FOTOGRAFÍAS: Palacio de Villaverde Mogina antes de las obras y ahora. La cigüeña del palacio en mayo de 2011.
Siguiendo a los vendedores ambulantes por la vega del Arlanzón (¿qué tendrá la vega del Arlanzón, que tanto me atrae?), el pasado martes entré una vez más en Villaverde Mogina, el pueblo de los lagares vaciados. Y como sé que a algunos seguidores de este Cajón de Sastre, que han venido dejando sus comentarios en entradas anteriores, les puede interesar especialmente, les ofrezco una imagen nueva del palacio de los Barahona, la que pude obtener dicho día y después de que hayan sido retirados los andamios que le ocultaban y haberse limpiado o tratado la piedra del edificio. Ahora, aunque la restauración continúa, el monumento luce blanco, blanquísimo, como probablemente nunca lució. Tiene una guinda el pastel, la que seguramente todos vosotros, leales amigos del patrimonio, descubriréis al contemplar fotos de antes y después. Además, para mi amigo César, que se interesó en una ocasión por la cigüeña que anidaba en uno de los pináculos, le traigo la imagen de la zancuda palaciega justo en el momento del despegue, en el ocaso de la tarde. Tranquilo, amigo mío, la cigüeña ha vuelto, a pesar de las obras.
Siguiendo a los vendedores ambulantes por la vega del Arlanzón (¿qué tendrá la vega del Arlanzón, que tanto me atrae?), el pasado martes entré una vez más en Villaverde Mogina, el pueblo de los lagares vaciados. Y como sé que a algunos seguidores de este Cajón de Sastre, que han venido dejando sus comentarios en entradas anteriores, les puede interesar especialmente, les ofrezco una imagen nueva del palacio de los Barahona, la que pude obtener dicho día y después de que hayan sido retirados los andamios que le ocultaban y haberse limpiado o tratado la piedra del edificio. Ahora, aunque la restauración continúa, el monumento luce blanco, blanquísimo, como probablemente nunca lució. Tiene una guinda el pastel, la que seguramente todos vosotros, leales amigos del patrimonio, descubriréis al contemplar fotos de antes y después. Además, para mi amigo César, que se interesó en una ocasión por la cigüeña que anidaba en uno de los pináculos, le traigo la imagen de la zancuda palaciega justo en el momento del despegue, en el ocaso de la tarde. Tranquilo, amigo mío, la cigüeña ha vuelto, a pesar de las obras.
De vez en cuando ver que alguna parte de nuestro patrimonio si que se recupera anima un poco el animo.
ResponderEliminarSaludos
Pues, a mi me gustaba mas el Palacio con la cara sin lavar....
ResponderEliminarElías, no tengo ni idea de donde está este pueblo, ¿y por qué le llamas el pueblo de los lagares vaciados?....
Enternecedora la foto de la cigüeña.
Un abrazo.
Es lo que tiene las restauraciones, que la piedra se aclara y nos llama la atención por haberla visto siempre oscura. Pero no preocupar, en pocos años se pone de nuevo gris.
ResponderEliminarVillaverde Mogina está a unos 30 kilómetros de Burgos, arrimado a la autovía Burgos-Valladolid. Tuvo muchos lagares, con sus enormes vigas y sinfines, pero ya no hay ninguno en activo pues en la comarca no se cultiva la vid desde hace décadas, creo que desde finales de los sesenta del siglo XX. Bueno, esta sería otra historia para contar.
Saludos
Gracias Elías.
ResponderEliminarHe pasado muchas veces relativamente cerca de allí. Procuraré visitarlo la próxima vez que ande por esos lares.
En casa de mis padres había un lagar. Yo recuerdo haber visto pisar la uva que traían desde Cebreros (Avila), pero lo de los sinfines no me suena. (Me encanta la palabra, ¡que curiosa!).
Un abrazo.
Muy blanco me parece, pero ya se encargará el aparato digestivo de la querida cigüeña de que recupere parte del perdido color de los siglos.
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