Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

martes, 25 de junio de 2013

LA SECTA DE LOS CORTADORES DE CABEZAS...


Portada románica en la iglesia parroquial de Al mendres.

Descabezamientos en la iglesia de Al mendres. 

Cabezas cortadas en la iglesia de Almendres. 

Cabezas cortadas en la iglesia de San Esteban,
en la ciudad de Burgos. 

Los descabezados de San Esteban.


Caras borradas en una iglesia rupestre de Capadocia.

Otra iglesia rupestre en Capadocia.
Cuando no hay escultura que cercenar,
se les borra la cara. 

Mural maya en las ruinas de Bonampak (Chiapas, México). 


FOTOGRAFÍAS: Iglesia parroquial de Almendres (Burgos). Iglesia de San Esteban (Burgos). Iglesia rupestre de Capadocia. Pintura mural en Bonampak (Chiapas, México). 

... o podríamos llamarlo también el arte de las cabezas cortadas, o los descabezados del arte. Y es que todas las imágenes que hoy traigo aquí, las que justifican este escrito, tienen el nexo común de ser expresiones de arte con decapitación o anulación facial. Los primeros decapitados me salieron al paso en Burgos, en muchos lugares de la provincia, generalmente en iglesias románicas. Un acto de barbarie producto de la incultura, pensaba yo en cada una de las cabezas cortadas que se me iban presentando a lo largo y ancho de la provincia de Burgos, más que en un fenómeno de nueva iconoclasia. Sin embargo, tras haber visto en culturas bien alejadas de nuestra mesetaria parecidas decapitaciones, estoy tentado de cambiar de opinión. ¿Y si tras aquel gran movimiento iconosclasta bizantino del siglo VIII, perseguidor y destructor de imágenes,  hubiera quedado algún reducto de seguidores indestructibles que pervivieron en sus particulares catacumbas en forma de secta secreta y convertida  en mundial? Es una idea descabellada, quizá apta para guión de templarios, cátaros, códigos secretos y otras oscuridades para la ficción, ya lo sé, por eso os ruego que no lo tengáis en cuenta, queridos amigos. Pero a la vista de los ejemplos que aquí traigo puede verse que lo de mutilar imágenes, afortunadamente (digo afortunadamente porque lo contrario sería muy degradante para nosotros), no es una fea costumbre privativa de nuestra tierra, sino algo muy generalizado, incluso allende los mares, como vais a poder ver. Inserto en primer lugar el ejemplo burgalés, por lo que nos toca. Se trata de la iglesia de Almendres, cuya magnífica portada presenta un grado de decapitación tal que es imposible no indignarse hasta el sofoco; es una labor de borrado y destrucción concienzuda en una de las portadas románicas más bellas de Burgos. Y le sigue otro ejemplo burgalés, la iglesia gótica de San Esteban, en la capital, cuyas decapitaciones en su portada tienen la originalidad de haber sido hechas recientemente, lo que parece indicarnos que, sorprendentemente, los iconoclastas medievales están vivos todavía. Y volamos y cruzamos mares, y nos presentamos en Capadocia, centro mundial del arte bizantino, en algunas de cuyas maravillosas pinturas puede verse la obra decapitadora de los iconoclastas auténticos; ¡una tragedia para el arte! Y esto no es todo, todavía nos queda la guinda: el rompimiento de cara que acabo de ver, en mi reciente viaje a México, en las pinturas mayas de Bonampak, sensacionales, únicas prehispánicas en América.  Ved los descarnados, las heridas que alguien ha inflingido a uno de los murales. Sus heridas, y las anteriores mencionadas, son ahora nuestras heridas.     

martes, 18 de junio de 2013

RUINAS EN LOS ALTOS DE CHIAPAS, LA IGLESIA COLONIAL DE CANCUC


Interior de la iglesia de Cancuc. 

Triángulo-frontón sobre lo que pudo ser
un acceso a la iglesia. 

Se puede ver el otro lado de la nave.  

Una hornacina dentro del triángulo. 

Arcos de ventanas. 

Ventana y estucados que desaparecen.  

Sorprende la longitud de la nave. 

¿Una iglesia colonial sin documentar?

Pared revocada con estucos.

FOTOGRAFÍAS: Ruinas de iglesia colonial en Cancuc (Chiapas). Tomadas en mayo de 2013.

