Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

jueves, 18 de diciembre de 2025

CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II). SEGUNDA PARTE, NOVENA ENTREGA

CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II).  

SEGUNDA PARTE, NOVENA ENTREGA

 

DIA DE MUERTOS EN ROMERILLO, ZINAKANTÁN Y SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS 


Desfile de muertos en San Cristóbal de las Casas.
(Que es nadie la muerte si va en tu montura...).  



Cementerio de Zinacantán.
Reunión familiar platicando con las almas
que regresan en el Día de Muertos.


Cementerio de Zinacantán.
Indígenas tzotziles pertenecientes a la comunidad maya
en el segundo Día de Muertos de 2025 




Cementerio de San Cristóbal de las Casas

Arquitectura variada y de gran colorido.






Cementerio de Romerillo.
Cruces y tumbas, juncia, pétalos de cempasúchil y tabla de muerto sobre los túmulos, 
sincretismo en estado puro.




TIERRA, JUNCIA, TABLA Y CEMPASÚCHIL

Podríamos haber ido a cualquier parte de México para conocer y sentir de cerca las celebraciones en torno al Día de Muertos, y probablemente hubiéramos visto que, con diferentes formas y costumbres de celebrarlo, en todos los lugares se trata como una fiesta, aunque haya en ella un trasfondo de dolor, el que no vemos expresado porque se camufla con el alborozo por un nuevo encuentro con los que ya se fueron de este mundo. Para nosotros, españoles de Burgos en viaje turístico, fríos y muy compungidos siempre por el dolor de la muerte, todo se nos iba en asombro en esta celebración con evidentes reminiscencias de la cultura maya. Lo primero que llamó nuestra atención en los cuatro cementerios que visitamos en el Día de Muertos de 2025 (los cuatro en el territorio de los tzotziles), fue el hecho de que unos estuvieran conformados en su totalidad por simples túmulos de tierra (Romerillo, San Juan Chamula) y otros por panteones-capilla con múltiples tipos de arquitectura (San Cristóbal de las Casas, Zinacantán). El porqué de esta diferencia entre unos y otros sería un interesante motivo de estudio, si aún no estuviera estudiado, aunque en principio se nos ocurre pensar que pudiera tener que ver con una mayor o menor disponibilidad económica de las familias. Pero ero eso se lo dejamos a los especialistas mexicanos.


Cementerio de Romerillo.
Indumentaria femenina de la comunidad chamula,
falda con piel de oveja negra.


Cementerio de Romerillo. 
Alimentos y bebidas del gusto de los fallecidos, 
por si regresaran del más allá.     


LA TABLA

En el cementerio de Romerillo llamó nuestra atención el hecho de que dichos túmulos tuvieran a su lado una holgada y rústica tabla. Y como esto nos pareció que debía tener algún significado especial, recurrimos a un nativo chamula presente en la muy concurrida y animada feria montada para la ocasión. Según nos contó era costumbre arraigada cuando moría alguien en una casa depositar al finado sobre una tabla de su tamaño hasta el momento de llevarlo al cementerio; y puesto que, habiéndolo hecho así, en esta tabla había quedado -en sentido figurado- el espíritu antropomorfo de dicho difunto, se creía que era ya parte de él y debía estar con él para siempre. Grosso modo, así lo entendimos.


Cada tumba con su tabla de muerto.   


Túmulos mortuorios cubiertos de juncia y pétalos de tajetes 


TAJETES Y JUNCIA

Entre un inusitado colorido, reflejado como en ninguna otra cosa en el amarillo de las flores cempasúchil (tajetes) que todo lo inundaban, y también en la indumentaria de los chamulas (chaleco de oveja blanca en los hombres y falda de oveja negra en las mujeres), asombro nos causó igualmente ver cómo distintas charangas con llamativos disfraces, solicitadas por los deudos, actuaban en torno a las sepulturas cubiertas de pétalos de tajetes y juncia (hojas de pino), dando así un toque de alegría allí donde nosotros solo veríamos tristeza. Es lo que tiene encontrarse con los que se fueron y regresan del inframundo, maya en este caso, aunque sea una vez al año y para degustar los alimentos y bebidas que tanto les gustó en vida, como refrescos y bebidas alcohólicas tradicionales dejados por los vivos en los túmulos. Todo nos sonaba a nuevo y de todo ansiábamos saber más, pero en nuestras retinas quedará, sobre todo y para siempre, la imagen de familias de los difuntos pasando el día sentadas en torno a sus enteramientos, largas horas y seguramente platicando con ellos sobre la vida de acá y de allá. 


