Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

Mostrando entradas con la etiqueta CURIOSIDADES. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CURIOSIDADES. Mostrar todas las entradas

viernes, 29 de agosto de 2025

BODEGAS DE ZAZUAR, UN PAISAJE DE FANTASÍA: LOS BORRESQUILES (BODEGAS XIII)


Bodegas y árboles del paraíso, un conjunto de fantasía. 

FOTOGRAFÍAS: Bodegas de Zazuar, en primavera y en verano de 2025 

Sin ninguna duda, el conjunto de bodegas de Zazuar es uno de los más pintorescos y mejor cuidados de Burgos. Tuve ocasión de descubrirlo en el pasado abril, cuando la incipiente primavera teñía de verde los túmulos sobre los cabañones y arropaba con mimo las originales y robustas zarceras, auténticas chimeneas de hadas que surgen como periscopios del inframundo del vino; zarceras que se alzaban, íntegras (milagrosamente íntegras) conformando un paisaje de ensueño. En aquella visita, siguiendo con la aventura de las bodegas tradicionales burgalesas (recordad, queridos amigos, que nos habíamos quedado en la entrega XII), tuvimos ocasión de adentrarnos, de la mano del señor Justiniano, en una bodega, de la que es copropietario, cuyas formas no se diferenciaban mucho de las que llevábamos vistas hasta entonces. Las diferencias entre unas y otras no son muy grandes, en efecto, al menos en lo esencial, sin embargo, hay algo que puede impresionar a un neófito en las de Zazuar, y esto es las distintas habitaciones existentes, a uno y otro lado de la que podría llamarse galería principal, cada una de un dueño distinto pues son bodegas compartidas. Son habitaciones angostas, lúgubres, donde cada uno de aquellos duerme su vino en la oscuridad más absoluta, con puertas de hierro viejo, hoy recubiertas de gruesa capa de herrumbre, que más recuerdan a las mazmorras del Conde de Montecristo que a otra cosa. Son lo que se conoce como borresquiles (quedaos con esta palabra, queridos amigos de este Cajón de Sastre, porque ni en el Diccionario de la RAE la vais a encontrar, ya que debe tratarse de un aislado y muy particular localismo). ¡Borresquiles!: nueva y maravillosa palabra para guardar en nuestra memoria. Que no se pierda.


Periscopios de las bodegas. 

Afortunada conservación de un  conjunto de ensueño.


Puertas de acceso a borresquiles.


En aquella visita abrileña, el señor Justiniano nos habló de una comida popular que se celebraba todos los años en las bodegas, un día de agosto y en la que participaba todo el pueblo. Ah, eso me interesa mucho, le dije, pues es la huella de la socialización en las bodegas, que tanto auge tuvo en el pasado, uno de los aspectos que más me interesaron y me animaron a emprender mi periplo bodeguero.  El de Zazuar me invitó a la fiesta y por supuesto que acepté con gusto. Y ahí me veis, queridos amigos, nuevamente en Zazuar hace poquitos días, pero con un paisaje ambiental que ya no es verde, sino amarillento, requemado por el sol de un verano ardiente. Solo un grupo de árboles del paraíso, salpicados entre las bodegas, conservaban un halo verde y rompían la monotonía de la hierba agostada. Benditos árboles de sombra y perfume, cuyas semillas algún indiano zazuarino acertó a traer de Argentina en una de sus visitas a su pueblo.

Durante meses estuve imaginando cómo sería la comida popular en las bodegas de Zazuar; en mis cavilaciones pensaba que tendría lugar en el sombrío de las propias bodegas, parecía lógico, para protegerse del calor que se presumía en un día de agosto. Pero no, a veces lo que imaginamos nada tiene que ver con la realidad de las cosas. Lo cierto es que la participación fue masiva y que cada núcleo familiar o grupo de amigos había adosado a los cabañones grandes toldos para situar mesas y sillas. Inteligente forma de instalación de algunos, sin duda, pues así la frescura salida de cada bodega podía aliviar los 30 grados reinantes. Imaginad, pues, queridos amigos, un campamento de Miramamolín, con jaimas aquí y allá, casi una por cada bodega, y os aproximaréis al ambiente. Todo un espectáculo.


Comida popular sobre las bodegas.

Jaimas aquí y allá. 

Jaima del bingo, al atardecer.

Un día de bodegas a la sombra ganada.

Que no todo está perdido en la ancestral costumbre de socializar en los barrios de bodegas de nuestros pueblos.

 

viernes, 30 de agosto de 2024

LOS ABRAZADOS DE TUBILLA

 

Hombre y mujer, románicos y en santo abrazo. 

FOTOGRAFÍA: Canecillo de la iglesia de San Miguel en Tubilla del Agua (Tomada en agosto de 2024) 


Holaaaa, ¿hay alguien ahí? … Silencio. Lógico, todos debéis estar de merecidas vacaciones, queridos amigos de este viejo arcón. Esto es agosto.  Yo mismo he cambiado también de lugar para hacerme fijo en los atardeceres de mi pueblo adoptivo. Demasiado abandono, la verdad, y por ello os pido disculpas. Pero al grano, abramos nuestro Cajón de Sastre para guardar mi último descubrimiento. Se trata de un posible canecillo, procedente de la iglesia arruinada de San Miguel, hoy recostado en el suelo y sobre un muro en la de Tubilla del Agua, con el motivo toscamente labrado de un hombre y una mujer en posición clara de afectuoso y santo abrazo. Había visto cientos de canecillos románicos en las iglesias de Burgos, con temas de todo tipo, muchos de ellos de carácter monstruoso, escandalosamente eróticos, o incluso algunos en posición de evacuación de materia fecal, pero nunca había visto una pareja de tortolitos abrazándose como lo hacen en esta desubicada piedra. Celebremos juntos, pues, esta insólita escena amorosa y medieval, que sin duda será una bonita manera de reencontrarnos.    

lunes, 1 de julio de 2024

EL INCANSABLE BAILARÍN DE SAN MILLÁN


En grupo, solo o acompañado, bailar en las fiestas de los pueblos
es la pasión de Daniel.


