FOTOGRAFÍAS: Tramo de camino empedrado en El Colladío. Cabaña semirupestre. Fecha grabada en la cabaña. Roca con incisiones. Posible capilla junto al camino. (Tomadas el 1 de octubre de 2010).
El Colladío es lugar de paso para comunicar los cabañales pasiegos del río Engaña con los pastos de altura y con el valle de Sotoscueva; posiblemente también para enlazar con el Portillo de los Carros, el que saliendo de Quisicedo, del citado valle, llega por las alturas del Somo a Cuatro Ríos Pasiegos, concretamente a Rioseco (Otro día hablaremos del Portillo de los Carros).
A principios del siglo XX se empedró una senda que ascendía del las cabañas de San Román, situadas junto al Engaña, hacia los montes de Sotoscueva. Y se empedró firmemente, con losas de gran calibre, lo que llevó a muchos y durante mucho tiempo a pensar que se trataba de una calzada romana. Y es que ya se sabe, de siempre los caminos empedrados han sido tomados como romanos, lo que no deja de ser un craso error. Hace poco que estas creencias han sido desechadas gracias a sesudos estudios históricos y arqueológicos que han demostrado que calzadas romanas hay muy poquitas, y esta no lo es.
Pero El Colladío no es un portillo normal, de echo ni siquiera recibe el nombre de portillo. Tiene varias particularidades que le hacen interesante, la primera de ellas, una gran roca con un sorprendente cinturón de huellas incisas cuya autoría, origen y utilidad son un misterio por descifrar. ¿Pudo tener una finalidad de orientación?, tal vez. Aunque, por no ir muy lejos en la especulación, quizá tengan más que ver con el momento del empedrado del camino, que debió coincidir también con la construcción del refugio semirupestre que se halla al coronar El Colladío, datado en 1918, como reza una inscripción de su interior. De igual época deben ser las cruces cercanas e incisas en una roca donde se ha colocado un pequeño hito y el cartel de M. P. (monte público); quizá se trate de un viejo mojón.
Al poco de comenzar a descender de El Colladío, en dirección a Sotoscueva (La Parte) puede verse también, al lado del camino, lo que parece una humilde capilla, de buena piedra y mejor tejado, que tiene también una fecha grabada: 1950. En el momento de la visita pudimos ver, apoyados en su interior, dos crucifijos que nos parecieron sacados de algún cementerio.
Un buen montañero o senderista no debe perderse las vistas desde Cantos Blancos, más arriba de El Colladío. ¡Se ve e mundo, os lo aseguro!
Un breve comentario, desligado del tema de la entrada:
ResponderEliminarEl contador marca 32.000 visitas, ya.
Es un gran número. Enhorabuena.
Millón de gracias, amigo Pere. Hasta que el cuerpo aguante y haya algo que decir.
ResponderEliminarHola Elías : un simple comentario corroborando lo que dices que en cuanto vemos 4 losas o empedrado en un camino , enseguida decimos que es romano y es de pura lógica lo que dice Isaac Moreno , que si un caballo en una vía romana avanzaba hasta 200 Km. diarios , no lo iba a hacer en caminos empedrados ya que ahí resbala, sino que había que facilitarle al máximo su trabajo o sea que el piso era de Zahorra que es donde el caballo agarra bien las patas y es cómoda para él, eso sí las bases de la calzada estaban formadas por tres camadas de piedras superpuestas en peralte para desalojar el agua. Eso se ve bien en los cortes en sección que se la han hecho a la " Vía de Italia" en La Brújula y en el término de Carraquinea en Briviesca. Un saludo
ResponderEliminarEs tan maravilloso que yo estoy orgulloso de haber nacido alli
ResponderEliminarEn los montes