Creo que lo he confesado alguna vez, las aventuras y desventuras de los conquistadores españoles en América, en el llamado “Descubrimiento”, glosadas en plan gesta, fueron, siendo un tierno infante, algunas de mis lecturas favoritas en la Biblioteca Pública de Burgos, cuando esta se encontraba en el Paseo del Espolón, de eso hace ya un periodo glaciar. Todavía hoy, cuando vienen a mi memoria escenas que yo imaginaba sobre la Noche Triste o el Salto de Alvarado, por mencionar sólo alguna de las que más me emocionaron, me produce cierto escalofrío. Por eso comprenderéis, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que en mi reciente viaje a México, tras haber hollado los Altos de Chiapas y ver su grado de desarrollo, haya tenido sentimientos especiales, de reencuentro por un lado y   contradictorios por otro. Pero no temáis, no voy a introducirme aquí en berenjenales críticos con la Conquista ni cosa parecida, algo para lo que no estoy preparado. Vengo aquí a mostraros una ruina histórica, los muros ancianos de una iglesia o convento de época colonial, probablemente dominica (digo probablemente porque nada he encontrado sobre sus constructores), que salió a mi paso en Cancuc, en un espectacular mirador de los altos chiapanecos. Y es que parecería que las ruinas me persiguen, pues bien sabéis que aquí, en nuestro Burgos, las tenemos en abundancia, y algunas muy gloriosas, y que yo mismo he colaborado en divulgar. A la vista de la enorme y sorprendente iglesia arruinada de Cancuc, vinieron a mí escenas que de niño imaginé, las que protagonizaron miles de frailes convertidos en navegantes, muchos de ellos burgaleses, que cruzaron el Gran Océano acompañando a los conquistadores con el fin de  adoctrinar en su propia religión a las gentes de las tierras conquistadas. Estos frailes, pertenecientes a distintas órdenes, una vez que se repusieron del mareo del viaje, se pusieron manos a la obra y construyeron aquí y allá infinidad de conventos e iglesias, algunas con los modos que traían de España y con la ayuda de aquellos que iban a evangelizar. Durante los siglos XVI y XVII las tierras mexicanas se llenaron de estas construcciones, es lo que se ha dado en llamar “arquitectura colonial religiosa”. Pero ya digo, por más que lo he intentado, ni una sola noticia documentada he podido recoger sobre la iglesia chiapaneca en cuestión, sólo que es conocida como la “iglesia vieja de Cancuc”, poquita cosa, la verdad. Bien es cierto que a la vista de los abundantes restos de muros que se aprecian, a ras del suelo y fuera de la iglesia, formando lo que podrán ser dependencias o habitáculos, sugiere también que aquello fue algo más que una simple iglesia, y que bien podría tratarse de un conjunto conventual. Doctores habrá en Chiapas que sabrán dilucidar esta cuestión y otras. Por lo demás, puede decirse que la obra es de grandes proporciones, quizá algo desproporcionada, robusta y con algunos adornos que rompen la monotonía en los alargados muros de su única nave, como por ejemplo los estucados que aún pueden verse, aunque muy difuminados, en el exterior e interior del templo. Llama la atención también un triángulo o frontón, decorado con rosetas y en cuyo interior puede verse una hornacina que debió alojar la imagen de un santo, todo ello sobre un vano arruinado que pudo ser entrada principal. Igualmente son de destacar los restos de arcos peraltados que se supone fueron parte de un ventanal de la iglesia.

A muy pocos metros de este convento, sobre atalaya encarada a una gran depresión  de los Altos de Chiapas, una placa de instalación reciente (agosto de 2012), en lengua nativa y en castellano, recuerda que en este montañoso lugar comenzó una de las sublevaciones más sonadas contra la colonia, la tzeltal de 1712. Pero esa es otra historia.


Mirador desde la iglesia de Cancuc.

Desde Burgos, con respeto y cariño al pueblo chiapaneco.



lunes, 17 de junio de 2013

EL MAPA DE LAS TIERRAS DE BURGOS YA ESTÁ EN JARAMILLO, JUNTO AL ÁRBOL DE LA PROVINCIA


Un emplazamiento digno para el
Mapa de las Tierras de Burgos.

Biblioteca y sala de lectura,
más el Mapa de las Tierras de Burgos.  

Árbol de la Provincia.
Crece desde hace cuatro años
con tierra de todos los pueblos de Burgos (1.233).

FOTOGRAFÍAS: Centro de Usos Múltiples de Jaramillo de la Fuente. Árbol de la Provincia. (Tomadas el 15 de junio de 2013). 