FOTOGRAFÍAS: Fiesta de San Juan en Villazopeque (Tomadas el 24 de junio de 2024)


Interrumpo la serie sobre bodegas que aquí llevamos para contaros, queridos amigos de este Cajón de Sastre, una experiencia que recientemente he tenido ocasión de vivir, y de disfrutar; involucra a una persona extraordinaria que de un tiempo a esta parte viene haciéndose popular en las fiestas de nuestros pueblos. Os cuento:

Invitado por dos buenas amigas a las fiestas patronales de su pueblo, Villazopeque, el día de San Juan acudí a este lugar, y como un participante sanjuanero más asistí a la programación con buen ánimo, pues lo tradicional y festivo de los pueblos, con sus reuniones familiares, gaitas, tamboriles y ropas de domingo, suele emocionarme; hay algo  de auténtico en ello que me hace creer que no todo está perdido. Por la mañana, a la salida de misa, hubo convite en el ayuntamiento, y mucha gente, mucha más gente que habitantes de a diario en esta villa nos arremolinamos en torno a pinchos y bebidas.     

Por supuesto, cuando recibí la invitación a la fiesta ignoraba que en su transcurso habría de conocer a un curioso personaje que, si no fuera de carne y hueso, como bien pude comprobar, pues le estreché la mano y sentí su calor, hubiera pensado que se trataba de un muñeco mecánico de cuerda larga, por no decir de movimiento continuo.


Daniel baila y baila sin parar, como si en ello le fuera la vida


San Juan de Villazopeque tiene quien le baile.


Por la tarde, tras la comida, cuando el sol más apretaba y sobraban las chaquetas, voltearon las campanas, sonó la música y se organizó la procesión. San Juan, el de la noche parrandera y la mañana mágica, fue sacado de su largo encierro como siempre se sacó en este día. Yo mismo recorrí las callejuelas del pueblo detrás de él, como un vecino más, mientras redoblaba el tamboril, sonaba la gaita y algunos danzantes bailaban la jota delante. Un cuadro que invitaba a la ternura, queridos amigos. Pero más conmovedor aún fue el hecho de que un danzante, a quien nadie conocía y con chaqueta y pantalón oscuros, bailara en el grupo sin parar, con la solvencia de un profesional y con tantas ganas que parecía que en ello le fuera la vida. ¿Pero, quién era aquel admirable bailarín que con tanta vehemencia y arte se movía? ¿Era acaso alguien contratado para la fiesta? Entre sorprendido y admirado, pregunté a varias personas que seguían la procesión y nadie supo darme razón de quien era aquel auto-invitado que, empapado de sudor, bailaba y no paraba de bailar. Nadie le conocía, nadie sabía de dónde había venido. “No es de aquí, he oído que debe ser alguien que va por los pueblos a bailar en las fiestas”, fue lo más que pudieron decirme.

Al volver de la procesión hubo un alto a la entrada de la iglesia, los joteros siguieron bailando al santo, y el infatigable y desconocido bailarín, seguía moviéndose como si nada bajo el inclemente sol de las cinco de la tarde. Pararon los demás y él seguía y seguía bailando, solo o con quien quisiera acompañarle, al tanto que chorros de sudor brillaban y corrían por su cuello.  A continuación, junto al ayuntamiento, se preparó el baile formal y un disk-jokey animó al personal (por lo general gente joven), con toda suerte de “piezas”, desde el obligado pasodoble al reguetón, pasando por “el serrucho”, “la mahonesa” y otros que ni conozco ni recuerdo. El bailarín no perdía comba, conocía los pasos de cada una y los interpretaba con tanta maestría y dedicación que a todos dejaba atónitos. Paró por unos instantes el dj y fue cuando, no pudiendo contener por más tiempo mi curiosidad, me atreví a dirigirme a él para saber sobre su persona, sobre el porqué de su especialidad bailona y sobre su presencia en Villazopeque. Me dijo su nombre, Daniel Arce, que era de San Millán de Juarros, que tenía 25 años, que su afición al baile le venía de muy chico, que le gustaban las tradiciones de los pueblos y que por eso, siempre que sabía de una fiesta,  acudía a ella con su coche para animar el cotarro y ayudar a que lo tradicional no decaiga. “Ah -le dije-, a mí me gustan también las tradiciones populares, incluso he llegado a escribir alguna cosilla sobre los pueblos”. Me preguntó mi nombre, y al dárselo fue cuando me estrechó la mano y me dio su permiso para escribir. 

Daniel Arce, el incansable bailador de los pueblos 

 

lunes, 6 de noviembre de 2023

DÍA DE MUERTOS EN UN LUGAR DE MÉXICO

        

Ruinas de iglesia colonial y tumbario 



Juncia y flores


Alegre colorido para la muerte


FOTOGRAFÍAS: Cementerio en San Juan Chamula (nov. 2023)

Había prometido estar este año en México por el Día de Muertos, era, y aún sigue siendo, un sueño que arrastro de muchos años. Quería conocer in situ cómo se celebra a la muerte en este querido y bello país. No ha podido ser, otras obligaciones de última hora han surgido que me lo han impedido, y bien que lo he sentido. Conociendo mi interés, y mi decepción por no poder acudir a la cita, un ser querido me ha enviado una serie de fotografías de dicha festividad, obtenidas en un lugar que ya conocía de otras ocasiones. Se trata del cementerio de San Juan Chamula, cuyo pueblo celebra y recuerda a sus muertos con una decoración que emociona. La vistosidad del tumbario en estos recientes días, y el costumbrismo que se desprende de ella, no puede sino causarnos profunda admiración. Quiero compartir con vosotros, queridos amigos de este Cajón de Sastre, este sueño de muertos bajo la juncia, porque sé que lo vais a tomar con respetuosa alegría. 


