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En el interior del moral vive un cocodrilo. |
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Un antiquísimo moral junto a la iglesia de Araúzo. |
FOTOGRAFÍAS: Moral de Araúzo de Salce (Tomadas en mayo de 2014).
Dentro del espeso follaje anida un saurio, pero en realidad es el tronco madre de un moral de incalculable edad. ¿Quinientos?, ¿mil?, ¿dos mil años? Quizá el saurio sea un dinosaurio, y entonces nos vamos al jurásico de los morales. Tiene cuerpo alargado el bicho, y ojos, y hocico pronunciado, parece un lagarto dormido. Se mueve en la sombra de su propia selva, reptilando sigilosamente al llegar la hoja, y en invierno se mantiene inmóvil, reservando fuerzas para los siglos de moras que vienen. Tiene su piel color blanco cenizal, y es por antiguos líquenes, hermanos menores acogidos, cuya edad está también por determinar. En algunas iglesias colgaron pieles de caimanes, exvotos con reminiscencias americanas, en Araúzo de Salce no hizo falta, pues cuando construyeron la suya ya vivía uno de verdad, en el viejo moral, que no es un salce ni un sauce.
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