Tradicionales chalecos de los chamulas. 
Cada cruz un municipio adornado con cempasúchiles.  

Charangas con sus disfraces animan a vivos y fallecidos. 


Cementerio de Romerillo.
Colorido de los tzotziles en la necrópolis.
 


Cementerio de Zinacantán.
Estar cerca por si regresan las almas de los fallecidos,
pervivencia de la cultura de los mayas.







sábado, 13 de diciembre de 2025

CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II). EGUNDA PARTE, OCTAVA ENTREGA


CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II).  

SEGUNDA PARTE, OCTAVA ENTREGA


RUINAS MAYAS DE CHINKULTIC - LAGOS DE MONTEBELLO   


Pirámide en Chinkultic 

Gradas con piedras bien labradas en Chinkultic


Patio central para ceremonial en Chinkultic 

  

 RUINAS MAYAS DE CHINKULTIC - LAGOS DE MONTEBELLO    

[…] 

En amaneciendo, con un tiempo muy bueno y habiendo hecho noche en Ciudad Real de Chiapa, nos pusimos en camino hacia el territorio de los zapalutecos, donde nos había sido dicho que hay los lagos de Montebello, yendo por un camino muy llano que iba por derecho a Comitán población maya que los nativos llamaban Balún Canán; atravesamos esta población que parecía en verdad grande sin detenernos pues había cierto apremio en llegar a los dichos lagos que eran muy numerosos según contaron algunos españoles anteriores con Diego de Mazariegos a su mando, que llegaron a contar hasta 59 y dijeron que eran de grande hondura; cuando ya estábamos muy cerca de ellos, a cosa de diez leguas encontramos cerca de un río una ciudad abandonada de indios mayas cuyo nombre nos dijeron algunos de los naturales que vimos antes cultivando maíz era Chinkultic. Y como ya amenazaba la noche y había cansancio nos aposentamos en esta ciudad que como se ha dicho estaba vacía sin hombres de guerra ni mujeres ni niños, si bien sus casas estaban enteras; por unas escaleras labradas en la roca viva subimos a un cerrillo que a la sazón tenía una mezquita o adoratorio con forma de pirámide por ver si desde allí divisábamos los mencionados lagos y vimos hacia el norte un territorio de mucha extensión con cerros de mucho monte de árboles y muchos lagos a la vista, y debajo del templo en el que estábamos vimos un hoyo con agua verde que parecía muy hondo y que los nativos de distintas tierras llaman cenote. Por la mañana exploramos la ciudad y vimos hogueras que nos parecieron no ha mucho apagadas; exploramos todo lo que pudimos por ver si encontrábamos provisiones oro y otras cosas valiosas siendo vanas nuestras pesquisas, llamándonos la atención algunos ídolos paganos que estaban esculpidos en grandes piedras hincadas, y un campo central bien cuidado con asientos de piedras hechos en su rededor que se parecía a otros que ya habíamos visto en otras ciudades de los indios mayas y que eran para el juego con pelota que los indios llaman pok-ta-pok.         

Después de haber reposado en esta dicha ciudad salimos de ella y llegamos al mediodía al territorio de los lagos de Montebello; y como había calor tan extremo que en el primero que vimos que era muy azul nos bañamos vestidos con solo la camisa y el calzón quedando muy satisfechos; después exploramos muchos lagos cerca unos de otros escondidos en la espesura del bosque y vimos que tenían distintos y vivos colores, siendo unos de aguas verdes  y otros de azules profundos; y dimos gracias al Todopoderoso por habernos dirigido a estos lugares que en verdad se parecían al Paraíso.  