Para ofrendas


lunes, 9 de octubre de 2023

VARIACIONES CHINCHES Y OTRAS EXPRESIONES



FELIZ OTOÑO 2023

FOTOGRAFÍA: Color de otoñada 

Una plaga de chinches de cama se ha apoderado de París. ¡París nada menos! ¡Vaya, notición! Esto me recuerda a mi niñez, cuando en Burgos, allá por los años cincuenta del XX, teníamos que convivir con estos bichitos, que tenían la costumbre de colonizar en masa las uniones de los travesaños de las camas. Cada uno luchaba contra ellos como podía, creo recordar que en mi casa se utilizaba el zotal, aunque no estoy muy seguro de que fuera este producto. Sea como fuere, el caso es que eran una plaga y que tenerlos en casa no era plato de gusto. Afortunadamente aquello ya pasó (no sé si del todo), pero la huella de su presencia quedó anclada en nuestro vocabulario. Como muestra de lo antipáticos que siempre nos han parecido, os propongo, queridos amigos, algunas variaciones derivadas (seguro que vosotros conoceréis alguna más), cada una de ellas con el significado de incomodidad, molestia, incordio o insulto amable que lleva emparejado.

  

¡Chinche, que eres un chinche!

Eres un poco chinche, ¿eh?

No me chinches, no me chinches…

¡Ese es un chinche!

¡Pero qué chinche eres!

¡Chincha y rabia!

¡Cómo te gusta chinchar!

¡Deja ya de chincharme!

¡Me estás chinchando mucho!



                    FRASEOLOGÍA BURGALESA DE USO COMÚN

Y ya puestos en frases y expresiones de uso común en Burgos (que supongo serán iguales o parecidas a las de otros muchos sitios) os propongo también una colección que, con la ayuda de algunos amigos, he podido reunir en muy poco tiempo. Aplicarme a ello fue responsabilidad de una mujer de Castil de Lences. Os cuento: en una reciente visita a este maravilloso lugar tuve oportunidad de charlar con una de sus vecinas, una que encontré junto al arroyo cantarín que surge del convento de las clarisas. Al iniciar la charla y para romper el hielo, pensando que ello podría agradarle, le dije de sopetón:

-En qué pueblo tan bonito vive usted. El mío también es bonito.

Y ella se interesó:

-Pues, ¿de qué pueblo es usted?

-De Peñahorada -le dije.

Y ella me dijo:

-¡Bah, lo mismo tiene!

 

                         ¡Bah, lo mismo tiene!

Este “¡Bah, lo mismo tiene!”, estuvo resonándome en los oídos durante largo tiempo. Me resultaba familiar la expresión, pero hacía muchos años que no la escuchaba. Así dicho, con el “bah” delante y entre exclamaciones, su significado es bien conocido para los que peinamos canas, pero probablemente las generaciones nuevas no lo conozcan. Simple y llanamente quiere decir que ni comparación un pueblo con otro, por supuesto, en este caso, mucho más bonito el suyo. Días más tarde, comentándolo con mi amigo Miguel, se nos ocurrió que hay expresiones en el habla burgalesa que se han perdido o que están a punto de perderse. Por eso estuvimos chateándonos durante un tiempo cada vez que recordábamos una nueva. Y en esta misma dinámica, en una comida de amigos, también con canas, en la sobremesa tuve ocasión de agregar a las que ya tenía una buena partida de ellas. Reunidas todas, unas más trasnochadas que otras, tengo el placer de compartirlas con vosotros, queridos amigos, que seguro podríais aportar muchas que aquí no están.

Soy consciente de que muchas necesitarían ir acompañadas de una explicación respecto a su significado, pero eso sería harina de otro costal.

 

