FOTOGRAFÍAS: La Portilla. Calzada y empedrado de La Magdalena. Túmulo con los restos de la ermita de La Magdalena, todavía en pie en 1791. Trinchera del ferrocarril a su paso por Cadagua. Valle de Mena. Trinchera de la guerra en La Magdalena. (Tomadas el 14 de septiembre de 2010).
De Lincoln (Argentina) a Castrobarto
Adela Ortega, 99 años hoy y en diciembre 100, nació en Lincoln, Argentina. Siendo muy niña, allá por el año 15, cruzó el Atlántico con sus padres, que regresaban a España después de probar fortuna en el país de las ilusiones. Desembarcó en Bilbao, donde tomó un tren tambaleante, de humo y chispas y de nombre El Correo, que le llevó a la estación de Cadagua, en el valle de Mena. Aquí se apeó Adela, con toda su familia, y comenzó una escalada montañera que nunca ha olvidado ni olvidará, pese a su siglo de existencia. Padres y hermanos, con sus equipajes, tomaron la que ahora conocemos como calzada romana, que entonces era simplemente un camino empedrado más entre tantos de Mena, rumbo a Castrobarto, el pueblo de sus raíces más profundas. Y escalando y escalando por el empedrado “romano”, llegaron al portillo de la Magdalena. Allí hicieron un alto, junto a las ruinas de la ermita que le da nombre, al pie de la calzada, y Adela pudo ver por primera vez el pueblo que solo conocía de oídas, Castrobarto, el de la torre despanzurrada, el del amplio valle que se asienta sobre una losa.
“La salinera de Cadagua”
Ha amanecido y “la salinera de Cadagua” asciende con sus cuatro borricos por el camino de la Magdalena. Al poco, ha parado en la providencial Fuente del Romero para dar de beber a las bestias. La Fuente del Romero es donde bebía todo bicho viviente que subía y bajaba por el camino "romano", la fuente-lavadero-abrevadero de la que se servía y surtía la familia del Jefe de Estación de Cadagua. "La salinera" lleva prisa, quiere llegar pronto a Salinas de Rosío para cargarse de la sal que luego ha de vender en los pueblos del valle de Mena, y quién sabe si más lejos; quiere volver en el día y con las alforjas llenas. Trepa que trepa que trepa, corona con sus burros La Magdalena y se encamina hacia Salinas de Rosío. Por un momento, al rebasar las ruinas de la ermita, ha creído oír una explosión. No se equivoca, ha sido una explosión, son mineros de Bilbao contratados que están excavando un túnel en El Covacho de Muga, en busca del agua que ha se surtir a Castrobarto. Un túnel de cien metros para llegar al agua que se esconde bajo La Portilla, en las entrañas de la gran peña que protege a los vecinos de Muga de los vientos del norte.
Frente de guerra en La Magdalena
De Lincoln (Argentina) a Castrobarto
Adela Ortega, 99 años hoy y en diciembre 100, nació en Lincoln, Argentina. Siendo muy niña, allá por el año 15, cruzó el Atlántico con sus padres, que regresaban a España después de probar fortuna en el país de las ilusiones. Desembarcó en Bilbao, donde tomó un tren tambaleante, de humo y chispas y de nombre El Correo, que le llevó a la estación de Cadagua, en el valle de Mena. Aquí se apeó Adela, con toda su familia, y comenzó una escalada montañera que nunca ha olvidado ni olvidará, pese a su siglo de existencia. Padres y hermanos, con sus equipajes, tomaron la que ahora conocemos como calzada romana, que entonces era simplemente un camino empedrado más entre tantos de Mena, rumbo a Castrobarto, el pueblo de sus raíces más profundas. Y escalando y escalando por el empedrado “romano”, llegaron al portillo de la Magdalena. Allí hicieron un alto, junto a las ruinas de la ermita que le da nombre, al pie de la calzada, y Adela pudo ver por primera vez el pueblo que solo conocía de oídas, Castrobarto, el de la torre despanzurrada, el del amplio valle que se asienta sobre una losa.
“La salinera de Cadagua”
Ha amanecido y “la salinera de Cadagua” asciende con sus cuatro borricos por el camino de la Magdalena. Al poco, ha parado en la providencial Fuente del Romero para dar de beber a las bestias. La Fuente del Romero es donde bebía todo bicho viviente que subía y bajaba por el camino "romano", la fuente-lavadero-abrevadero de la que se servía y surtía la familia del Jefe de Estación de Cadagua. "La salinera" lleva prisa, quiere llegar pronto a Salinas de Rosío para cargarse de la sal que luego ha de vender en los pueblos del valle de Mena, y quién sabe si más lejos; quiere volver en el día y con las alforjas llenas. Trepa que trepa que trepa, corona con sus burros La Magdalena y se encamina hacia Salinas de Rosío. Por un momento, al rebasar las ruinas de la ermita, ha creído oír una explosión. No se equivoca, ha sido una explosión, son mineros de Bilbao contratados que están excavando un túnel en El Covacho de Muga, en busca del agua que ha se surtir a Castrobarto. Un túnel de cien metros para llegar al agua que se esconde bajo La Portilla, en las entrañas de la gran peña que protege a los vecinos de Muga de los vientos del norte.