Próxima entrega: Comitán y Arcotete


 

Lago verde limón

Cenote bajo la ciudad maya de Chinkultic. 
Al fondo se observa el territorio de los lagos de Montebello.





Lagos en el Parque Natural de los Lagos de Montebello.






Atardecer en el Lago Tziskao




martes, 9 de diciembre de 2025

CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II). SEGUNDA PARTE, SEPTIMA ENTREGA


CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II). 

SEGUNDA PARTE, SEPTIMA ENTREGA

UN ZOO DENTRO DE LA SELVA. EL CAÑÓN DEL SUMIDERO VISTO DESDE ARRIBA


   EL ZOO DE TUXTLA-GUTIÉRREZ

Teníamos programado para esta jornada dos visitas, una al zoo de Tuxtla-Gutiérrez (ZooMAT), que reúne la mayor variedad de especies animales que pueblan el estado de Chiapas, alguna en peligro de extinción, y la otra al Cañón del Sumidero, que ya conocimos a nivel del río por una visita anterior. De dicho zoo nada conocíamos, por eso todo sería sorpresa para nosotros. Primero, por estar super preparado, con toda la parafernalia que requiere el gran turismo, y segundo, porque se trata de un zoo dentro de una gran selva, lo cual nos pareció una idea original, y hasta cierto punto respetuosa con los animales, pues expuestos en su hábitat natural podríamos pensar que se sienten como en casa, si no fuera porque se encuentran enjaulados y sin poder hacer los largos viajes como acostumbran, siendo como son espíritus libres. Bien es cierto que son enjaulados espaciosos y con refugios, y que si así lo desean pueden esconderse cuando la presencia de los miles de turistas les abruma, como hacen los cocodrilos en sus charcas habilitadas en medio de todo. Para esto del ocultamiento, deben tenerlo más fácil los monos aulladores y araña que viven en el zoo, que, en su alto mundo de las copas de los árboles, chillan de contento y saltan felices de una rama a otra sin hacer mucho caso a lo que sucede abajo. Las jaulas, pajareras incluidas, por espaciosas que sean no dejan de ser jaulas. Tal vez por eso vimos un puma que, en su encierro, iba y venía, arriba y abajo, sin parar y en paseos cortos, quién sabe si meditando sobre el valor de la libertad. Muy cerca de este puma creímos ver un jaguar semi oculto en un alto, quizá dormitando de aburrimiento en su amplia y exclusiva jaula; sentimos no poder verle en su plenitud, pues el jaguar es un animal de extraordinaria belleza y emblemático de Chiapas. Por lo demás, un entramado de sendas en el boscoso zoo permite ver cada uno de los sectores de las distintas familias animales de manera sosegada; hacer el recorrido completo, bajo la banda sonora que producen los más ruidosos, es un deleite para los sentidos y una experiencia inolvidable. La visita se agradece también porque el sombrío y la frescura que produce la misma selva nos alivia del intenso calor que siempre reina en Tuxtla-Gutiérrez.



En lo más alto de los árboles del zoo saltan y aúllan los monos. 


Selva y especies animales de todo tipo conforman
una visión de Chiapas imborrable.    


        EL “CAÑÓN DEL SUMIDERO DESDE” LAS ALTURAS

     Antecedentes: en 2013 surcamos en lancha turística las honduras del Cañón del Sumidero siguiendo las aguas mansas del río Grijalva. Cómo olvidar aquellos vertiginosos paredones a uno y otro lado, de 1000 metros de altura y donde la vista se envuelve de nubes; cómo olvidar los pelícanos entre la foresta de las rocas y los cocodrilos en las orillas con sus fauces abiertas intentando ganar aire, o los jaguares invisibles que no vimos pero que quizá podían estar al acecho. Imposible olvidar tan fantástico escenario. Pero aquello es agua pasada, queridos amigos, hoy nos lleva el Cañón desde las alturas, y ahí sí que el vértigo es real. Bien es cierto que hay miradores a distintas alturas (cinco en total), para gusto de lo que cada uno pueda resistir, pero al fin el mareo es parecido en todos. Mil metros hasta el río es una verticalidad que asusta. Por eso ha de ponerse en valor la gesta suicida de la población indígena de los chiapanecas cuando, según cuenta la leyenda, decidieron inmolarse en masa arrojándose por esos precipicios antes de caer prisioneros de los conquistadores españoles, al frente de los cuales estaba el castellano Diego de Mazariegos, a quien se atribuye la fundación de San Cristóbal de las Casas y Chiapa de Corzo (esta última es el lugar donde se  encuentra el embarcadero de las lanchas que hacen recorrido del cañón). Este suicidio colectivo por circunstancias obligadas nos lleva a recordar los innumerables habidos a lo largo de la historia de la humanidad, sin ir muy lejos de nuestra tierra burgalesa, la Numancia celtibérica asediada por los romanos (“resistencia numantina”). 