COLECCIÓN

¡Lo mismo tiene!; Que sea una hora corta; A bajar de un burro; Mejorando lo presente; Se me ha ido el santo al Cielo; A trancas y barrancas; ¡Figúrate!; Pues anda que tú…; ¡Ande va usté a parar!; ¡Ay que tío por dos reales!; ¡Manda huevos!; ¡Pues ándate con bromas!; ¡Ni siquiera en broma!; ¡A saber!; ¡Más te vale!; ¡Qué quieres que te diga!;Pues no sé qué decirte; ¡Ya te digo!; ¡La has hecho buena!; En el quinto pino; En el campo Lilaila; ¡Válgame el Cielo!; ¡Válgame Dios!; Ese no se anda con bromas; Si es un perro te muerde; ¡Estoy hasta las narices!; ¡Menudo fregao!; Pues ahora que lo dices…; ¡No te joroba…!; Más tonto que el que asó la manteca; Más raro que doña Mauricia; Más sordo que una tapia; Más tonto que Abundio; ¡Que Dios nos pille confesaos!; ¡Que te crees tú eso!¡Estás como una regadera!; Verdes las han segado; A la chita callando; Comer sopas y sorber no puede ser; Tienes una forma de pedir que parece que das; Como el que no quiere la cosa; No te arriendo las ganancias; Paja pal boche; Átatelo a la faja; A verlas venir; Así se las ponían a Felipe Segundo; Que si quieres arroz, Catalina; Cada loco con su tema; Qué le vamos a hacer…; Tan jodido es enero como febrero; Tente mientras cobro; Pan para hoy y hambre para mañana; Ir de picos pardos; Ni hablar del peluquín; Para ti la perra gorda; Entre Pinto y Valdemoro; ¡Mira tú por dónde!; De la ceca a la MecaNo hay dos sin tres; Contigo pan y cebolla; ¡Eso es una burrada!; Verdes las han segao; Al pan, pan, y al vino, vino; De puta a puta taconazo; Por si las moscas; Buen puñao son tres moscas; Matar moscas a cañonazos; Tiran más dos tetas que dos carretas; Por arte de birlibirloque; Que Dios te ampare; ¡Ay que joderse!; ¡Ver para creer!; ¡Si no lo veo, no lo creo!; Lo dijo Blas, punto redondo; ¡Estamos apañaos!; Cuando el río suena, agua lleva;¡Qué memoria la mía!; Éramos pocos y parió la abuela; ¡Vaya, sonó la flauta!; A tu gusto, mula, y arrastraba al amo; Me importa tres pepinos; Borrón y cuenta nueva; Donde las dan las toman; A mesa puesta; A troche y moche; A tirios y troyanos; De los suyo gasta; Consejos vendo, que para mí no tengo; Dame pan y llámame tonto; ¡Es que, a quién se le ocurre!; No sabe ni por donde le da el aire; Para que luego digas; ¡Ay, si tú supieras!; ¡Vete a la mierda! ¡Vete a freír espárragos!; ¡Vete a freír churros!; ¡Vete a tomar por culo!; ¡Vete al carajo!; ¡Vete a tomar viento!; ¡Bastante tengo yo para que encima…!; Palo y tentetieso; Sí, majo, sí, lo que tú digas; Me importa un carajo; Todo el día de aquí para allá; ¡Pues menudo es!; Cuando el río suena…; ¡Vaya, sonó la flauta!; A ese hay que echarle de comer aparte; ¡Pues ya son ganas!; ¡No te lo vas a creer!; Vaya tejemaneje que te traes; ¡Que Dios nos pille confesaos!; ¡Joder qué pintas!; Luego vienes a la hora nona; A quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga; Se necesita Dios y ayuda; ¡A mí plin!; Me la trae al pairo; Póngame cuarto y mitad; ¡Te vas a enterar tú de lo que vale un peine!; Más tonto que mandao hacer de encargo; Más largo que un día sin pan; ¡Vaya por Dios!; A pies juntillas; Juntos pero no revueltos; ¡Menuda tremolina se ha armao! A tontas y a locas; Tirar los tejos; Tirar de la manta; No sé qué quieres que te diga; San se acabó (Sanseacabó); ¡Ojo al parche!; Le ha dado una ventolera; ¡Ancha es Castilla! Más se perdió en Cuba y venían cantando; A la chita callando; ¡Carretera y manta!; ¡Andando, que es gerundio!; Vamos a ir yendo; Dame pan aunque nunca cuezas; ¡Ni flores!; Ni puta idea!;  Pero con todo y con eso; ¡Mira tú por dónde! ¡Ande va a parar! ¡Oye, oye, para el carro! "Sin en cambio (por contra)"; ¡No te amuela...!;


domingo, 1 de octubre de 2023

EL MORAL DE ARCELLARES LLORA POR EL ARCE SERRADO DE ADRIANO

                                                        

Si alguien no lo sierra, el moral de Arcellares morirá de viejo. 

FOTOGRAFÍA: Moral de Arcellares (Tomada en octubre de 2008).

       ¿Qué haces, viejo moral de Arcellares, con tus centenarias y gruesas ramas tan caídas que parecen lágrimas?  Lloro por el arce abatido junto al muro de Adriano, mis ramas se caen de tristeza y enfado. No comprendo cómo hay humanos tan enfermos, o tan despiadados con los de mi especie. ¿Qué daño imposible hizo al chico que lo taló, qué sombra generosa no fue buena para él, qué mala imagen ofrecía y desvirtuaba el paisaje en aquel alto collado de los romanos? Era mi hermano de tres siglos, soy demasiado viejo y no sé si viviré tanto como para ver cómo de sus raíces germina un nuevo vástago.  

martes, 23 de mayo de 2023

UNA CIUDAD DE LA MEDIA LUNA EN VILVIESTRE DEL PINAR

      

Una ciudad amurallada, con posibles minaretes, medias lunas y banderitas.


Simbolismo. 


FOTOGRAFÍAS: Iglesia de Vilviestre del Pinar (Tomadas en mayo de 2018).

