Cuando la hidalga ventana todavía se encontraba libre |
La yedra es bella, pero más lo es la ventana |
FOTOGRAFÍAS: Ventana y yedra en Cortiguera (Tomadas en 2012 y 2019)
La yedra crece y crece
sin parar hasta engullir todo lo que encuentra a su paso, lo mismo si es el
simple tapial de un huerto que si es un torreón o un palacio, todo lo fagocita,
no distingue ni respeta si se la deja obrar libremente, siempre tiene insaciable
hambre de piedra. Come despacito, pero firme
en su intención y a la chita callando. El abrazo de la yedra parece sustentar
los muros, pero si miramos debajo de ella descubrimos que las piedras
históricas han perdido masa muscular y en cualquier momento puede llegar el
desastre. La hiedra embellece, es combustible para recalcitrantes románticos,
pero muchas veces oculta otras bellezas mayores que se encuentran encarceladas
en su maraña.
Hace siete años
glosábamos en esta misma bitácora una maravillosa ventana perteneciente a una
casa hidalga de Cortiguera. Entonces vimos
que una amenazadora yedra trepaba por el muro donde esta se encontraba, con lo
que parecía aviesas intenciones, y supusimos que no tardaría mucho en
devorarla, como acabamos de constatar. No han sido tantos los años pasados y la
ventana ya no está, ha desaparecido, o eso creímos en nuestra muy reciente visita.
La buscamos calle arriba calleja abajo, por todas las ruinas que nos salieron
al paso, infructuosamente. “La casona que la contenía ha desaparecido, ya no
está”, llegamos a concluir. Y ahí quedó la cosa. De vuelta a Burgos, al cotejar
las fotografías de entonces con las de hoy tuvimos que admitir, ya sin ningún
género de dudas, que debajo de aquella yedra creciente estaba la ventana,
aunque ya nada de ella era visible.
Quizas eso consiga que no se la lleven, he recorrido en distintas ocasiones este bonito pueblo y redescubrir rincones se ha vuelto una de mis pasiones y enhorabuena por este blog tan completo.
ResponderEliminarGracias por el comentario.
ResponderEliminarSaludos