FOTOGRAFÍAS: Surcos y colores, de Burgos.
Caminamos por las tierras de Burgos (podría ser por las de
Soria o cualquier otro lugar del mundo) y apenas si nos fijamos. Pero si nos
ponemos el chip para detectarlos, veremos que los yacimientos de color en la tierra son infinitos. Cada unidad geográfica,
cada comarca, cada término municipal, cada división que nos empeñamos en hacer
de la tierra, estará irremisiblemente ligada a una gran variedad cromática.
Vemos gamas de color en los montes pelados, en las cunetas, en los taludes de
las carreteras, en los surcos de la arada, en los escarpes de los
desfiladeros... Arcillas, calizas, pizarras, arenas, todas en femenino y
hermanadas a minerales y procesos químicos dignos de los mejores alquimistas,
muestran sus galas allá donde quiera que vayamos fuera de las ciudades. Los
colores de la tierra están por todos los rincones y llegan a ser diferentes en
cada momento. Cambian de matiz cuando la lluvia los impregna, cuando el verano
los quema, cuando el sol y el viento invernales los adormece. Sí, el color de
la tierra es un ser viviente. Alguien puede empeñarse en hacer un mapa de
tierras, simple y complicada labor, mas si lo hace, al terminar apreciará que,
sin pretenderlo, ha conseguido una sorprendente amalgama de colores. Hoy,
queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, os traigo como aperitivo
distintas tonalidades que surgieron al arañar la tierra para formar surcos de
sembraduras. Que las disfrutéis.
Tus fotografías me hacen, inevitablemente, recordar unos versos de Antonio Machado sobre Gonzalo de Berceo que, más o menos, creo que eran así:
ResponderEliminar"Su verso es dulce y grave,
monótonas hileras de chopos invernales
en donde nada brilla,
renglones como surcos en pardas sementeras
y lejos, las montañas azules de Castilla".
Tus fotografías son también poesía.
Debe ser que la poesía está en lo ojos, amiga Esther.
EliminarUn abrazo