Este archivo fotográfico mío no hace más que darme sorpresas. Os cuento, amigos de este Cajón de Sastre. Con harta frecuencia suele sucederme que, rebuscando para algún tema concreto en el maremágnum de imágenes guardadas, me salen al paso temas que en su día dejé orillados con la idea de que en algún momento podría resucitarlos. Muy pronto, sin embargo, se fueron yendo al olvido, y de no ser por dicha rebusca la mayoría se hubiera quedado en el limbo del olvido definitivo. Estos encuentros me crean problemillas (benditos problemillas), pues en más de una ocasión me hacen cambiar de chip en los trabajos que tengo entre manos, como es el caso que hoy me trae. No me importa mucho, la verdad, pues volver atrás es, en cierto modo, una manera de rejuvenecer, en este caso cinco añitos. Pero bueno, a lo que iba. Hablábamos de una sorpresa, y esto es lo que realmente experimenté cuando en mayo de 2018 me dio por visitar pueblos de la zona de pinares en busca de ventanas singulares. Iba buscando ventanas, en efecto, tarea que ya conocéis, pero me encontré en Vilviestre del Pinar con una ciudad de la media luna, en una insólita obra pintada a todo color. Ocurrió en la iglesia parroquial de este lugar. Fue una gran sorpresa, como os podéis imaginar, queridos amigos. En el altar mayor, detrás de un gran Cristo Crucificado, llenando el hueco que deberían ocupar calles de un retablo con su normal imaginería, encontré un lienzo pintado sobre tabla en el que vi representada una ciudad amurallada con un montón de supuestos minaretes coronados por medias lunas y banderitas. ¡Oh, una ciudad del islam!, me dije lleno de estupefacción. Intenté atar cabos para la interpretación del precioso lienzo y se me ocurrió que el pintor, probablemente de finales del siglo XVII o principios del XVIII, debió ser buen conocedor de ciudades islámicas o islamizadas (aunque solo fuera de oídas o por libros), pero más aún un buen cristiano, pues quiso que el Crucificado imperara con su grandeza sobre los seguidores de la media luna, y que la Virgen María, representada en forma de luna con cara de afable mujer, acompañara en la celestial escena. Es una forma de ver e interpretar el conjunto, seguro que puede haber otras. En todo caso, es una curiosidad más de las muchas y maravillosas que nos vamos encontrando en esta insólita provincia que no para de sorprendernos.

miércoles, 17 de mayo de 2023

CAMPANARIO HULK


El increíble Hulk visto por la espalda. 


FOTOGRAFÍAS: Ermita de El Salvador, en Tamarón. (Tomada en mayo de 2023)

No sé a vosotros, queridos amigos de este Cajón de Sastre, pero a mí esta figura de apariencia antropomorfa, creada por la hiedra en una ermita de Tamarón, vista de espaldas me recuerda al increíble Hulk. Hay algo en esta poderosa, musculosa masa-vegetal que hace que vea en ella al personaje fantástico del cine. Pero es un Hulk verde que ni da mamporros ni nada parecido, solo sustenta la espadaña-campanario con sus brazos argamasa, lo cual no es poco. Si no fuera por su descomunal fuerza y su pacientísima labor la torrecilla campanil ya hubiera caído hace años, como sucedió con la nave. A veces, la hiedra, testigo solitario del paso del tiempo, además de proporcionarnos imágenes insólitas y bellas, cumple la función de conservar el patrimonio.   

  

Un Hulk verde y protector.

martes, 2 de mayo de 2023

EL PORRÓN DE ANGUIX


El porrón de Anguix, una escultura muy sugerente.

FOTOGRAFÍA: Porrón de Anguix (tomada en abril de 2023)

         Hicieron una apuesta en el pueblo para ver si alguien conseguía llenar de agua el gran porrón de Anguix. El premio para el ganador sería toda la cantidad de vino que cupiera en él, una cantidad para nada despreciable, pues el popular y muy especial recipiente tenía capacidad para muchas cántaras. Y así, tras la oportuna publicidad, llegaron a presentarse en la apuesta gente no solo de Anguix, sino de otros muchos pueblos ribereños. El porrón se había hecho ya famoso y todo el mundo quería participar. El día establecido no cabía un alfiler en el pueblo, las calles, las plazuelas, y sobre todo el montículo donde se encontraba el recipiente, era un hervidero de gente. Una fiesta como nunca se había visto. Al mediodía, la gran escalera para subir a la embocadura se encontraba ya instalada, una cola de concursantes con todo tipo de jarras y jarrones se aprestaba a llenar de líquido el panzudo. Drones con depósito de agua incorporados, modalidad de participación que también fue aceptada, sobrevolaban la zona esperando su turno. Justo cuando el reloj de la iglesia dio las doce comenzó a subir el primer concursante por la gran escalera. Y estaba en lo más alto, a punto de verter el agua que llevaba en su adminículo, cuando desperté y me di cuenta de que todo había sido uno de mis estrambóticos sueños; pensé también, en ese mismo momento, que los manantiales de agua este año debían estar en la últimas y no hubiera sido apropiado derrochar tanta agua por algo tan banal como la festiva apuesta.   

martes, 24 de enero de 2023

WILLIAM TURNER, GRAFITIS EN EL ÁLAMO PLATEADO


Grafitis en el álamo plateado, justo debajo de la marca de agua.


William se subió a lo más alto del álamo plateado
para grabar su nombre


FOTOGRAFÍAS: Álamo plateado en la ribera del Arlanzón. Río Arlanzón (Tomadas en enero de 2023 y mayo de 2020).

