San Pedro de la Hoz. A la izquierda de la imagen puede verse el llamado Camino de Santa Casilda. |
Cerro Blanco y Camino de Santa Casilda. |
FOTOGRAFÍAS:San Pedro de la Hoz y Cerro Blanco (Tomadas en septiembre de 2012).
Exvotos: Fotografías de Pedro Plana (tomadas en 2008).
Caminos de Santiago, de El Cid, y otros famosos, son
itinerarios para viajar en busca de algo o para recordar algo. Y digo yo que,
puestos a utilizar o explotar viejos caminos con historia, también los que
llevaban al Santuario de Santa Casilda, allá en los peñascos de Buezo, podrían
ser igualmente resucitados y marcados en las guías como un valor turístico, hoy
que tantas esperanzas depositamos en el turismo cultural. Desde todos los
puntos cardinales de la geografía burgalesa se acudía en otro tiempo al lugar
de la santa y princesa mora para
implorar su intercesión en la cura de enfermedades, fundamentalmente para el
mal del flujo de sangre. También peregrinaban a su santuario mujeres con la
ilusión de alcanzar una fertilidad que su naturaleza les negaba, depositando su
confianza en la santa y en los lagos de San Vicente, situados bajo el gran
risco y supuestamente con capacidades fecundadoras. Desde lo más alto, las
mujeres arrojaban (¿arrojan?) piedras al Pozo Blanco pidiendo el favor,
guijarros para pedir niño y tejas para pedir niña, prodigio a la carta. Eran
tiempos en los que a falta de medicina, o cuando fallaba la medicina, nuestras
madres y abuelas depositaban sus anhelos en el santoral. Tiempos mágicos en
los que los caminos, hacia uno u otro santuario de toda la geografía patria, se
poblaban (se pueblan) de esperanzados peregrinos.
En reciente entrada, al hablar de las campanas de San
Pedro de la Hoz, mencionábamos a una rica mujer que se perdió en el monte
cuando se dirigía a Santa Casilda, y de cómo llegó a salvarse al escuchar el tañido lejano de la iglesia
de este pueblo. Ella pudo ser una de las muchas personas que desde Burgos
caminaban con fe al eremitorio de la santa, en un primer viaje para implorar
una curación milagrosa, y en un segundo viaje, para depositar su exvoto
agradecido por el favor recibido. Hoy todavía, los vecinos de más edad de los
pueblos de la ruta recuerdan ese trasiego de gente devota.
El itinerario desde la capital burgalesa debía pasar
rozando las poblaciones de Hurones, Las Mijaradas, Riocerezo y Temiño; a partir
de aquí, rozaría también Caborredondo, seguiría monte a través por encima de Galbarros y de San Pedro de la
Hoz; luego, por las descarnadas alturas de Cerro Blanco llegarían a encontrase
con el camino que desde Quintanavides se dirige igualmente a Santa Casilda. Los
caminos hacia este santuario parecen de historia más humilde que los citados al
principio, pero son también caminos con encanto que merecen ser recordados y recorridos
para conocer mejor cómo fuimos.
Santa Casilda en un retablo de la iglesia de Carrias. |
EXVOTOS DE
SANTA CASILDA
Las supuestas curaciones debieron ser muchas en Santa
Casilda, a juzgar por el gran número de exvotos que se ofrecieron en el
santuario. Piernas y brazos de cera, coletas y otros recuerdos de las gracias
recibidas, hace algunos años que desaparecieron de la iglesia, al igual que de
casi todas las ermitas de la provincia, pero se conservan y se exhiben algunas
muestras pictóricas de gran interés. En realidad, la colección de conmovedores exvotos
pictóricos que hoy podemos admirar en Santa Casilda, en edificio anexo, por su
cantidad y calidad constituyen una muestra de religiosidad popular única en
Burgos. Una auténtica delicia, he aquí algunos.
MILAGROS ATRIBUIDOS A LA SANTA
Como ejemplo de los muchos milagros atribuidos a Santa Casilda me ha parecido curioso, por ser quien es el curado, recoger el siguiente:
"XIII. La Emperatriz Doña Isabel, muger de Carlos V. se vio en riesgo de la vida por esceso de sangre. Dieronla noticia de Sta. Casilda, y encomendándose a ella, sanó repentinamente: por lo que la envió su trage de oro, con quinientos ducados para las hechuras de un ornamento, de que mandó cuidase el Condestable". (Enrique Flórez España Sagrada, Tomo XXVII).
t
Buenos días, Elías Rubio Marcos:
ResponderEliminarToda la familia, al menos una vez al año, nos desplazábamos a Santa Casilda. Pasábamos un día estupendo. La carretera era horrible, con curvas, sin asfaltar, y cada vez que íbamos pensaba que no volvería más. Hasta que volvía al año siguiente.
Recuerdo los exvotos colgados, que me gustaba mirar... y leer lo que decían las notas.
Y las peticiones...
Un abrazo