FOTOGRAFÍA: En el mercado de Midi, en Bruselas (Tomada en octubre de 2011).
Uno recorre los mercadillos del mundo
(no sólo los monumentales mercados hechos de fábrica, que esos son patrimonio con mayúsculas) y ve arte por todos los
lados. Los productos multicolores expuestos en los mercadillos callejeros pueden
verse desde la simple óptica del consumo, pero también con la exigente mirada
de quien va a ver una exposición en alguna galería o museo de arte. Es un arte
espontáneo, despistado, conseguido al intentar reclamar la atención de los posibles compradores de “cosas”, ya sean tomates, manzanas o prendas de
vestir, por decir alguna. Y a veces, sin darse cuenta, el mercader, con sus
esmeradas colocaciones, llega a crear efectos visuales que pueden hacer las
delicias de los críticos de arte. Es una reflexión particular, desde luego,
pero ¿qué pensar de esta galería de pantalones expuesta en un mercadillo
dominguero de Bruselas? ¿No es como para detenerse y disfrutar de su
plasticidad? Ya tenemos en este Cajón de Sastre una etiqueta con el genérico
nombre de “ARTE EN LA NATURALEZA”, ¿por qué no otra con el título de “ARTE EN
LOS MERCADOS”, seguro que daría mucho juego, ¿no os parece, queridos amigos? Me
lo voy a pensar.
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