Echo la vista atrás, cierro los ojos, y apenas puedo creerlo. ¿Fue un sueño o fue realidad? ¿De verdad hubo un tiempo, reciente, en que estuvimos confinados en nuestras casas, sin poder salir de ellas salvo permiso concedido de una hora, como si estuviéramos presos en una cárcel de barrotes y nos dejaran salir al patio durante ese tiempo para estirar las piernas? ¿De verdad que al ver llegar de frente a otras personas por el camino nos separábamos de ellas como si fueran apestadas, como si nosotros mismos lo fuéramos? “No pudo ser, es imposible”, quizá digan generaciones venideras. Pero lo cierto es que todos lo sufrimos, sabemos que unos más dolorosamente que otros. Personalmente aquella mascarada paralizante, que tantas desgracias causó, la llevé sin mucha frustración. Y, a decir verdad, hoy la recuerdo con cierta y positiva melancolía, no por aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor (que no fue mejor), o por el tonto orgullo de ser testigo y haber vivido un importante acontecimiento histórico, sino porque los sesenta minutos que se nos concedía a los de mi edad para salir a la calle, y los cortos trayectos que se nos puso como límite para movernos me permitieron dar deliciosos paseos diarios por las orillas del Arlanzón. Ah, qué paseos tan gratificantes. Paseos del Covid, los bauticé, tan cortos, pero tan intensos, y tan diferentes en la valoración. Los recuerdo ahora y veo en ellos el bosque de ribera, con sus chopos plateados, sauces y abedules escoltando nuestro gran río, que corría más libre y veloz que nunca lamiendo las patas de una solitaria garza. Todo me parecía más hermoso que nunca. Una hora de libertad vigilada me permitía saborear todo hasta límites que nunca hubiera sospechado: el camino, el bosque, el cielo y el río, como si en ello me fuera la vida. De aquellos paseos recordé hace poco un poderoso chopo-álamo, el ejemplar más grueso de todos los que jalonan el camino junto al río, cuya imagen, de tanto pasar junto a ella se me hizo familiar. Me llamó la atención entonces por su gran porte, sin embargo no fue hasta hace poquitos días, en otro de mis paseos por el mismo recorrido, con libertad de tiempo, cuando descubrí que el árbol guardaba una sorpresa. En lo más alto del tronco principal columbré un grupito de grafitis, a tamaño mínimo, en el que, a pesar de la altura, acerté a leer un nombre, WILLIAM TURNER, una fecha, XXII-X-XV y la descripción de la especie del árbol, ÁLAMO PLATEADO. Igualmente columbré otros signos en otra gruesa rama, también inaccesible para los no preparados, pero estos no se veían claros y no los pude descifrar. Aquello despertó mi curiosidad, tenía que fotografiarlo, y para ello volví de nuevo con cámara de alcance.

A la vista de dichos grafitis, pregunto al viento, ¿a quién si no?:  ¿Quién fue este William Turner que tanto arriesgó para hacer su obra? ¿Fue acaso un anglohablante, caminante de Santiago despistado que no pudo resistirse a la piel tan clara y fina del álamo plateado? Me temo que nos quedaremos sin respuesta, aunque seguir su pista podría ser bonito tema para una novela. Lo que sí parece seguro es que, con su escalada a las cumbres del árbol, el autor pretendió que su nombre no pudiera ser borrado fácilmente.


Durante el Covid el Arlanzón seguía su camino,
como si nada ocurriera.


martes, 20 de diciembre de 2022

LOS ESGRIMISTAS PINTADOS DE ESCALADA


Esgrimistas de Escalada 


FOTOGRAFÍAS: Pinturas en casa de Escalada (Tomadas en 2015) 

Una pintura esquemática, en la fachada de una casa de Escalada, muestra la imagen de dos esgrimistas en acción de lucha. Pintada sobre el revoco, la sorprendente escena forma parte de un panel, extendido a lo ancho del muro y pintado en almagre, con distintos motivos de significado y simbolismo cristiano. Todo el conjunto pictórico se halla bajo la sombra del alero del tejado, por donde discurre una greca decorativa igualmente pintada, de lo cual se infiere una posible intencionalidad de protegerlo contra las adversidades climáticas. Probablemente a ello se deba el hecho de que las pinturas, aun estando al aire libre, hayan perdurado hasta nuestros días. Bien es cierto que hay una parte del conjunto que tiene doble protección, pues con fecha posterior a su ejecución se hizo una balconada con tejaroz avanzado sobre la ventana mayor del citado muro, lo que ha permitido que en dicho lugar las pinturas se hallen mejor conservadas o menos desvaídas. Es sobre esta ventana donde puede verse, junto a algunos motivos religiosos pintados, entre ellos el anagrama de Jesucristo y una roseta hexapétala con el mismo significado, una leyenda corrida que da a conocer al propietario constructor de esta casa, Juan Manuel Fernández, y la fecha en que se realizaron las pinturas (o al menos una parte de ellas), lamentablemente borrada por un desconchado del revoco. Por el tipo de letra podría aventurarse que esta cartela pertenece al siglo XIX, o incluso a principios del XX, lo cual parecería no ser acorde con las representaciones situadas fuera del ámbito del balcón, particularmente con el expresivo y elegante combate de los dos esgrimistas, que requiere un dominio del arte de la esquematización no acorde con las anteriormente descritas, a nuestro juicio más burdas o menos perfeccionadas. Todo ello, desde luego, sin descartar que la totalidad de las pinturas fueran ejecutadas al mismo tiempo y por un mismo artista, quizá lo más acertado.

En lo que respecta a los motivos pintados y su interpretación, es evidente que, como ya se ha apuntado, parecen referirse a aspectos de simbología cristiana. Distintas cruces, dos de ellas con pedestal, pictogramas de Jesús, y jarrones de lirios, probablemente representados como símbolo de la pureza, así lo proclaman. Más difícil de interpretar son los dos tableros con múltiples cuadrículas que aparecen en el muro, aunque su presencia podría estar en la órbita de los alquerques que con tanta frecuencia aparecen en iglesias medievales, a veces como elementos trascendentes y/o apotropaicos, en cualquier caso, igualmente con un sentido religioso.  

Por último y en lo que se refiere a la lucha de los dos esgrimistas, aparentemente eclesiásticos a juzgar por los posibles bonetes que lucen en sus cabezas, podría verse en ella, más que un duelo al uso y con sangre, un símbolo, una forma incruenta de batalla dialéctica por distintas maneras de interpretar alguna cuestión de índole religiosa o filosófica. Todo lo cual nos llevaría a pensar en una cosa segura, que la casa, con sus pinturas, perteneció en origen a algún miembro de la Iglesia, a lo que se ve versado en simbología cristiana.


