Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

domingo, 12 de octubre de 2014

LAS “DERROTAS” DE SANTA GADEA, LA BAJADA DEL GANADO


Una cerca para recibir el ganado

El ganado no entiende de carreteras y el jinete
 tiene que esforzarse

Las vacadas de Hijedo entran en Santa Gadea

De nuevo pasan por el pueblo

Al fondo puede verse Quintanilla de Santa Gadea

Salen del cercado

Un jinete va delanrte

Las yeguas corren por el pueblo...

Parece que quieren llegar cuanto antes al Monte Hijedo

Los músicos de Valdeporres animan la fiesta ganadera

Se reparte entre los asistentes carne guisada,
carne criada en Hijedo

Un caballo americano (EEUU) fuera de exposición

De vuelta a Hijedo, por Peña Castigo.

Mañana (12), por fin, pacerán la hierba retoñada
en el Serengueti burgalés


FOTOGRAFÍAS: Santa Gadea de Alfoz y Monte Hijedo (Tomadas el 11 de octubre de 2014)

  
¡No, no, no se trata de ninguna derrota en algún conflicto! Más bien es al contrario, en lo que sabemos, Santa Gadea de Alfoz, solo disfruta de triunfos. Bien cercanos están los dos primeros premios conseguido por el Ayuntamiento de este  lugar del norte de Burgos (compuesto por Quintanilla, Higón y Santa Gadea) por haber sabido conservar su patrimonio, edificado y natural. Y bien que lo ha merecido. Ayer, por segundo año, se celebró en Santa Gadea de Alfoz, como una fiesta de nueva creación, lo que desde tiempo inmemorial se ha llamado  las “derrotas”. Con este nombre se refieren a la vieja costumbre de la bajada del ganado de los montes circundantes, en especial del Monte Hijedo, a los extensos praderíos que rodean el pueblo (al Serengueti, como le gusta decir a su alcalde), para que coman los nuevos brotes de hierba, los que salen por estas fechas después de la última siega a la entrada del verano; son esos brotes que los pasiegos burgaleses de Cuatro Río llaman el “retoño de otoñada”. Las derrotas siempre se han hecho de manera natural, como una de las actividades que los ganaderos de este alfoz están obligados a hacer todos los años a la entrada del otoño para alimentar a su ganado. Ayer tuve la gran suerte de disfrutar de este evento festivo-ganadero al que auguro halagüeño porvenir como fiesta popular. La verdad que fue un espectáculo total. Ya nada más acercarnos a Santa Gadea pudimos ver en la lejanía, recortados en las primeras nieblas de la mañana, cómo unos jinetes a caballo intentaban a gritos conducir una manada de vacas coloradas hacia el pueblo, era una escena que recordaba a las que tantas veces hemos visto en las películas del oeste americano, sin John Wayne, pero con actores oriundos que harían magnífico papel en Hollywood. No sin esfuerzo por parte de los jinetes, la  manada llegó por fin a la carretera, la seguimos detrás hasta llegar al pueblo. A la entrada, los cencerros de las vacas apenas si se oían por el estridente sonido de canciones tradicionales de la montaña; los altavoces, potentísimos, parecía que encabritaban a las vacas, que pasaron como una exhalación por medio del pueblo, junto  a la iglesia, los puestos de los ambulantes y el público congregado,  hasta llegar a una campa cercada donde ya había más ganado “aparcado”. Vacas de todos los colores y de todas las razas, acompañadas de yeguas rojas, fornidas y brillantes, cada cual en su recinto. Vacas pirenaicas, pardas de la Montaña, mestizas, charolesas, tudancas, pintadas rojas, limosinas, toda una exposición ganadera, que es en lo que en realidad han de convertirse, si no lo son ya, las ancestrales “derrotas”. Y en medio de la campa, el chiringuito, donde se repartió carne guisada de vacuno alimentado en el Monte Hijedo. Y alrededor del chiringuito, ganaderos con sus típicas varas, quizá hablando del próximo San Lucas en Soncillo, más los gaiteros de Valdeporres, que a duras penas se hacían oír por los estridentes altavoces. Un bullicio que habría de durar hasta las tres de la tarde, que es cuando se dio suelta al ganado para ser conducido de nuevo al monte. Fue emocionante, y muy hermoso, ver pasar a toda velocidad vacas y yeguas por la calle mayor de Santa Gadea. Nosotros las seguimos hasta que se perdieron por los prados y caprichosos peñascales de Hijedo. Mañana (por hoy) de nuevo los jinetas de a caballo habrán de ir a buscarlas al monte para bajarlas a los prados, pero esta operación es hoy una añadido para la fiesta, porque las “derrotas” eran de un solo día. 



Más pronto que tarde, las "derrotas" serán
 fiesta de interés turístico,
que es lo que se lleva ahora.



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