El Cañón del Sumidero en 2013.
A uno y otro lado, un pacífico río Grijalva se abre paso 
entre paredones imposibles.  



Cocodrilitos en el Cañón, en las orillas del Grijalva.  




Desde alturas de vértigo el encajonado Grijalba parece lejano. 




Placa homenaje en la gran plaza de Chiapa de Corzo.


CHIAPA DE CORZO, RECUERDOS DE OTRO VIAJE

         Se ha apuntado ya una visita al Cañón en 2013.  Han pasado una docena de años, pero estando en el relato que llevamos tan cerca de Chiapa de Corzo, el que fuera lugar de los Chiapanecas inmolados, no nos resistimos a recordar aquí algo de lo que nos maravilló en aquella ocasión. Recordamos con emoción una magnifica ceiba (pochote), el árbol sagrado de los mayas, situada en la gran plaza de Chiapa, resistente vegetal bajo cuya poderosa sombra debió descansar -cuando sus conquistas le dejaban tiempo-, Diego de Mazariegos y Porres, fundador de esta ciudad. Nos maravilló también una monumental fuente en la misma plaza, la que fue creada en 1562 con ladrillo, al estilo mudéjar, con forma de corona real y conocida como “La Pila” o “La Corona”. 

      


Fuente de traza mudéjar en la gran plaza de Chiapa de Corzo.
Nació con vocación de corona real en 1562.  


Antes de todo estaba la imponente ceiba. 


 Huellas y más huellas dejadas por los conquistadores del otro lado del gran mar, queridos amigos de este Cajón de Sastre, a cada paso que dábamos, un testimonio.

Próxima entrega: hacia los Lagos de Montebello 

 

 

jueves, 4 de diciembre de 2025

CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II). SEGUNDA PARTE, SEXTA ENTREGA


CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II). 

SEGUNDA PARTE, SEXTA ENTREGA


LA MAGIA DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS 

Vista parcial de San Cristóbal de las Casas.

El hechizo de una calle colonial en San Cristóbal de las Casas.
Al fondo se aprecia el volcán apagado Huitepec.


Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, puro arte colonial. 


LA MAGIA DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS

Antes de seguir adelante en estas memorias, antes de llegar a San Cristóbal de las Casas, nuestra próxima estación, y por si todavía no había quedado claro, creemos oportuno el siguiente apunte: en nuestro ya largo periplo mexicano llevamos vistos ciudades maravillosas y lugares increíbles difíciles de olvidar, tanto por sus bellezas naturales como por las arquitectónicas y su huella colonial. Pero siendo todo ello el motivo conductor de nuestro viaje nos faltaba algo por aclarar en las memorias precedentes, y es la coincidencia y el hecho de que todos los lugares visitados fueron relevantes para la Independencia de México. Sin haber programado para nuestras visitas esta circunstancia histórica, fuimos a dar a lugares emblemáticos como Guanajuato (“Alhóndiga de Granaditas”), Dolores Hidalgo (“Grito de Dolores”), San Miguel de Allende (“Fragua de la Independencia”) y Santiago de Querétaro (“Cuna de la Independencia”), todos ellos con algún acontecimiento histórico sobre sus espaldas y que tienen que ver con dicha Independencia. Así, bien podría decirse que, sin haberlo pensado ni esperado, hicimos lo que bien podría llamarse “Ruta de la Independencia”. Así fueron y así son las cosas.