Casa de las pinturas


Panel de pinturas con distintos símbolos 

Leyenda bajo el tejaroz 

domingo, 16 de octubre de 2022

INODOROS EN LA COLEGIATA


Posibles inodoros en la colegiata de Valpuesta


FOTOGRAFÍAS: Colegiata de Valpuesta (Tomadas en septiembre de 2022)

Llamaron mi atención, pero no encontraba explicación de para qué pudieron servir. A primera vista, estos cilindros huecos de piedra que veis, queridos amigos de este Cajón de Sastre, situados en un pequeño cuadrilátero, al exterior y en el ala norte de la histórica Colegiata de Vapuesta, me pareció que podían pertenecer a algún sistema de aireación y saneamiento de los bajos de la iglesia, a la sazón antigua Sede Episcopal. Intrigado, me asomé a uno de ellos y vi que debajo había cámara, y que a juzgar por la mucha humedad que se apreciaba en el fondo, sospeché que en momentos de no sequía, como la que ahora tristemente sufrimos, podía circular por ella alguna corriente de agua. Y así debía ser, un enseñador de este histórico conjunto me sacó de dudas diciéndome que tales cilindros sirvieron como inodoros. Algo que me sorprendió en gran manera. Pero aun con mis proverbiales precauciones, pensé que no era desdeñable semejante hipótesis, pues siendo así, las evacuaciones de los monjes se las debía llevar el agua, es de suponer que conducidas subterráneamente a algún lugar del exterior de la iglesia. Un sistema original y práctico, me pareció, aunque me quedé sin saber si el cuadrilátero en su día estuvo cubierto. De no ser así, más de un monje en invierno se contendría todo lo posible para sus evacuaciones. Ello sin descartar que hubiera otros inodoros en el interior del conjunto colegial, que llamarían “de invierno”, y que lo depositado en ellos, lo mismo en invierno que en verano, fuera arrojado después por los cilindros huecos de la Colegiata, con lo que no había necesidad de sentarse en sus fríos y aireados bordes. Esto tendría bastante sentido.


Colegiata de Valpuesta, tantos años olvidada

 

sábado, 20 de agosto de 2022

EL VENDAVAL DEL 41, TARDE Y NOCHE DE FURIA

     

Cerámica de Pino de Bureba. Tras el paso del vendaval pudo fabricar tejas a pleno rendimiento. 


FOTOGRAFÍA: Tejeros llaniscos fabricando tejas en Pino de Bureba 


Nunca se había visto nada igual. Aquel vendaval entre los días 15 y 16 de febrero de 1941, aquel infierno de viento sur, que llegó a alcanzar rachas de hasta 200 kilómetros a la hora y que en Santander tuvo gravísimas consecuencias (incendio de la ciudad), tuvo también, aunque menos trágicos, sus efectos devastadores en el norte de Burgos, tanto para las casas y tejados de las poblaciones, incluidos campanarios de las iglesias, como para sus montes, algunos literalmente arrasados. Sería de gran interés tener un recuento de los daños que ocasionó en Burgos y hasta donde llegaron sus efectos. Hoy que tanto nos esforzamos en poner nombre a cada tragedia atmosférica, sorprende que este gran viento pasara sin tener el suyo. Como mucho, se dijo de él que fue una “surada” (expresión santanderina), o lo que es lo mismo, que fue un fortísimo vendaval con vientos del sur. Poca cosa, y poco expresivo para definir algo que tanto daño hizo en nuestro medio rural y para que su recuerdo permanezca en la memoria de la España Vacía. Hoy resulta difícil encontrar en nuestros pueblos a personas que vivieron aquel vendaval. Y si ya nadie queda, ¿quién entonces recordará en los desiertos venideros del tiempo aquella tarde y aquella noche entera de furia? Quizá en algún ayuntamiento quede constancia, es posible que las serrerías temporales que se instalaron en los montes damnificados, para el aprovechamiento de los árboles tronzados, dejaran su poso en archivos y sean una fuente en la investigación, pero de esto no tengo seguridad, sería una sorpresa que lo hubiera. Nos lo recuerdan mejor los testimonios orales que tuve la fortuna de recoger cuando empecé a intrincarme en los pueblos del silencio y a entrevistar a los mayores de estos pueblos en su diáspora. En aquella época, veinticinco años atrás, todavía encontré a gente que, por su edad, vivió y sufrió el vendaval y pudo darme noticias de él. Su testimonio lo guardé y ha dormido el sueño de los justos en carpetas que ya tanto huelen a viejas. Más recientes son los testimonios que obtuve sobre el mismo tema durante la elaboración del libro Etnografía del Alfoz de Santa Gadea (2022). Entre 2015, 2016 y 2017, pude entrevistar a personas de este Alfoz que recordaban el vendaval y sus efectos con total nitidez. Me complace hoy, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, haceros partícipes de los relatos que me fueron descritos sobre este tema, tan poco o nada estudiado. No es mucho, pero podría servir para que alguien iniciara el trabajo exhaustivo que la cuestión merece. Sin duda, en esta empresa habría de valorarse la incidencia de los tejeros y tejeras burgalesas tras el paso del vendaval, es imaginable que unos y otras debieron trabajar aquel año a pleno rendimiento.

  

  

TESTIMONIOS

 SANTA GADEA DE ALFOZ

 “Temblaban los armarios, parecía un terremoto” 

“En la mata quedó arrasao. Fue una noche. Por aquí to las chimeneas tumbó, a mí me la tiró, y muchos tejaos levantó. Fue enorme, aquello fue un desastre. Pero ya digo, en el monte aquel [en la mata] ¡adiós todo! Me acuerdo que temblaban los armarios, los platos... parecido a un terremoto. Ahí arriba tumbó un portal que había ahí, tumbó aquello, porque venía el viento así, de lado, y me acuerdo que los ripios que bajaron por aquí nos rompieron los cristales de las ventanas; venían los ripios [volando] y, ¡pas, pas! Y el tejao, todo nos le levantó, los tejaos, todos. Fue enorme el vendaval, sí”. 

