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Siesta con televisión en medio de la huerta |
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La programación no parece de su interés |
FOTOGRAFÍAS: Escena en Villaverde Peñahorada (Tomadas el agosto de 2016)
El espantapájaros es una figura recurrente entre los
hortelanos de cualquier parte del mundo, también de Burgos. Se usa, como bien
describe su nombre, para ahuyentar a los pájaros que tanto daño pueden hacer en
las huertas, en especial a la “torda”, que parece que en cualquier pueblo hay
una que se empeña en comerse todo lo que encuentra de su gusto (es algo parecido
al Robanabos de Medina). No es un tordo, ni varios tordos, sino una
malévola y solitaria torda, en singular y en femenino, al menos eso es lo que cree el vecindario de los pueblos.
¿Quién no ha visto alguna vez la
estrafalaria figura antropomorfa, mejor o peor disfrazada, con o sin sombrero, rellena de paja en
alguna huerta? Todos alguna vez lo hemos visto. Pero los pájaros ya se las
saben todas, y estos muñecos de trapo, desde hace ya tiempo, apenas si les infunden temor, les han perdido el
respeto y campean a sus anchas por sembrados y hortalizas, con gran disgusto de
los hortelanos. Esto lo ha visto muy
bien alguien de Villaverde Peñahorada, que harto de ver cómo sus productos
eran pasto de los pájaros, ha establecido en su huerta una escena de salón con
intención de confundir al más avispado de los visitantes alados. La composición se las
trae, es casi una performance, quizá ideada pos alguien interesado en el arte
conceptual, ¿tal vez un hortelano versado en NewArt? La escena, con dos humanoides arrellanados en sendos asientos, adormilados por el sopor de la comida y simulando ver la televisión en
medio de la huerta, es algo para espantar al más osado de los pájaros, más si
la programación de la tele es mala. Seguro que este año la cosecha se salvará.