 Dicho lo anterior situémonos ahora en San Cristóbal de las Casas, lugar al que llegamos después de aterrizar en Tuztla Gutiérrez, capital del Estado de Chiapas. San Cristóbal, que en el momento de nuestra llegada ya lucia catrinas y altares para el día de muertos por cada rincón de la ciudad, es una de los muchos “Pueblos Mágicos” de México, y bien que se merece este título, aunque no sea pueblo, sino ciudad. La mayor parte de esta conserva la autenticidad colonial de siglos pasados. Tan es así que costaría creer que en los tres siglos precedentes su disposición y arquitectura fueran distintos. En este sentido, San Cristóbal, población más importante de la región Los Altos de Chiapas, parece una ciudad dormida en el tiempo. Y sin embargo está llena de vida, con inusitado movimiento de gente, foránea y autóctona. Quizá uno de sus atractivos más llamativos sea eso, la mezcla entre turismo (que lo tiene, y mucho) y la población mestiza e indígena, lo que conlleva una interesante mezcla de lenguas, fundamentalmente el castellano, el inglés, el tzotzil y el tzeltal; las dos últimas son voces mayas que se escuchan por doquier en los maravillosos andadores del centro y en los coloridos y abigarrados mercados, lo mismo en los de tejidos tradicionales mayas que en los de alimentación; los mercados son en sí mismos un espectáculo, un microcosmos vibrante y laberíntico donde  uno siente la necesidad de llevar brújula para no perderse.



San Cristóbal de las Casas está lleno de grafitis interesantes.  

Expresividad del horror vacui en el barrio de El Cerrillo. 


Na Bolom, uno de los muchos y bellos patios de San Cristóbal de las Casas. 

Andador en San Cristóbal de las Casas bajo el embrujo de la luna llena.


Bien sabido es que San Cristóbal de las Casas es famosa hoy en el mundo entero por lo que tiene de relación con el movimiento zapatista. De hecho, mucha gente y de muchas partes acude a este lugar atraída quizá por un ideal romántico y por lo que significó y significa el alzamiento indígena y revolucionario del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que en 1994 incluso llegó a tomar la ciudad. Pero de esto hay mucho escrito. 


Colorido en un mercado de San Cristóbal de las Casas. 


San Cristóbal de las Casas es una ciudad lejana, muy lejana con respecto a nuestro Burgos, pero después de tantas veces como la hemos visitado, por lazos familiares, la sentimos cercana, entrañable y un poco nuestra, y por eso tratamos de conocerla mejor que al resto de ciudades que hemos visitado. Podría ser larga la lista de motivos y atractivos susceptibles de ser disfrutados en esta bella ciudad, queridos amigos de este Cajón de Sastre, entre ellos las iglesias y patios coloniales, pero ya que habíamos de tener en ella algunos días de estancia, y que muchos de esos motivos ya los conocíamos y habíamos publicado, pudimos permitirnos hacer visitas que con las prisas del turista son más problemáticas de hacer, como por ejemplo la que hicimos a la Gruta del Mamut, situada a 7 kilómetros de la ciudad. Este monumento natural se localiza junto a un río en un parque habilitado para solaz de los sancristobalenses, es de proporciones gigantescas y es perfectamente visitable. La excursión nos trajo el recuerdo de otra de la misma naturaleza que en 2016 hicimos al apagado volcán Huitepec, montaña icónica que por el poniente domina y protege la ciudad de San Cristóbal; “Montaña de colibríes” y “Bosque de niebla”, recibe como seductores nombres traducidos de lengua indígena. Una maravilla natural, amigos, con impresionante biodiversidad. En definitiva, dos paseos totalmente recomendables para quien quiera escapar del bullicio de la ciudad. 



Coladas estalagmíticas en la Gruta del Mamut
. . 




En la selva del Huitepec

 Próxima entrega: entre San Cristóbal y Tuxtla Gutiérrez 

domingo, 30 de noviembre de 2025

CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II). SEGUNDA PARTE, QUINTA ENTREGA


Majestuosa catedral de México construida sobre ruinas aztecas.


CARTAS DE RELACIÓN DE UN BURGALÉS EN MÉXICO (II). 