El pasado día 15, sábado, fue inaugurado el Centro de Usos Múltiples de Jaramillo de la Fuente, donde ya se aloja de manera definitiva el Mapa de las Tierras de Burgos. Ha pasado mucho tiempo desde que este gran mapa fue finalizado (2009), y desde entonces había permanecido en el Espacio Tangente, de Burgos, donde se elaboró. Ahora, en dicho Centro de Usos Múltiples, ha encontrado el acomodo digno que se merece y donde podrá ser admirado por cualquier persona interesada que lo desee. El Ayuntamiento de este localidad se comprometió en su día a que el Mapa llegara a estar junto al Árbol de la Provincia, que desde hace cuatro años crece junto a la porticada iglesia románica, y hoy, por fin, ha llegado la hora del encuentro entre los dos hitos provinciales. El que os escribe, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, especialmente los que colaborasteis en la aventura del Mapa y el Árbol, está feliz por dicho encuentro y os invita a visitar las dos obras.


El alcalde lee su discurso de inauguración
desde el balcón del Centros de Usos Múltiples.

El vecindario de Jaramillo se congrega
  junto a su flamante centro,
resultado de la remodelación de las viejas escuelas.


 

lunes, 10 de junio de 2013

CARTAS DE RELACIÓN, DE UN BURGALÉS EN MÉXICO 2013 ( I )


México desde el aire, inmensa.

Cerrada de la Amargura, México DF.
Obsérvense los cantos rojos en el mortero. 

Restauradores en Teotihuacan.
Cantos en el mortero para evitar el deslave.

FOTOGRAFÍAS: México DF.  Cerrada de la Amargura en DF.  Pirámide en Teotihuacan. (Tomadas en mayo de 2013).



 Holaaaaaaaaa.  ¿Hay alguien ahí?.... Silencio contenido. Ah, ya, me marché a la francesa, sin ni siquiera despedirme, y hoy, vuelto de la Nueva España, que ahora dicen México, debo pedir humildemente perdón por el abandono del barco a sus señorías, pacientes amigos y navegantes en este carcomido arcón de sastre.

Sabida es la ambición de este cronista por contar eventos e historias que acontecieron a burgaleses más allá del Gran Mar, cosas de las que aquí dejamos constancia, en el camarote Burgaleses de Ultramar. Durante el tiempo que ha permanecido este  bergantín al pairo, dímonos prisa en visitar regiones y en aprender de la vida de los nativos del Nuevo Mundo, que ya no es tan nuevo, cosas que intentaré, dios mediante, trasladar para su conocimiento a sus señorías. Digo ahora, que la llegada a la capital de los mexicas nos maravilló grandemente desde la carabela voladora en la que navegamos, pues fue tal la impresión que recibimos en el aire que su recuerdo  permanecerá imborrable y para siempre entre nosotros. En las maniobras de arribo, la quilla apenas si podía esquivar los tejados de la infinita ciudad, que se extiende más allá de donde alcanza la vista, en un vallellano rodeado de montañas lejanas tan grande como nunca antes habíamos visto. Tomamos tierra el 17 de  mayo de 2013, recibiéndonos en puerto familiares y amigos que antes que nosotros habían llegado a México, ahora llamada con abrevio DF. 
Vano sería describir lo que navegantes más avezados que nosotros, reconocidos conquistadores, así como cartógrafos, frailes y escribanos, reflejaron tan profusamente en sus cartas de relación sobre este vasto territorio. Aun y todo, digo a sus señorías que algún cabo suelto puede interesar a nuestra tierra de Burgos.  De las anotaciones que hicimos, a medida de lo que nuestros ojos encontraban en nuestra larga estancia, entresaco para la guarda en este Cajón de Sastre un hecho que llamó poderosamente nuestra atención, el cual tuvo su  controversia, no ha mucho y en este mismo lugar, cuando de escorias en paramentos de  iglesias y castillos burgaleses nos pronunciábamos. Ya en la gran urbe mexicana tuvimos ocasión de ver en algunos muros y paramentos de casas de la colonia cierta profusión de cantos rojos, del tiempo en que vomitaron los volcanes, embutidos en el mortero utilizado para la unión de las hiladas de  piedra y ladrillos. Pero fue en la visita que realizamos a la ciudad de Teotihuacan, a doce leguas de la capital mexicana y abandonada de sus moradores indios, donde todavía nos sorprendimos más al ver que también en los paramentos de sus pirámides se podía ver, aún con mayor extensión, este modo de adherir piedras en el mortero de las uniones. Y tanto llamó nuestra atención, que preguntamos a versados que trabajaban en restauraciones de algunas ruinas. A tal efecto, nos dijeron que los susodichos cantos reciben allí el nombre de rejones, y que se ponían para evitar el deslave del mortero, el desprendimiento que podían causar las fuertes lluvias, y que en paramentos que habían permanecido ocultos durante siglos también se habían encontrado cantos embutidos de la misma forma. Y dejamos constancia aquí para quien interese esta cuestión.