Frente de guerra en La Magdalena
1937, el frente de guerra, de nuestra Guerra Incivil, queda establecido en los altos del norte de Burgos, al borde de las depresiones. Los Montes de la Peña son por esta parte bastión insalvable para unos y otros. En el valle de Mena quedan los republicanos o "rojos", en los bordes de la peña, los sublevados o "nacionales". Estos fortifican sus puestos, formando barreras de piedras y construyendo trincheras y casetas para refugio nocturno. De todo ello queda constancia edificada en el Portillo de La Magdalena: hoy, todavía puede verse restos de la batalla, y se adivinan retumbando en el viento los disparos y cañonazos de unos y otros, incluso el estruendo que produjo una bomba debajo de la torre de Castro. Un día, los “rojos” lograron pasar a Castrobarto, se dirigieron a la iglesia y pusieron manos arriba a todos los que salían de misa mientras prendían al cura párroco, al que se llevaron camino de La Magdalena abajo. Afortunadamente, alguien influyente en el valle evitó el fusilamiento.
Ya digo: el Portillo de la Magdalena sirvió para comunicar y hermanar dos valles burgaleses, el de Mena y el de Losa. El tráfico por él fue siempre notable, hoy solo lo usan senderistas montañeros.
Mi profundo agradecimiento a Adela Ortega Leciñana, entrañable y lúcida anciana de Castrobarto, con la que tuve el enorme privilegio de conversar ayer, día 14 de septiembre de 2010.
Ya digo: el Portillo de la Magdalena sirvió para comunicar y hermanar dos valles burgaleses, el de Mena y el de Losa. El tráfico por él fue siempre notable, hoy solo lo usan senderistas montañeros.
Mi profundo agradecimiento a Adela Ortega Leciñana, entrañable y lúcida anciana de Castrobarto, con la que tuve el enorme privilegio de conversar ayer, día 14 de septiembre de 2010.
....y en éste trajinar de gentes de Castrobarto
ResponderEliminarhacia y desde América, quiero recordar a los nietos de Dionisio Rasines,(unos de los últimos habitantes de Muga), Jose Luis y Maria Teresa Guinea, actualmente viviendo en el territorio de Chaco en Argentina.
Y tambien a los hermanos Manolo y José Garcia, nacidos hace mas de 80 años en Castrobarto, y ahora radicados en Moldes (Pcia de Córdoba de Argentina)
Un cordial saludo desde Ultramar- Juan Carlos
Millón de gracias, Juan Carlos, por los datos que nos aportas allende los mares. Qué extraño se me hace que me hables de gente de Muga, un pueblo que fue y del que quedan solo la fuente, un par de paredes en ruina y vagos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosa historia. Muchas gracias por descubrirla y compartirla.
ResponderEliminarSaludos desde Argentina, de un hijo y nieto de nativos de Castrobarto, mi madre de el pueblo vecino, Lastras de las Heras, conmovedora historia que emociona al leer. Imágenes de lugares por donde has estado nuestros padres en su juventud, un hermoso testimonio.
ResponderEliminarUn cordial saludo!!!
Miguel Angel García
Me alegra saber que al evocar los lugares, haya alguien de ultramar que se emocione por los pasos de sus padres en su juventud, tan lejanos en el tiempo y en el espacio. De eso se trata aquí, Miguel ángel, de acercar para no olvidar. Un saludo muy cordial.
ResponderEliminarElías
Hola me produce gran emocion lo que he leido..ya que mi tatarabuela era natural del pueblo de muga..se llamaba margarita ortega..por si alguien tuviese informacion..no sabia de la ermita ni habia oido hablar de la calzada romana.ahora que vivo cerca de la zona ire a visitar..me produce ilusion tambien ver que conversaste con adela ortega..que curioso..el mismo apellido que mi familiar..que pena no haber intentado buscar antes..ahora temo que será tarde para poder hablar ella..aun asi muchas gracias por la informacion..con lo oscuro que está todo,pequeños relatos ilusionan..pues mi abuelo natural de villalacre.pueblo de las cercanias.que era nieto de margarita ortega .desaparecio supuestamente en el frente y no hay noticias ni restos.subiré el portillo de la magdalena. .quien sabe..igual los aromas del entorno y la intuición me concedan algun dato para seguir investigando..gracias de nuevo
ResponderEliminarGracias por el comentario. Seguro que en el Portillo de la Magdalena volverás a asentir emoción. Todo lo que se ve desde allí ha de recordarte a tus antepasados.
ResponderEliminarSaludos
Senderista de Bilbao viviendo en Miami desde tanto tiempo volvere este octubre 2022 para hacer el portillo y evocar los viejos recuerdos .
ResponderEliminarEmocionante como la vida misma estas historias .Gracias mil
Que vaya muy bien tu excursión por el portillo.
EliminarGracias por el comentario
Un ciclista que ayer estuvo allí. Me preguntaba que era el túmulo y me extrañaba que pudiera ser un dolmen en esa localización. Ya veo que fué una ermita. Y también los restos que en los mapas figuran como Casilla de los Meneses que en realidad son las trincheras de la guerra. Precioso paraje de bosques y paisaje. Gracias por las explicaciones y la historia del lugar.
ResponderEliminarNo, hay de qué.
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