Informante: A.R.B. 

El vendaval duró una tarde y una noche entera. Atados a los carros para que no se los llevara el viento. 

“Yo me acuerdo de él como si fuera hoy, ¡mejor que lo que hago hoy! Tenía yo cuatro o cinco años, fue el 21 de febrero del 41 [1941]. Pues estando esperando a un hermano mío, que estaban aquí en el monte a buscar traviesas, y [estaba yo] allí en la ventana, y ¡que no vienen, que no vienen! (Era viento sur, duró una tarde y una noche entera). Y al final vinieron amarraos al carro, ataos, y los vimos entrar por allí y... “¡ya están, ya están, ya asoman por allí, míralos!”. Bajaban de aquí, del monte, pero no pudieron cargar ni nada, bajaron de vacío. Vendavales ya había habido [por aquí], pero es que ese fue muy gordo ¿eh? Dice que (yo lo sé de contarlo mi hermano) arrastraba una piedras ¡unos pinazos...! [Para hacerse una idea] tú, mira lo que hizo en Santander, y en muchísimos pueblos levantó casas enteras, levantó... Santander fue que se incendió y se quemó. Mi padre estaba ahí haciendo una hornera..., bajó ya con el vendaval, por la tarde, y dice que se puso allí debajo de un árbol, y cuando subió al otro día, dice que ya estaba tumbao el árbol”. 

Informante: F.M.D.

 El vendaval tumbó 300 hayas en la Mata de Santa Gadea

     “Ahí en esa mata [de Santa Gadea], toda la zona esa que da al sur, tumbó 300 hayas. A algunas levantó con las raíces. Dieron madera de hayas a tol pueblo, se repartieron entre los vecinos. Pusieron unos aserraderos ahí en la mata, pa serrarlo ahí. [Esa madera fue] pa venderlo luego, porque la madera de haya tenía mucha aceptación ¿eh? Aquí es una madera muy buena, muy especial, de la buena buenísima, la de esta mata; es que el haya depende donde esté, esta tenía mucha aceptación. De aquí se embarcó madera en Arija, en el tren de la Robla, vagones pa Valmaseda, que en Valmaseda todo eran talleres de muebles.

 Antes del vendaval ya se hacía subastas de hayas. Aquí han venido muchos [compradores] por la calidad de la madera”. 

Informante: F.M.D.                                

 Desde Montejo vieron el resplandor del fuego de Santander 

“Pues mira: se quemó Santander. Verás: yo era muy niña, yo tenía doce o trece años, y me acuerdo. Yo estaba en Montejo, porque yo soy de Montejo. Verás, [fue] el 23 de febrero. Y vinieron unas coplas [que decían]: 

El mar se pone furioso,

el viento azota con fuerza,

como cáscaras de nuez,

bailan las mares del puerto,

y corre la misma suerte,

general en la atalaya... [no recuerda más]

 

Aquello fue... Se veía la claridad, por encima del [puerto del] Escudo [se veía] la claridad del fuego de Santander. Lo veíamos desde Montejo, porque vivíamos un poco arriba y... “¡que se quema Santander, se quema Santander!”. Y ya a otro día, pues que se quemó todo, que se habían quemao veintidós calles, veintidós calles se quemaron en Santander, ¿qué te parece? Aquello fue horroroso. Fíjate, pa verse la claridad por encima del Escudo del fuego de Santander...

Fue por la noche, fue el viento sur, porque andaba el viento sur. En Montejo se cayeron muchos árboles; en [el monte] Laesa se cayeron bastantes robles”. 

Informante: E.H.L.

AEL 

          “Arrancó los tejaos y los árboles, hace muchos años ya”.

 

 HOZALLLA

 “Nos arrancó todos los tejados” 

“Nos arrancó todos los tejados, y eso que este pueblo está protegido. Donde más daños hizo fue en el monte. Contaron que había tirado lo menos 13.000 pinos, y [que] los pinos grandes que caían estropeaban los pequeños. Después los vendieron por poco dinero”.

 

QUINCOCES DE SUSO 

Desarbolados los tejados, fueron a por las tejas de la iglesia 

“Por efecto de aquel ciclón que hubo cuando la quema de Santander, pues se desarbolaron todos los tejados. Y entonces, aquellos vecinos que quedaron fueron a por tejas al tejao de la iglesia… el vecino a por las tejas. Era un matrimonio viejo, y con los hijos ya se habían marchao”. 

QUINTANAJUAR 

          “Hubo una especie de huracán en 1940. Tiró muchos árboles”.

 

REMOLINO

 

Arrasó la arboleda del valle de Manzanedo 

          “Según el secretario, fue en 1942. Fue cuando el incendio de Santander. Se declaró un viento sur, hubo un deshielo y no estaba todavía el pantano [de Arija].  

          A continuación de la riada vino un huracán que destrozó toda la arboleda del valle de Manzanedo”.

 

VALDELACUESTA 

“Vamos a las cuadras que nos levanta las casas". "Tuvieron que apuntalar las ventanas con trancas" 

          “Un huracán que vino un año, el 12 de febrero. En el portal de la iglesia estuvo el año que fue. Yo tendría diez o doce años cuando aquello.

          Nos levantó los tejaos, destrozó mucho. Decía mi padre: 

-¡Vamos abajo, a las cuadras, que nos levanta las casas! 

¡Un viento…!, tuvieron que apuntalar las ventanas con trancas, y un griterío…”.