaya a ser que haya de recurrirse a  aquello de “prohibido pegar carteles”. Por no hablar de los que se colocaron en lugares inverosímiles, por donde nadie pasa y que, con el paso del tiempo, han sido abandonados y devorados por la vegetación. En fin, quizá el tema de la proliferación panelaria podría ser un aspecto más, o consecuencia, de las alegrías con las que hemos manejado los dineros públicos en los últimos tiempos.


sábado, 22 de diciembre de 2012

FELICES DÍAS, AMIGOS

FOTOGRAFÍA: Arco de la Villa (Tomada en febrero de 2012). 

En algún lugar de este Cajón de Sastre ya comentamos las posibilidades que tiene el antiguo Patio del Sobrado, antaño lugar de mercado y ahora integrado al campus de la Universidad burgalesa, para convertirse en un corral de comedias. Por su historia, siempre asociada al Hospital del Rey, notable arquitectura tradicional, morfología y amplitud, le harían idóneo para actividades culturales al aire libre, si las casas arruinadas, algunas con siglos de antigüedad y escudos en sus fachadas, fueran debidamente restauradas. Acceder al Patio del Sobrado por el Arco de la Villa es introducirse en la noche de los tiempos, a un lugar lleno de magia y evocaciones..., en este momento también de escombros, lamentablemente. Por eso hoy, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, quiero reivindicar para la ciudad una dignificación mayor del patio y su pasaje, ahora prácticamente vacíos y sin aprovechamiento, y a través del artístico y blasonado arco enviaros mis mejores deseos para estas fiestas y el año nuevo. 

sábado, 8 de septiembre de 2012

CAMINOS DE SANTA CASILDA


San Pedro de la Hoz.
A la  izquierda de la imagen puede verse
el llamado Camino de Santa Casilda. 

Cerro Blanco y Camino de Santa Casilda.

FOTOGRAFÍAS:San Pedro de la Hoz y Cerro Blanco (Tomadas en septiembre de 2012).    

Exvotos: Fotografías de Pedro Plana (tomadas en 2008). 

  

Caminos de Santiago, de El Cid, y otros famosos, son itinerarios para viajar en busca de algo o para recordar algo. Y digo yo que, puestos a utilizar o explotar viejos caminos con historia, también los que llevaban al Santuario de Santa Casilda, allá en los peñascos de Buezo, podrían ser igualmente resucitados y marcados en las guías como un valor turístico, hoy que tantas esperanzas depositamos en el turismo cultural. Desde todos los puntos cardinales de la geografía burgalesa se acudía en otro tiempo al lugar de la santa y princesa  mora para implorar su intercesión en la cura de enfermedades, fundamentalmente para el mal del flujo de sangre. También peregrinaban a su santuario mujeres con la ilusión de alcanzar una fertilidad que su naturaleza les negaba, depositando su confianza en la santa y en los lagos de San Vicente, situados bajo el gran risco y supuestamente con capacidades fecundadoras. Desde lo más alto, las mujeres arrojaban (¿arrojan?) piedras al Pozo Blanco pidiendo el favor, guijarros para pedir niño y tejas para pedir niña, prodigio a la carta. Eran tiempos en los que a falta de medicina, o cuando fallaba la medicina, nuestras madres y abuelas depositaban sus anhelos en el santoral. Tiempos mágicos en los que los caminos, hacia uno u otro santuario de toda la geografía patria, se poblaban (se pueblan) de esperanzados peregrinos.  

En reciente entrada, al hablar de las campanas de San Pedro de la Hoz, mencionábamos a una rica mujer que se perdió en el monte cuando se dirigía a Santa Casilda, y de cómo llegó a salvarse  al escuchar el tañido lejano de la iglesia de este pueblo. Ella pudo ser una de las muchas personas que desde Burgos caminaban con fe al eremitorio de la santa, en un primer viaje para implorar una curación milagrosa, y en un segundo viaje, para depositar su exvoto agradecido por el favor recibido. Hoy todavía, los vecinos de más edad de los pueblos de la ruta recuerdan ese trasiego de gente devota.

El itinerario desde la capital burgalesa debía pasar rozando las poblaciones de Hurones, Las Mijaradas, Riocerezo y Temiño; a partir de aquí, rozaría también Caborredondo, seguiría monte a través  por encima de Galbarros y de San Pedro de la Hoz; luego, por las descarnadas alturas de Cerro Blanco llegarían a encontrase con el camino que desde Quintanavides se dirige igualmente a Santa Casilda. Los caminos hacia este santuario parecen de historia más humilde que los citados al principio, pero son también caminos con encanto que merecen ser recordados y recorridos para conocer mejor cómo fuimos.



Santa Casilda en un retablo de la iglesia de Carrias.



EXVOTOS DE SANTA CASILDA

Las supuestas curaciones debieron ser muchas en Santa Casilda, a juzgar por el gran número de exvotos que se ofrecieron en el santuario. Piernas y brazos de cera, coletas y otros recuerdos de las gracias recibidas, hace algunos años que desaparecieron de la iglesia, al igual que de casi todas las ermitas de la provincia, pero se conservan y se exhiben algunas muestras pictóricas de gran interés. En realidad, la colección de conmovedores exvotos pictóricos que hoy podemos admirar en Santa Casilda, en edificio anexo, por su cantidad y calidad constituyen una muestra de religiosidad popular única en Burgos. Una auténtica delicia, he aquí algunos. 