SEGUNDA PARTE, QUINTA ENTREGA

 

DANZANTES EN EL ZÓCALO 

Abandonamos Santiago de Querétaro y seguimos la ruta que teníamos programada en un cómodo camión (ya se ha dicho que a los autobuses se les llama camiones en México). Los autobuses mexicanos son muy espaciosos, dispuestos con gran confort; guardando oportunas distancias, nos recordaron a los ómnibus de Argentina que tuvimos ocasión de disfrutar en 2003, cuando nos movimos de Posadas a Buenos Aires. “Cruceros del Norte”, llevan por nombre. ¡Qué maravilla! En aquel tiempo -y creemos que nada habrá cambiado hoy-, los asientos se hacían cama extendida; por la noche te daban manta y almohada para dormir, también te servían cena, alguna bebida espirituosa y golosinas de la Argentina (alfajores podían ser); y cuando despertabas, ya amanecido, notabas que el aroma del café se había adueñado del ómnibus; te servían un desayuno más que aceptable, cruasán incluido. Todo lo cual, queridos amigos, te hacía sentir como en casa. (Igualito que por acá). 

Pero a lo que íbamos. Los autobuses [camiones] de gran recorrido son también muy confortables en México, y en ellos los viajes se hacen placenteros. Su moderada velocidad, te permiten ver y disfrutar el paisaje, al contrario que en los AVE´S de ahora, en los que apenas si te da tiempo a ver nada pues las imágenes pasan a la velocidad de la luz. Quizá Ir en AVE no signifique viajar, sino desplazarse con rapidez el que vive con prisa. 


REVIVAL DE DANZAS ACESTRALES PREHISPÁNICAS 

Había algo de mágico en aquellas danzas al anochecer.


Atavíos de otra época.  

Se echaba ya la noche cuando, tres horas después de haber salido de Santiago de Querétaro, llegamos de nuevo a Ciudad de México. Dejamos las maletas en un viejo y céntrico hotel, cerca del antiguo Palacio de la Inquisición, lo que nos permitió acercarnos sin ningún esfuerzo al Zócalo y disfrutar del ambiente nocturno en esta gran plaza que, todo hay que decir, siempre depara alguna sorpresa. En este sentido fuimos afortunados, pues hicimos nuestra entrada cuando dos grupos de danzantes (danzantes porque danzaban), ataviados a la usanza prehispánica, algunos con plumajes y en paños menores, ejecutaban bailes que bien podían parecerse a los de distintos pueblos que había en el territorio antes de la “Conquista”; y a la vez que unos bailaban, había quienes hacían sonar grandes caracolas y quienes quemaban sahumerios varios, cuyos humos y aromas se expandían por la plaza y nos envolvían. Disfrutamos del momento. Creímos que se trataba de una reivindicación de cultura patria y de un tiempo perdido, de un intento de recuperar un folklore salido de las ruinas de Tenochtitlan o de los murales mayas de Bonampak, por citar algún ejemplo imaginario. Aunque, quizá fuera otra cosa. Y mientras aquellos bailes se producían en el Zócalo, la catedral y el impresionante Palacio Nacional (sede del Gobierno de México y con cinco siglos a cuestas), que tanto poder de la palabra han tenido, tienen y tendrán, eran testigos excepcionales y mudos. En nuestro paseo nocturno bajo dicho palacio nos imaginamos a la actual presidenta durmiendo ya en él (caso de que allí tuviera su residencia), o en vela, atribulada por la difícil tarea de dirigir un país cuatro veces España y de cerca de 130 millones de almas. ¡Ahí es nada!                                   .             


Palacio Nacional, sede del Gobierno de México.

Ya con la plaza casi vacía, con el recuerdo del volteo y estruendo de las poderosas campanas de la catedral en la hora del ángelus, en un paseo por las bóvedas un día de 2016, nos retiramos al hotel. En pocas horas habríamos de tomar el avión a Tuxtla Gutiérrez para de allí continuar a San Cristóbal de las Casas. Nuestro próximo y más estable destino.

Próxima parada: San Cristóbal de las Casas