MILAGROS ATRIBUIDOS A LA SANTA

Como ejemplo de los muchos milagros atribuidos a Santa Casilda me ha parecido curioso, por ser quien es el curado, recoger el siguiente:

"XIII. La Emperatriz Doña Isabel, muger de Carlos V. se vio en riesgo de la vida por esceso de sangre. Dieronla noticia de Sta. Casilda, y encomendándose a ella, sanó repentinamente: por lo que la envió su trage de oro, con quinientos ducados para las hechuras de un ornamento, de que mandó cuidase el Condestable". (Enrique Flórez España Sagrada, Tomo XXVII). 

t

viernes, 20 de enero de 2012

EXCAVACIONES ABANDONADAS


FOTOGRAFÍA: Dolmen de El Moreco (Tomada en 2007).

Hoy me desayuno con la noticia de que algunos dólmenes de Sedano y Las Loras se están desmoronando o derrumbando. Era de esperar. A quien me ha querido escuchar, siempre le he expuesto que, de nos ser especialmente protegidos, excavar los dólmenes supone dejarlos indefensos ante los rigores del clima, de la vegetación salvaje y de los “mala uva” que andan sueltos por el mundo. Que me perdonen mis amigos expertos estudiosos y excavadores de estos monumentos burgaleses, pero el tiempo ha venido a dar la razón a quienes defendemos la idea de que lo que ha durado 4000 años enterrado es más que probable que no pase de cien desenterrado si no se protege debidamente, y que por ello lo más indicado, una vez completado el correspondiente estudio, sería volver a enterrarlo. Por citar tan sólo algunos, me viene a la memoria ahora dos casos que ilustran esta idea conservacionista: uno de ellos es la necrópolis celtibérica de Los Cenizales, de Ubierna, que fue excavada a principios de los ochenta, poniéndose al descubierto cerca de un centenar de enterramientos circulares, con sus correspondientes urnas de incineración y ajuares, y que ahora, una vez rescatados los materiales sepultados, va camino de desaparecer; el otro caso es también de rabiosa actualidad y está en la memoria de todos: el mosaico romano de Baños de Valdearados, descubierto y excavado en los años setenta y reciente objeto de atroz vandalismo. En este caso tampoco se tomaron medidas de protección acordes con la enorme importancia del hallazgo, y ha venido lo que ha venido; mejor hubiera sido que no se hubiera descubierto ni excavado. Y podría seguir poniendo ejemplos de yacimientos y excavaciones abandonados, pero de momento sirvan estas dos y guardamos otros en la recámara. Por sugerir alguna solución al problema, se me ocurre que, ya que todo el mundo tiene derecho a contemplar cualquier monumento desenterrado, lo más indicado sería construir réplicas y dejar los originales bajo tierra. Tal vez así descubríamos un yacimiento de puestos de trabajo.

Mosaico de Baños de Valdearados (1985),
 hoy mutilado de forma salvaje. 

martes, 21 de septiembre de 2010

EL PATIO DEL SOBRADO PARA CORRALA DE TEATRO









FOTOGRAFÍAS: Patio del Sobrado, donde puede verse el empedrado de las que parecen calles-guía (1991). Arco de la Villa, 1, 2 y 3 (mayo 2010). Entorno del Hospital del Rey, antes y después (1991 y 2010).

Hoy me quedo en casa. Quiero decir que no salgo a la provincia de mis amores. Me quedo en mi nuevo barrio, abrigado por bellezas naturales, históricas y artísticas y por donde tengo el gran privilegio de poder pasear a diario. Hoy, queridos amigos de este Cajón de Sastre, os traigo un rincón de Burgos, bello pero muy poco aprovechado. Me refiero a la Plaza del Sobrado, junto al Hospital del Rey.

Antes de ello, sin embargo, permitidme que os enseñe también tres viejas fotografías (no son muy buenas, la verdad) que nos muestran cómo era el ambiente urbano del mencionado Hospital antes de la gran transformación que recientemente ha experimentado todo el entorno. Ha tardado en llegar, pero es cierto que la cochambre de antes se ha convertido, al menos en lo que ya se ha finalizado, en una esplendorosa y bella realidad, con una rehabilitación, en mi opinión, acertada y de muy buen gusto. No podía ser de otra manera, una institución como la Universidad de Burgos merecía una intervención digna, y es verdad que se ha conseguido.

Podríamos decir lo mismo del cercano Patio del Sobrado, precioso e histórico espacio urbano de Burgos, recientemente urbanizado, del que debemos lamentar la desaparición de algunos testimonios arqueológicos que se encontraban en el suelo. Me estoy refiriendo a las calles-guía empedradas que debieron servir para la instalación de puestos, o de colocación de ganado, cuando en este patio se celebraba mercado. Alguna línea de estas calles puede llegar a verse en una de las fotografías que aquí muestro. La Plaza del Sobrado, con su magnífico arco y pasaje de entrada (Arco e la Villa), pide ahora a gritos que sean restauradas las casas arruinadas del ala sur, algunas de ellas de piedra y ladrillo mudéjar y con escudos en sus fachadas. Cuando ese momento llegue, se habrá ganado para la ciudad un espacio monumental para mostrar al mundo con total dignidad, un lugar que bien podría servir de corrala para representaciones artísticas, teatrales, musicales, etc. Aquí queda la sugerencia.